:𝒞𝒶𝓅í𝓉𝓊𝓁𝑜 𝟥 :

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Harry tomaba su café humeante en un restaurante a unas cuadras de su departamento, estaba en su punto perfecto no estaba ni tan dulce ni tan amargo.

Tenía entre sus manos un libro que había deseado leer desde que lo vio en su liberia favorita. Disfrutaba de la música que había en el lugar y también de la gente que miraba pasar caminando por la acera a su lado por el gran ventanal junto al que estaba sentado.

Bebió un poco más y giró su cabeza hacia la puerta, había tintineado una pequeña campana posicionada cerca de esta. Observó el cuerpo curvilineo de un chico entrar, peinaba con su mano sus cabellos castaños, parecía haber corrido un maratón. Su nariz se encontraba enrojecida al igual que sus mejillas, era un color carmín el que las delataba.

El chico se acercó hasta una pared en la que parecía haber un checador y pasó una tarjeta para después ir hasta una pequeña barra y saludar a la chica que lo había atendido con anterioridad.

Regresó sus ojos hacia su libro y recordó al chico con el que había tropezado ese día en la rectoria de la universidad. No había podido evitar el perderse en sus ojos y después cuando se encontró con él en su segunda clase del día, lo había notado tenso y nervioso. Tan pronto dio por terminada la clase tomó sus cosas y se marchó con la intención de no ser visto.

El menor estaba por ir a atender a las demás mesas cuando se quedó estático en su lugar, ahí estaba su profesor de Filosofía y aún tenía la mancha de café sobre su camisa. Volvió a sentir cierta vergüenza.

Había huido de clase lo más rápido que había podido para no ser visto, sin embargo ahora no tenía más opción aunque tal vez si le pedía a Marie ese favor no se negaría. Se volteó para pedírselo pero ni siquiera lo dejó pronunciar palabra alguna.

— Ni lo pienses Louis — negó la chica con seriedad —. Siempre te quejas de que no te dejó a un cliente guapo es tu oportunidad.

Louis se encaminó con la cabeza agachada, quizás si no levantaba el rostro no importaría y no tendría forma de sentirse avergonzado. Atendió las demás mesas y se acercó finalmente hasta la de Harry, tomó aire, no podía ser tan complicado.

— Buenas tardes mi nombre es Louis ¿le hace falta algo? — su voz salió titubeante.

— Una taza de café y unas donas estarían perfectas Louis.

Se sonrojó por millonésima vez en el día, escuchar su nombre salir de sus labios hizo que en su estómago algo revoloteara. Estaba por irse cuando Harry lo detuvo.

— Y una camisa nueva o el pago de la tintorería  Louis — su voz sonó egocéntrica y llena de burla mientras le giñaba un ojo.

Louis sólo atinó en abrir con sorpresa sus ojos, si quería que pagará por lo que sucedió con su camisa, lo haría pero no iba a aceptar ese tono burlón. Gruñó, estaba en el trabajo debía limitarse a tratarlo como un cliente más, se sintió exasperado.

Iba a hacer una estupidez y podían correrlo pero la ventaja de siempre comportarse bien con los clientes podía beneficiarlo en ciertas circunstancias. Fue hasta la cocina por una jarra llena de agua y también tomó el pedido de su profesor para llevarlo hasta su mesa.

— Gracias — dijo Harry con la voz un poco más ronca.

Louis asintió, iba a retirarse pero no sin antes tomar la jarra y vaciar su contenido sobre la cabeza del de ojos verdes.

— Ahora te debo o quizás debería comprar un nuevo conjunto — dijo Louis con sarcasmo.

Se quitó su mandil, lo colgó a un lado del registrador y salió por la puerta junto a Zayn que había llegado unos minutos atrás y miró perplejo desde la puerta la escena que se acababa de efectuar.

Tan pronto el castaño salió, Marie intentó darle una toalla o algo con que secarse a Harry, sin embargo este solo dejó el dinero para pagar su cuenta y se fue escurriendo del lugar.

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Zayn apretaba su brazo contra su estómago mientras se descojonaba de risa sentado sobre el sillón de la sala de Louis. Lo había seguido hasta su departamento a sabiendas de que el menor aún se encontraba molesto.

Niall lo miraba con seriedad, su novio se había metido en un gran problema y no se encontraba muy contento, la situación podía causarle el despido además de que era posible que el profesor tomara represalias.

Louis sentado junto al rubio soltó una carcajada, no podía dejar de ver como en su cabeza se reproducía el rostro lleno de rabia de su profesor.

Poco después desapareció su mejor amigo por la puerta obsequiandole a la pareja un tiempo a solas. Niall había estado muy callado durante su estancia ahí y comenzaba a sentirse un ambiente tenso.

— Ni — murmuró el menor acercándose hasta él, sin embargo su novio no hizo ningún intento de voltear a verlo. Louis suspiró y como pudo gateó hasta él y lo miró a los ojos. Esos de los que se había enamorada porque no sabían esconder una mentira.

Acercó sus labios hasta que hizo presión en los de su chico, eran dulces como un algodón de azúcar, lo tomó de la nuca y se sentó a horcajadas de él para profundizar más el beso. Había extrañado mucho a su novio y no pensaba desaprovechar un solo segundo más. Bajó hasta su cuello dando pequeños besos observando y sintiendo la piel de su novio erizarse bajo el tacto de sus labios. Sonrió, amaba ponerlo nervioso con sus acciones.
 
Quitó delicadamente la playera turquesa que llevaba su novio encima y la dejó caer sobre el alfombrado sin quitar la mirada del cuerpo frente sí. Niall acercó sus labios a los de Louis, estaba molesto aún pero no podía evitar el deseo que le inundaba el ver así al menor, quitó su playera y repitió el procedimiento que tuvo la anterior.

Las manos de Niall viajaron hasta la orilla del pantalón del castaño, y por un momento pasó su mirada apreciando por completo el cuerpo curvilineo frente a él, era arte en su máximo esplendor. Lo recostó sobre el sillón, lo mimó un poco más con besos y caricias para pasar al siguiente nivel y justo cuando estaba por hacerlo Jay entró por la puerta acompañada de la silueta de un hombre.

𐇵	𝓯𝓮𝓪𝓻𝓵𝓮𝓼𝓼 𐇵 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora