Parte cuarenta y ocho

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—¡¿Como demonios sucedió esto?!

— Tranquilo ella solo fue a buscarte al edifico, pero no le permitieron ingresar, hizo un gran esfuerzo y su herida se volvió a abrir. Cuando llegue estaba luchando con los guardias para que la soltaran.

—Jamás dejara de ser terca, por su culpa volvió a ponerse en peligro.

—Te equivocas, Evan lo siento pero esto es tu culpa, ¿crees que eres el único que está sufriendo? ¿como le prohibes la entrada? debiste haberla visto luchando para que la dejaran verte, se puso en riesgo solo para verte y tú ni siquiera te has dignado a responder sus llamadas.
—Asegúrate de que esto no llegue a los noticieros despide a quien se atreva a difundirlo no me importa el número con tal de que esto no salga a la luz, llévala a casa y encárgate de que Elena se entere de esto, para que no la deje salir de su casa, yo me encargaré de los gastos.

—¿No vas a esperar a que despierte?

—No, es mejor si no se entera de que estuve aquí.

Debía odiarme en este momento lo suficiente para no querer verme nunca más, ni siquiera había mostrado interés en quedarse, fue entonces cuando me di cuenta que, ya no había nada más que hacer. Había fingido estar dormida desde que Dylan lo llamo en el hospital, él no se había despegado de mi lado, el Dylan quien una vez me había detestado ahora me estaba cuidando, ademas me había cargado desde su auto a urgencias y se estaba asegurando de que estuviera cómoda, más que por una orden de su jefe, lo hacía por que le importaba. Cuando escuché la voz de Evan tuve que contener todos mis impulsos de abrir los ojos y de exigirle una explicación, pero no soportaría verlo huir de mi otra vez, si lo hacía podría terminar por acabarme, y solo quedarán pequeños pedazos para recoger. Aún así no había sido fácil escucharlo tan frío y molesto, como si mi simple existencia le generara dolores de cabeza. Por otra parte había intentado reconstruir, nuestra conversación en el auto, estaba tan agotada por no descansar estos días que, no estaba totalmente segura de lo que habíamos hablado en el viaje, recordaba pequeños fragmentos que parecían borrosos si intentaba recordarlos, no estaba lo suficientemente consiente para saber, si en verdad le había dicho eso o yo lo había imaginado. ¿Esa no es su familia? debía de estar delirando, yo había estado en su casa, había visto sus fotografías de pequeño no es algo que se pudiera ocultar fácilmente, pero de nuevo volvía el tema del que desconocía, el trauma.
Al parecer Dylan sabía muy bien lo que decía, pero no se atrevería a cruzar esa línea conmigo, y traicionar la confianza que Evan le tenía, pero había escuchado sobre eso tantas veces que tenía mucha curiosidad sobre el asunto.

—Deja de fingir, se que estás despierta.

—¿Como lo sabes?

Abrí los ojos mirando en su dirección, Dylan también lucía distraído y cansado, con ojeras bajo sus ojos , como si no hubiera dormido en días, luego recordé sus palabras en el auto, de como no se atrevía de dejar a su amigo solo. Dylan suspiró antes de apoyar su cabeza contra la pared y mirarme de reojo.

—Tal vez Evan estaba demasiado aturdido para notarlo, pero una vez que entró en la habitación, sujetaste las sábanas con mucha fuerza y cuando él te llamo terca incluso sonreíste un poco. Lamento que tuvieras que escuchar eso.

—Está bien, es solo que todo esto pasó tan rápido sabes, ni siquiera entiendo cómo ocurrió — mire de nuevo mis manos avergonzada de lo que decía — por mucho tiempo me asusto la idea de perderlo, de que despertaría en la mañana y él no estaría a mi lado, incluso lo hice prometer que no se alejaría.

Cada vez que parpadeaba volvía de nuevo a aquella fría mañana, había despertado primero que él y no hubo manera de volver a dormir, solo me acosté en su dirección mirándolo mientras dormía, estaba tan asustada de despertar de ese sueño, que me había memorizado las facciones de su rostro, mis ojos habían recorrido hasta el más fino detalle para grabarlo en mi mente, incluso me había atrevido a correr el cabello que caía por su rostro, esa mañana había llorado pero no de tristeza, lloré por que estaba feliz, me sentía agradecidas por todo esto, por todo lo que me había hecho sentir.

Eres tú otra vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora