Epílogo

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Quizás a veces el tiempo nos parezcas confuso, incluso el destino puede llegar a ser un maldito cuando quiere, pero al final siempre encontramos lo que buscamos, incluso si nos toma años volver a recontar lo que nos hacía faltaba para estar completos, otra vez.

—¿Estas listo para irnos? no quiero que Elena nos decapite si llegamos tarde a su fiesta de apertura.

—Solo debo enviar este archivo y podremos irnos, yo tampoco quiero que nos vuelva a gritar como la última vez, que llegamos tarde al cumpleaños de Chloe.

—Fue tu culpa, aún no puedo creer que olvidaras el cumpleaños de tu mano derecha.

Me senté en el escritorio para llamar su atención, de inmediato él se alejó del computador para mirarme. En los últimos cuatro años no me había cansado de sus miradas, tampoco de su voz ronca por las frías mañanas o de ese cabello, que jamás parecía estar acomodado, por que todo eso parecía haber pasado en un abrir y cerrar de ojos. Aún así no había desperdiciado ni un solo segundo.

—Está bien lo que tú quieras nos vamos ya, es increíble que después de tanto tiempo aún sea incapaz de decirte que no.

—No dejó de encontrarlo divertido — jale de su corbata para besarlo en los labios, con rudeza como si me fastidiara que me hablase de esa manera.

—Bueno si quieres llegar a tiempo, no sigas provocándome o jamás llegáramos a la fiesta.

—Me encararía quedarme contigo pero como te dije, no quiero que Elena me grite, mejor vámonos ahora.

Salimos de la oficina para darnos cuenta que éramos los últimos en salir, al parecer todos se habían adelantado para la fiesta de Elena, que por fin había cumplido su sueño de tener su propia compañía de abogados, con tantos casos increíbles a travez de los años le habían conseguido grandes oportunidades, pero ella siempre había querido ser independiente sin ayuda de nadie, así que no dejó de trabajar hasta conseguirlo, y ahora su compañía poseía a los mejores abogados que la ciudad podía ofrecer con ella a la cabeza, estaba tan orgullosa de lo que había logrado en tan poco tiempo. Por otra parte el Daylight News cumpliría su cuatro aniversario bajo mi dirección, me había sorprendido lo rápido que había logrado adaptarme aunque al principio fue lento, Sam no tardó en unirse a mi equipo para ayudarme como el segundo al mando, sentía que nuevamente podríamos reconstruir nuestra amistad, aunque no había sido nada fácil él siempre parecía estar un par de pasos alejado de mi. Desde que había vuelto el se había enfocado en escribir, sobre cosas de las que nunca había escrito y ahora su nombre era conocido por todas las personas en la ciudad, solía escribir para cualquier departamento y se había conseguido una gran oleada de fanáticas que se morían por tomarse una foto con él.

Seguimos caminando una vez que las puertas se abrieron, Dylan nos estaba esperando en el vestíbulo para irnos juntos, sin darnos demasiada cuenta nos volvimos grandes amigos, incluso solíamos comer juntos en la oficina de Evan, cuando este estaba en reuniones, dejando todo atrás Dylan no era mal sujeto, solo un poco quisquilloso, aunque un gran amigo a través de los años, cruzamos el vestíbulo cuando las recepcionistas que habían sido las mismas que me habían negado la entrada, se despidieron de mi llamándome por mi nuevo apellido, Davies. La verdad había pasado tanto tiempo desde que mi título había cambiado,pero él que me llamarán "señora" me afectaba, cada vez que alguien eliminaba mi nombre y me llamaba señora me causaba un dolor en el pecho, me hacía sentir como un anciana de 86 años con dolores irremediables en la espalda, y lo peor era que Evan lo había notado y para molestarme solía llamarme señora Davies, incluso sentía que mi cabello se estaba tornando blanco cuando me llamaban de esa forma. Los tres subimos al auto con los minutos contados, así que yo tome el volante porque esa era la única forma en la que podríamos llegar a tiempo.

Eres tú otra vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora