Parte treinta y seis

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Escuché con atención todo lo que Harry tenía que decir, incluso le hice repetir el plan al menos unas cinco veces, a pesar de que era muy sencillo. Pero no importaba cuantas veces lo repasara, no dejaba de sentir un vacío en el estómago.

—¿Charlie estás bien?

—¿Que dijiste? — Chloe me hablaba sobre una nueva película o sobre una obra de teatro, la verdad no había puesto demasiada atención.

—Luces un poco pálida.

—Tengo que irme, dile a Evan surgió algo en el trabajo y tuve que irme , espera antes de que me vaya, ¿pudiste hablar con Elena?

Chloe ladeó su cuerpo de un lado al otro al escuchar su nombre, ella apoyó sus manos sobre el escritorio y me miró con una gran sonrisa.

—Saldremos esta mañana las seis después del trabajo, de hecho quería preguntarse acerca sobre un buen lugar, tú la conoces mejor que nadie.

—Elena es idéntica a mi, llévala a un ligar donde puedan tomar cervezas y que no tenga mucha iluminación, son sus favoritos.

—Gracias Charlie.

— Suerte.

Elena no estaría en su casa así que sería fácil entrar y tomar una prenda de su closet. Antes de que las puertas se cerraran Dylan corrió en mi dirección, di un par de pasos para detener las puertas, le cruzó justo a tiempo deteniéndose a mi lado, la verdad nunca había entendido por que el sujeto me odiaba, tampoco es que fuera de mi agrado pero yo tenía mis propias razones, más bien debería preguntárselo, no, esa es una mala idea.

—¿Puedo preguntarte algo?

—No.

Ok eso no fue como me lo imaginé, tal vez el imaginaba que era lo que quería decir y era mejor si me quedaba callada.

—¿Acaso hice algo o...?

—Olvídalo Charlie — vaya era incluso más rudo que Evan.

—¿Es por que salgo con tu jefe?

Las puertas se abrieron y el fue el primero en salir, como si estuviera quemándose conmigo ahí adentro. Al salir tome un taxi para encontrarme con Connor, aunque la reunión era dentro de una hora, necesitaba llegar a su oficina sin que él me viera y mi único problema era aquella tímida asistente, que no debía ser ningún problema. Cuando el auto se detuvo frente al edificio temblé, busque en mi bolso el auricular que Harry me había dado, podría esconderlo con mi cabello sin ningún problema, mientras él controlaba las cámaras de seguridad, tendrías ojos en todos los rincones y tuyo estaría segura, eso era lo que quería creer.

—¿Charlie me escuchas? — cada paso hacia las puertas era letal, era como caminar sobre vidrio.

—Si — susurre.

—Tranquila actúa natural y no pasará nada, ademas yo te diré que debes hacer.

Mire mi celular cuando recibí un mensaje de Elena, dijo que tendría una cita y que tomaría prestada una de mis enaguas negras, junto con unas botas altas, le escribí de vuelta que si pensaba llevar esa cita a la cama y ella respondió, con un simplemente "Eso espero", sonreí nerviosa y guarde mi celular, tal vez debía tener una cita con un chico del trabajo o uno de los tantos, que le pedían su número en la calle.

—Camina.

Incluso Harry tenía que darme instrucciones de lo más sencillo, como si uniera olvidado ser humana y es que las puertas se habían abierto, pero yo estaba completamente helada, me obligue a seguir hasta el escritorio de su secretaria, ella lucia aún más triste que la última vez.

Eres tú otra vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora