:𝒞𝒶𝓅í𝓉𝓊𝓁𝑜 𝟧:

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Habían transcurrido un par de semanas desde que Louis interactuó con Harry fuera de su departamento.

Aquella noche después de que él y Niall conversaron, se quedaron profundamente dormidos uno acurrucado con el otro, intentando apaciguar el cuadro de ansiedad que había sufrido. Había dejado de vivirlos unos cuantos años atrás cuando su padre murió sin embargo tenía que volver a presentarse en algún momento.

Entró al salón de música, algo así como su hogar. Echó un vistazo al lugar, había varios estantes orillados contra la pared con distintos instrumentos. Pero él sólo podía necesitar uno, uno que siempre podías encontrar en completa soledad, al menos en esa institución.

Tomó el micrófono entre sus manos, lo colocó sobre su base y se alejó un poco para tomar aire, dio un par de vueltas por el salón intentando eliminar todo lo malo que llevaba semanas reteniendo en su cuerpo, hizo unos ejercicios vocales y regresó para posicionarse en su lugar.

Apareció una pequeña sonrisa sobre su rostro y las palabras comenzaron a salir bajas y poco claras. Se sentía avergonzado, uno de sus pasatiempos favoritos era cantar aunque solía hacerlo a solas, lejos de donde alguien pudiese escucharlo.

Volvió a tomar el micro entre sus manos aunque esta vez temblaban más que antes, lo acercó hasta sus labios tenía que hacer un esfuerzo, era un regalo para la persona más importante de su vida. Resopló, podía lograrlo.

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Harry se dirigía a la sala de maestros, tenía varios ensayos por calificar, había sido una semana llena de trabajo y no se quejaba porque estaba realmente agradecido con esa distracción. Desde que se había encontrado con Louis por última vez no paraba de pensar en lo destrozado que se veía cuando acariciaba a Cheddar — su pequeño gato.

Había pensando en subir al piso de su vecino por lo menos unas mil veces pero siempre que iba a dar el paso, retrocedía, no era correcto llevarle al gato o siquiera sentirse como se sentía con la presencia de él y menos verlo como lo hacía.

Se perdió en sus pensamientos, las dos últimas semanas apreciaba las facciones de Louis sin remordimiento alguno durante clases. Se había vuelto su hábito favorito, es más solía dibujarlo en trozos de hojas que a veces encontraba en su portafolio.

Durante ese tiempo varias veces cruzaban miradas pero rápidamente el castaño giraba hacia cualquier lado, intentado disimular que sí lo había visto era por pura coincidencia.

Por un momento se quedó estático frente al salón de música, parecía que estaba escuchando cantar a un ángel. Quería dirigirse hasta la puerta para poder apreciar con más atención la melodiosa voz que lo había hecho detenerse.

What do you do when a chapter ends? Do you close the book and never read it again? — la piel se le puso de gallina, le invadió un sentimiento de nostalgia, realmente la persona que estaba cantando esas estrofas debía estar sufriendo —. Where do you go when your story 'is done?You can be who you were or who you'll become.

No dudó ni un segundo más en acercarse hasta el marco de la puerta, la abrió un poco intentando no interrumpir a la persona dentro del salón. Sus ojos se abrieron con sorpresa tan pronto vio quién era el dueño de esa voz. Lo miraría un poco más sin que se diera cuenta y listo, se iría como si nada hubiera pasado. Sin embargo, cuando se dio cuenta ya estaba dentro del lugar y Louis había dejado de cantar.

— Por favor Louis no pares — su voz sonó grave, tenía un nudo en la garganta.

-—¿Qué haces aquí? — No daba crédito a lo que veía, su profesor de Filosofía al que tanto había estado evitando. Lo escuchó cantar en un momento en el que se sentía completamente indefenso.

— Y-yo Louis... ¿Tú escribiste esa canción?

— No importa — empezó a caminar por el lugar para dejarlo tal y como lo encontró, parecía loco —. Es solo una canción, eso es todo.

Sus ojos comenzaron a aguarse, no miraría a Harry, lo dejaría ahí solo y se iría. Después le contaría a Zayn lo sucedido y se reirían un rato. Sin embargo eso no pasaría.

— Louis llevo días observandote y me he dado cuenta de que algo anda mal — la voz de Harry lo detuvo —. Puedes decirme lo que sea. ¿Algo anda mal con tu novio? ¿Con tu familia?

—¡ O vete al demonio! — su voz salió rota —. No vengas a decirme que te preocupas por mí.

Harry cerró la puerta para que su acompañante no saliera. Algo estaba sucediendo y él iba a averiguarlo.

— Harry déjame salir — el rizado negó, ni loco lo haría —. Por favor llegaré tarde al trabajo.

Sus nervios comenzaron a crearle una mala jugada, estaba comenzando a desesperarse, sufría de claustrofobia.

Lágrimas empezaron a recorrer con rapidez su rostro, necesitaba salir de ahí a como diera lugar.

—Har... — no pudo terminar de hablar, sus palabras quedaron en el olvido cuando los brazos de Harry lo rodearon por completo, inundandolo de su calor, de su aroma y de tranquilidad.



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Harry llevó al universitario hasta el restaurante en su auto, no se veía nada bien, quería llevarlo hasta su departamento pero se negó rotundamente.

Todo el camino había estado lleno de un silencio incómodo, ninguno hablaba, Harry había puesto su mano sobre la pierna de su alumno y este en ningún momento hizo el amago de quitarla. Se sentía bien.

Se encontraban estacionados frente al restaurante. Louis tenía la mirada perdida en algún punto del cristal. No quería bajar era su día de descanso después de dos semanas llenas de trabajo hasta el tope pero tampoco quería ir a su piso donde su madre había estado cuestionandolo día y noche.

— Lou ¿está todo bien? — Harry fue cuidadoso con el tono que uso, no quería hacerlo sentir que estaba obligado a contestar o a bajar del auto.

Negó con la cabeza, tal vez sería mucho pedirle que lo llevase a casa de su novio.

— Harry —su voz era demasiado temerosa —. ¿Podrías llevarme a otro lado?

Asintió, por esa mirada dulce se incaría en el infierno y arderia si con ello tuviera la certeza de que volvería a verla brillar una vez más.

Tan pronto llegaron frente al edificio de Niall, Louis se sintió agradecido.

— Gracias Harry — su voz salió en un hilo.

—Puedes llamarme en caso de que necesites algo.

El castaño asintió y bajó del auto. Se encontraba confundido, sólo con Niall se había sentido tan bien como con su profesor.

𐇵	𝓯𝓮𝓪𝓻𝓵𝓮𝓼𝓼 𐇵 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora