Capitulo 35: Todo se desmorona.

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Maraton 1/3

La rama se comenzó a quebrar, y abajo habían treinta caminantes.. si caía me comerían viva.

Me sujeté fuertemente de Carl, trepamos un poco más alto y nos sujetamos fuertemente.. lo admito, tenia mucho miedo.

Cuando todos los caminantes se vayan debíamos volver por Carol, Judy y Tyreese.

Cerré los ojos mientras abrazaba a Carl fuertemente, mientras escuchaba cada gruñido horroroso de la horda que pasaba.

Debíamos volver a Atlanta.

Allí no había tantos caminantes como en las afueras de Washington DC.

No me imagino como debe ser en otros lugares.

Los caminantes se alejaron y bajamos de los árboles.

- No tengas miedo.. ya pasó.. - suelta Carl y me abraza un poco.

Comenzamos a salir hacia la carretera para pasar al otro bosque, en busca de la cabaña.

Llegamos a la cabaña y sacamos de allí a Tyreese.

Con cuidado el caminaba, cojeaba un poco pero aun así lo intentaba.

Un caminante se acercó con sus malditos gruñidos y con mi silenciador disparé a su cabeza.

- ¡No gastes balas! - suelta Rick.

Lo miré y lo ignoré.

Pasamos la carretera y subimos a los autos, tenían poca gasolina pero en el camino sacariamos gasolina de la estación y de los autos abandonados de la carretera.

Subí a un auto con Rick, Michonne, Judith y Carl. Carl iba a mi lado, iba cabizbajo.

- ¿Pasa algo? - pregunto colocando mi mano en su espalda. Negó con la cabeza.

Quité mi mano de su espalda y recoste mi cabeza en la ventana del coche.

- No pasa nada.. - masculla. Pero como sea, solo lo ignoro.

Se coloco en la otra ventanilla dejando una distancia entre ambos, me hizo acordar a cuando recién nos conocimos, cuando yo le caía mal, cuando Rick nos mandó por provisiones.. y esa misma distancia había entre ambos.

Esa distancia de sentarse totalmente alejados en la parte trasera del coche.

[...]

Habíamos llegado al vecindario, las calles estaban vacías. Acompañada de sus secas hojas desparramadas en el asfalto, sonreí al ver aquella casa, allí pasaron muchas cosas. Allí Carl prometió protegerme, y así lo hace hasta ahora.

Paramos todos dejando los autos y el de Abraham -que era el más grande- en hileras.

Rick se dirigió a la puerta para abrirla, la quiso abrir, pero tenia seguro. Alguien estaba allí dentro.

Protegeme [Carl Grimes] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora