CINCUENTA Y SEIS

172 51 49
                                    

Tiempo actual

Mi mente está confundida, divago por momentos tratando de entender las razones del comportamiento de Daniel, si bien dijo que me considera linda... también me ha estado esquivando los últimos días. Ni una mirada, ni un mensaje. ¡Nada! Simplemente está evitándome y dado que no estamos en exámenes finales no tenemos tareas en equipo, así que no tenemos razones reales para hablarnos.

Está demasiado claro que no quiere hablar conmigo.

–Habrá sido una apuesta –es el pensamiento que tiene más sentido para mí.

Ahora, después de la escuela, camino sola de regreso a casa, estudio toda la tarde y por la noche le dedico tiempo a mi investigación, en la cual estoy sumamente estancada. No he encontrado nada que me ayude a avanzar y no quiero presionar a la señorita Ventura, sé que en cuanto reciba información me lo hará saber.

–Ana, date prisa, ya nos tenemos que ir.

Gabriel entra corriendo a la habitación y me jala de la blusa.

–Suéltame, enano, ya casi estoy lista.

Solo vino a molestar, sale corriendo cuando intento jalarle el cabello.

Este fin de semana tienen partido de futbol, no queda otra que ir a apoyarlos, no tengo tarea, ya estudié y siento que necesito despejar mi mente de Daniel urgentemente.

Bajo directo a la cocina, veo que papá tiene los desayunos casi listos. Mamá está terminando de peinar a los trillizos, no sé porque se esmera tanto, al final del día estarán llenos de lodo y terriblemente despeinados.

–Buenos días, cariño, siéntate a desayunar.

–Ustedes, ¿no van a comer?

–Ya nos adelantamos, esto es para llevar.

Me siento y como de prisa, no me levanté tan tarde pero los trillizos siempre madrugan cuando se trata de algo importante para ellos.

Los hotcakes están esponjosos, es la receta de papá. Hoy no trabajó así que se las da de chef, todos disfrutamos de su sazón.

–Ayúdame con esto, Ana –papá me extiende las botellas de agua vacías de los trillizos para que lo ayude a llenarlas, una vez que terminamos metemos la nevera al auto junto con la comida. Ahora sí estamos listos.

–Pónganse los cinturones todos, por favor.

Los trillizos a regañadientes dejan de pelear entre sí. Se apresuran a sentarse y abrocharse los cinturones, saben que papá no arrancara el auto hasta que todos estén bien sentados y asegurados.

Me pongo los audífonos, miro el vecindario mientras nos aproximamos al parque, trato de no pensar en Dani pero realmente no me lo puedo sacar de la cabeza. ¿Lo estará haciendo a propósito?

Lo he visto como un buen amigo, durante el semestre nos fuimos conociendo mejor, es guapo, pero no tan guapo como otros chicos, aun así creo que sí me gusta un poco, pero con lo que ha hecho me ha sacudido por completo, no sé cómo actuar y menos con el desinterés que muestra ahora.

Desvío la mirada hacia mi celular, abro el wats buscando su chat. Está en línea.

Empiezo a escribir.

–Ey...

No, lo borro.

Estúpida, ahora seguramente ha visto que estaba escribiendo, me siento enojada.

Ahora tendré que enviarle algo. ¿O no?

Me muerdo las uñas.

Ya, suficiente, somos amigos, que pase lo que tenga que pasar. Si no arreglo esto ahora no estaré en paz y me va a dar un colapso.

¿Quién eres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora