Parte cincuenta y uno

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Cadena perpetua.

Sentí un gran alivio en el pecho al escuchar esas palabras del juez, había sido difícil subir a un estrado frente a tantas personas, para dar detalles de lo que me había sucedido durante mi secuestro, y todos los hechos que nos llevaron a este mismo instante, incluso tuve que decir lo que jamás le había dicho a alguien, todo para que esto por fin terminara para todos nosotros, cuando el juez dio su veredicto sentí que de alguna extraña manera, todo había encajado y válido la pena,  incluso Lena se cubrió el rostro para evitar mostrar su felicidad, Stella no había soltado una sola palabra en todo el juicio, en cambio Connor parecía apunto de saltar sobre Elena,  y sobre todos en la sala , pero Elena que había sido la verdadera estrella del caso, ella también había conseguido su venganza, demostrándole que nunca dejaría a alguien caminar libre.
Todos la esperamos afuera hasta que ella terminara su trabajo, lo ideal sería festejar juntos y felicitarla por todo lo que había hecho, por alguna razón la tensión que había entre Evan y Sam había desaparecido por completo y aunque los dos no compartían palabra, parecían estar bien con el otro, eso de alguna forma me hacía sentir un gran alivio.
Chloe corrió a besar a Elena en cuanto esta nos encontró al final del pasillo, me preguntaba si Lena también sabía sobre la partida de Sam, o tal vez yo era la única que lo sabía.

—Bueno, ahora ya termino todo.

—Hiciste un gran trabajo — le señaló Evan.

—¿Eso que escuché fue un cumplido jefe? nadie en la oficina me creerá si se los digo — preguntó Chloe sujetando a Lena por la cintura.

—Si pero no se lo digas a nadie o estarás despedida.

Rodee su cuerpo para pellizcarlo en la espalda a través de la camiseta, este se mordió los labios para no  dejar soltar un chillido, mientras Chloe se cubrió la boca para no soltar una risa  burlona.

—¿Que tal si vamos a almorzar todo juntos? — creí qué tal vez eso podría ser una buena idea.

—De hecho debemos volver a la oficina — Chloe se alejó de Lena para ir al lado de su jefe — dejamos un par de reuniones pendientes, tenemos muchas cosas que hacer, nos vemos más tarde.

Ambos salieron corriendo de nuevo hacia el auto, dejándonos a nosotros solos, sin ningún plan o idea de escape de este lugar, con todas las cámaras rodeando las entradas y las salidas, la verdad era que no queríamos ser el centro de atención en un largo  tiempo. Tuvimos que esperar hasta que todos los reporteros estuvieran lejos para poder ir a comer por segunda vez , nos decidimos por una pizzería cercana, había olvidado mi bolso en el auto de Evan y los tres estábamos tan pobres, que solo nos alcanzaba para una pizza. Por primera vez en mucho tiempo, éramos solo los tres sin grandes preocupaciones, todo parecía haber terminado como debió ser desde un inicio, solo que por alguna razón todo se había enredado en miles de nudos.

—No puedo creer que te vayas a ir, debiste decirnos con tiempo para organizarte una fiesta de despedida.

—Mi vuelo es en un par de horas, podemos considerar esta como mi fiesta de despedida.

—Voy a extrañar mucho pelear contigo, maldito bastardo — los ojos de Elena se habían vuelto llorosos al igual que los míos.

—Sin duda yo no voy a extrañar que ustedes dos me golpeen a su antojo — los tres reímos al mismo tiempo para ocultar la nostalgia.

—No tengo idea de adonde vas a ir, pero en verdad espero que me traigas un recuerdo, porque si piensas venir con las manos vacías, será mejor que te quedes donde sea que vas a ir — le regaño Lena.

No nos movimos de ese lugar hasta adentrada la tarde, tratando de estirar cada momento como si fuera el último, no sabíamos cuando volveríamos a estar los tres juntos, ni siquiera Sam sabia cuánto tiempo le tomaría volver, me tranquilizaba saber que trataría de encontrar lo que fuera que lo hiciera feliz, de paso se podría olvidar de mi como él tanto quería hacerlo. Seguimos balbuceando hasta su casa, donde el se detuvo  para recoger su equipaje para ir al aeropuerto, incluso Lena estaba conduciendo a una velocidad que lo haría perder su vuelo, yo le había pedido que se sentara conmigo atrás y aunque parecía un gesto injusto, dejé descansar mi cabeza en su hombro, mientras contenía mis lágrimas en silencio. Antes de partir lo hicimos prometer que nos escribiría de vez en cuando, no demasiadas veces para abrumarlo pero las suficientes, para saber que estaba a salvo. Cuando se acercó el momento para despedirnos, Elena no pudo contenerse más y comenzó a llorar mientras abrazaba a Sam con fuerza que le desconocía, él la sujeto de la misma forma hasta que se detuvieron en medio de la sala.

—Debo confesar que eras muy fastidiosa al principio, y que en todos estos años solo coincidimos un par de veces, pero disfrute todas y cada una de nuestras peleas, y voy a extrañarlas.

—Maldito deberías de quedarte con nosotras, ahora quién va a evitar que Charlie se ahogue en el mar.

Reí aunque seguía llorando, no podía creer que Lena fuera capaz de bromear en un momento así.

—Tu te encargarás de eso, siempre lo has hecho bien , aunque también espero que no dejes de lado tu felicidad.

Elena ladeó la cabeza mientras retrocedía a mi lado, ahora era mi turno de caminar hacia adelante, de cortar esos pasos para despedirme de mi mejor amigo. Intenté ser al primera en hablar pero no tenía voz, ni siquiera palabras que podía pronunciar, Sam se limitó a negar con la cabeza y a sujetar mi rostro.

—Ya te dije todo lo que quería, lo único que deseo es que seas feliz y que no llores demasiado podrías arruinar tu rostro de anciana.

Lo abracé con fuerza aunque no quisiera despedirme, me dolía saber que se iría y no podía decirle nada, aunque sí hablaba podría ser más doloroso que simplemente no decir nada. Elena y yo nos sujetamos de las manos hasta que no pudimos verlo más, ambas lucíamos la nariz rosada y los ojos rojos, cuando Sam no volteó a despedirse. Elena lo maldijo un par de veces antes de salir del aeropuerto.

—¿A donde deberíamos ir?

Mi celular resonó en mi bolsillo, al sacarlo tenía un mensaje de Jillian, me pedía que si podía pasar un momento por su casa.

—Debo hacer algo importante, pero podría pasar por tu casa en la noche.

—¿Está todo bien?

—Eso espero, la mamá de Evan me escribió y dice que quiere hablar conmigo, creo que debería ir nos vemos luego.

—¿No quieres que te acompañe?

—Será mejor que tome un taxi, no se cuanto podría tardar y tú deberías ir a descansar, te lo mereces.

—¡Cuídate!

Me lancé a la calle en busca del primer taxi, estábamos un poco lejos hasta la cada de Jillian tal vez debería avisarle a Evan, me detuve antes de escribirle al recordar que la última vez, su madre no le había dicho que yo pasaría a hablar con ella, tal vez esta vez era igual, sería mejor no avisarle nada. Después de varios minutos en la carretera me detuve al frente de la casa, esperaba que fuese lo que fuese estuviéramos sólo las dos, quizás así podría sentirme más segura hablando con ella.
No tuve que insistir mucho al llamar la puerta, una de las mujeres de servicio me atendió y me condujo hasta la sala, donde Jillian me esperaba, incluso parecía que no se había movido nada desde la última vez que la vi, ella me sonrió alegre luego de abrazarme, tome asiento frente a ella. Jillian recorrió mi rostro con atención, mientras sonreía melancólica no se porque sentía que algo no estaba bien.

—Creo que no tienes idea lo mucho que me alegra que tú y mi hijo estén juntos otra vez.

—En parte debería agradecerle a usted, fue por su invitación que nos reencontramos otra vez.

—No, fue su amor lo que los unió otra vez — ella suspiró antes de seguir — mis hijos lo son todo para mi, son mi vida eterna por lo que me gusta verlos felices, me alegra mucho de que tú estés en su vida, mi pequeño Evan no era así de feliz desde hace muchos años, tú volviste a hacerlo feliz.

—Disculpe que sea tan descortés, se que Evan no es realmente su hijo.

—Tienes razón Evan no es mi hijo legítimo, no tenía idea de que lo supieras, aún así lo amo como si fuera de mi sangre, lo vi sufrir por muchos años y nunca pude hacer nada para devolverle su felicidad, así que creció precavido con la vida, se apartó de todas las distracciones de un niño de su edad, incluyendo a su familia. Se enfocó en su estudio y en ser alguien por su cuenta, jamás quiso el legado de esta familia, pero a pesar de conseguir lo que muchos no pueden,  jamás volvió a ser él mismo, siguió cerrado con todos a su alrededor y no volví a ver a mi hijo, hasta que llegaste a su vida, él te estuvo buscando por mucho tiempo y finalmente te encontró.

—¿Estuvo buscándome?

Eres tú otra vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora