Parte veintisiete

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No estaba acostumbrada a despertar tan temprano, tuve que buscar en un cajón unos viejos lentes de sol, para cubrirme del intenso sol de la mañana, cuando llegue a las afueras del The Empire, que era nuestro punto de encuentro, todos estaban durmiendo en el hombro del otro, después de todo eran las 5:11 de la mañana. Harry fue el último en aparecer, con café para todos, lo que nos hizo abrir un poco los ojos.

—Abracen el calor de la mañana, que nos espera un salvaje fin de semana, incluso traje karaoke por si quieres deleitarnos con tu voz otra vez Charlie.

—Seguro eso si no caes rendido después de diez tragos seguidos.

—Este fin de semana — dijo John rodeando a Maya y Chloe por el cuello — vamos a olvidarnos del trabajo, de nuestro odioso jefe y sólo vamos a preocuparnos por comer, beber y divertirnos.

—Este mocoso — dijo el señor Lee acomodamos su gorra gris, que lo hacía verse muy divertido.

—John tiene razón además miren lo que traje.

Jenny se acercó a una de las tres hieleras grandes, cuando ella la abrió señaló con alegría las botellas de alcohol, todos comenzaron a victorear mientras gritaban de la emoción.

—No creo que sobrevívanos a este fin de semana — susurró Chloe.

—¿Que hay en la otra? — dije señalando la azul que era la más grande.

El señor Lee se acercó aclarando su garganta, antes de abrirla sonrió mostrando todos sus dientes, dentro de la hielera habían mucha carne para azar, todos gritaron aún más duro y yo me lleve mi mano hasta el estómago, me había levantado tan temprano que este café, era lo primero que comía en todo el día .

—Señor Lee, te luciste esta vez — grito Maya.

—Por este fin de semana seré sólo Lee, aquí les presento seis tipos diferentes de carne de la mejor, que se encuentra en la ciudad, y debo confesar que soy un excelente cocinero.

—¿Tan excelente como esos pantalones cortos?

Dijo Harry señalando las piernas descubiertas del señor Lee, que eran bastante blancas y delgadas.
Las muchachas se cubrieron la boca para no reír, Lee tomó su gorra e intentó golpear a Harry.

—Yo creo que estas celoso — dije mientras ponía mi brazo sobre el hombro de Lee — creo que de todos nosotros, Lee es el que está mejor preparado.

—Gracias señorita Grayson — volví a mirarlo ofendía y él ladeó la cabeza — Charlie.

Escuchamos la bocina de nuestra camioneta, todos gritamos en coro mientras esta se acercaba, tardamos diez minutos en subir todas las cosas, por suerte solo éramos siete así que podíamos ir juntos, fui la primera en su subir para tomar lugar, en los asientos de atrás junto a una ventana, a mi lado se sentaron Chloe y Jenny. Harry fue el primero en conectar su celular a los parlantes, nos esperaban cinco horas de viaje hasta esa casa y en los primeros veinte minutos mi cabeza caía al aire como una anciana, así que me puse mis audífonos y presioné mi cabeza contra ventana para dormir un poco.

Me despertó el freno del auto en seco, sentí como todo mi cuerpo estuvo apunto de caer afuera de la camioneta, aún estaba aturdida cuando todos comenzaron a bajarse, cuando saqué la cabeza por la ventana estábamos frente a la casa de la playa, me había dormido todo el viaje como una abuela.

—Te perdiste de tantas cosas — dije Harry cuando me ayudo a bajar de la camioneta.

—No puedo creer que ninguno de ustedes me despertara, me perdí todo el recorrido.

—Creímos que lo mejor era dejarla dormir, pero no se preocupes tomamos fotos para que no lo olvides.

Él me lanzo su celular en el aire revise la galería que estaba llena de fotos de la camioneta, una de ellas todos se fueron a la parte trasera para tomarse una foto conmigo, todos sonreían mientras mi cabeza caí completamente hacia atrás y tenía la boca abierta, en la siguiente era sólo éramos Harry y yo, su dedo estaba cerca de mi nariz mientras él abría su boca sorprendido, antes de que pudiera borrarla él me arrebató el celular. Comenzamos a bajar todas la cosas para llevarlas adentro, tome mi bolso y busque la cámara instantánea que me habían regalado en navidad, tome una fotografía mientras todos me daban la espalda, esperé a que se revelara para guardar de cuenta en mi bolso entre una libreta.

Eres tú otra vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora