Parte veinte

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Cuando entramos Elena ya había escogido una mesa, ella se sentó frente a Sam, lo que me dejaba frente a Evan, la verdad es que estaba nerviosa, no tenía idea de como actuar ahora que estaba con nosotros, si actuaba de una manera profesional mi mejor amiga, sabría que algo estaba pasando y no se si ser yo misma sería lo mejor opción delante de él.
Lu se acercó para tomar nuestra orden, Evan escogió uno de los mejores platillos de este lugar, mientras Lena y yo pedimos los mismo.

—Extrañaba tanto este lugar.

—Es por que te quedas encerrada en casa — Sam no había dejado de lanzar miradas asesinas hacia Evan.

—Charlie es la que siempre se encierra en su casa, sabes — dijo dirigiéndose a Evan — ella trabaja todo el tiempo sin descanso, no tiene tiempo para nada, ni siquiera tiene novio.

Estuve apunto de escupir el agua, me lleve el cabello hacia atrás con ambas manos, tratando de llevar mi mente a un lugar feliz, donde Lena no hablaba de más sobre cosas innecesarias.

—Al igual que Charlie tampoco tengo mucho tiempo, después del trabajo me quedo en casa, tal vez leyendo o adelantando un poco de trabajo.

—Con esa casa yo tampoco saldría de allí —dije irritada.

—¿Tu estuviste en su casa? — Sam me miró con las cejas arqueadas.

Comencé a reír nerviosa mientras Evan solo bajaba la mirada para evitar reír, bajo al mesa levante mi pie y lo golpeé en la pierna, su expresión fue gloriosa, él cubrió su boca para evitar soltar el mínimo ruido.

—Bueno un día olvidamos un documento así que tuvimos que volver, pero fue solo por un momento.

—Ajá — señaló Elena con los ojos entrecerrados.

Por suerte la conversación no volvió a enfocarse en mi, mis dos mejores amigos estaban peleando sobre qué deberíamos regalarnos este año, en navidad cada uno tenía que darle un regalo al otro, lo que me recordaba que aún no había comprado ninguno de los dos regalos, pero solíamos hacer una lista de cosas que nos gustarían, la pelea se basaba en que la lista de Elena sobrepasaba el límite de precio. En años anteriores yo había pedido pequeñas cosas, como un camisetas, tal vez un libro que me llamara la atención, jamás había cruzado el límite de precio.
Cuando nuestras comidas llegaron me concentre en comer, y asentir cada vez que Elena pedía mi opinión, a pesar de no prestar demasiada atención.

—No entiendo por que no aceptas nada de mi lista.

—Sobrepasa el límite que siempre acordamos.

—¿Te duele tanto gastar en tu mejor amiga?

—¿Por que no puedes ser como Charlie? Su lista siempre es sencilla — grito Sam.

—Eso es porque nuestra amiga es una persona simple y sencilla.

—Hey — grite apuntando a Elena con el tenedor, eso era algo entre nosotros, gritar, golpear, regalar, a veces pensaba que éramos animales, aunque Evan me miraba con mucha atención — Eso es porque no me gusta que gasten demasiado dinero.

—Aish esta muchacha — ella me señaló pero en realidad no me hablaba a mi — No creas todo lo que dice, puede parecer un poco tosca a veces, pero es muy sensible, tanto que llora con comedias románticas.

—Elena — dije aparentando los dientes.

—¿Que?

—Gracias, lo tendré en mente — levante la mirada sorprendida, él me miraba con una sonrisa tierna, estaba vez fui yo quien agacho la cabeza para no sonreír.

Eres tú otra vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora