Parte cuarenta

25 4 0
                                    

Tuve que contener todas mis emociones al cruzar esa puerta, tenía que intentar ser fría como solía hacerlo, pero por alguna razón hoy me era imposible y cuando vi una gran imagen de Connor colgando detrás del panel, tuve que morderme el labio para no soltar una maldición, por suerte Sam no se había alejado ni un solo centímetro de mi lado, lo necesitaba más que nunca si quería sobrevivir a esta noche.

—Intenta no anticiparte, la idea es que no sospechen nada .

—Necesito que me distraigas haz lo que sea solo mantenme ocupada.

Sam me tomó de la mano con delicadeza, me hizo seguirlo entre la multitud para cruzar toda la gala, él volteó a mirarme con una sonrisa en el rostro, con solo esa sonrisa podía sentirme un poco aliviada, es que él siempre había estado conmigo cuando lo necesitaba, a veces pienso que jamás me quedaría tiempo para agradecerle todo. Hubo un tiempo después de que me adoptaron que creí que jamás volvería a tener amigos y aunque ahora tenía una familia me tomó tiempo sentirlos de esa forma, cada día me dolía el hecho de que no tuve la oportunidad de despedirme de Mike, estuvimos tanto tiempo juntos e hicimos miles de cosas para no sentirnos solos, en verdad creía que todo eso merecía una simple despedida. No fue hasta que conocía a Lena , luego a Chloe, y finalmente Sam.
Él se detuvo frente a una gran mesa con comida, sus ojos al igual que los míos se detuvieron en cada aroma y vapor de la comida, en cada textura imaginando cuál sería más sabrosa que la otra, Sam se acercó hasta una fresas bañadas en chocolate.

—¿Cuantas crees que pueda meter en mi boca?

—¿Hablas enserio? — por supuesto que estaba hablando enserio — cuatro y si logras meter una mas te daré cincuenta dólares.

—Prepara tu cartera .

Volteé a ver a todas direcciones en caso de que alguien , estuviera prestando especial atención a Sam que luchaba por buscar fresas pequeñas y meterlas en su boca, cuando sus mejillas estuvieron infladas me cubrí el rostro para no reír. Sam intento decir algo pero me era imposible hablar, tomó un gran respiro y una de las fresas salió disparada de su boca directo al vestido de una mujer, ambos corrimos a darnos vuelta lejos para evitar ser vistos, falle en mi intento de lucir sería y cuando Sam logró alejar las fresas de su boca se unió a mi risa.

—Fueron cinco, deberías darme mis setenta dólares.

—¡Olvídalo acordamos cincuenta!

—¿No piensas darme más, a pesar del gran final que te di? En verdad que eres tacaña.

—Y tu un estafador, esta bien los tendrás cuando volvamos a casa.

—Charlie — su voz me llamó de una forma suave, muy diferente a hace unos segundos — quiero que sepas que pase lo que pase, estaré contigo.

—Lo se, siempre lo estás.

No tenía idea del final de esta noche, aunque mis planes eran sólidos, tal vez el destino mismo tenía otro desenlace que desconocíamos, no importara cuantas veces empezara de nuevo, el resultado iba a ser él mismo y teníamos que estar listos para las consecuencias de nuestros actos.
Seguí a Sam el resto de la noche, justo antes de su gran entrada, la música celestial llamó la atención de todos, al igual que el homenajeado que recién había llegado y por ende había robado la mirada de todos, sentí un escalofrío al verlo tan cerca de mi, sentí una repulsión asquerosa que no podía contener por demasiado tiempo. Lancé mi mirada hacia otro rincón antes de que la suya se cruzara con la mía, de lejos cerca de los músicos vi a aquel hombre, con el que había hablado la noche anterior, sin verme una sola vez él me hizo una seña para que estuviera tranquila, para hacerme saber de que estaba aquí y que nada podría salir mal, estaba protegida .

Eres tú otra vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora