Parte cuarenta y uno

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Tanto Elena como Sam se habían quedado a dormir en mi casa, mientras afuera nos cuidaban dos agentes, sin embargo no me sentía segura aunque sabía que nada malo podría pasar, no dejaba de pensar en una pequeña posibilidad que me hacía enfermar, de que tal vez no había considerado el número de vidas que había puesto en peligro. Casi podría escuchar las palabras de Connor, de como yo ya estaba muerta o pronto lo estaría, no había dejado de escucharlas en mi cabeza como un casete atorado destinado a repetirse una y otra vez. Mientras ellos dos dormían me escabullí hasta el sillón disponible, Sam se había negado a dormir en el sillón y había preferido dormir en el suelo antes de estar lejos de nosotras. Saque mi celular y comencé a revisarlo, tenía llamadas perdidas de todos mis contactos y no dejaba de recibir notificaciones de mis redes sociales o alertas de artículos, donde se mencionaba mi nombre, incluso tenía llamadas de mamá y papá, creo que debería llamarlos para asegurarles que me encontraba a salvo. Al segundo timbre mi madre contesto, la escuché soltar un inmenso suspiro de alivio al recibir mi llamada.

—¿Hija estás bien?

—Si mamá, quería llamarlos para decirles que estoy bien, no se preocupen por mi.

—¿Que fue todo eso que sucedió? Nos tienes muy preocupados hija...

—Se los explicare más tarde, por ahora solo quería reportarme con ustedes.

—¿Charlie eres tú? — por más extraño que fuera, escuchar la voz de mi padre me hizo sentir aún más sola, quería que estuvieran aquí conmigo.

—Hola papá.

—Sabes que no puedes darle estos sustos a tu viejo, estoy muy preocupado por ti, todos lo estamos así que volaremos en mañana para verte.

—No papá no es necesario.

—Claro que si, conozco a mi hija más que a nadie en el mundo, nos necesitas y nosotros te necesitamos, llegaremos por la tarde, trata de quedarte en casa hasta entonces.

—Está bien, aquí los espero.

Al menos estarían aquí en un par de horas, podría sentirme un poco más tranquila ahora, eran las cuatro de la mañana y aunque creí que después de el día que tuve, volvería a sentir esa normalidad, la verdad es que ahora me sentía más angustiada que antes, esto solo acabaría cuando ambos estuvieran bajo las rejas. Me tomó más de una hora seguir leyendo los artículos, cada uno de ellos era extenso, con extractos de mi historia, ahora por primera vez y a la luz de la evidencia y el reporte del FBI en las noticias, estaban hablando de Alice y su hijo, de como todo el mundo había bajado la mirada sobre sus muertes, que pronto podrían tener justicia, seguí bajando hasta encontrar una foto de Alice junto a él, sentí como las lágrimas estaban apunto de caer por mi mejilla, ambos eran tan jóvenes y merecían una vida tan larga, en cierta parte deseaba haber hecho más por ellos dos, el saber que ella jamás podría ver realizada la justicia de su hijo me rompía. Mire mi celular cuando comenzó a vibrar, conteste casi de inmediato esperando su voz.

—¿Charlie estás ahí?

—Aquí estoy — dije intentando no sonar como si acaba de llorar —¿Que sucede?

—Vi las noticias hace poco, al igual que tu historia quería saber cómo estabas, pero el que hayas contestado a esta hora y el hecho de que estés llorando me da una pequeña idea.

—Necesito que vuelvas — las lágrimas se deslizaron hasta caer en mis piernas — se que es egoísta pensar solo en mi, cuando tú también estás teniendo una crisis importante en tu compañía.

—Nada en este mundo es más importante para mi que no el que tu estés bien, ni siquiera mi empresa, sabes que daría todo por estar contigo tratare de volver pasado mañana, ¿por que no te quedas con Elena?

Eres tú otra vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora