:𝒞𝒶𝓅í𝓉𝓊𝓁𝑜 𝟣𝟪:

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Sonrió con ternura, sus ojos azules brillaban como un par de luceros. La calidez había invadido su cuerpo en cuanto abrió la puerta de la cabaña. Al parecer Harry se había esforzado demasiado. 

En el centro de la sala pudo observar una pequeña mesita de madera con dos copas con lo que parecía ser vino, cada una acompañada con su correspondiente plato de pasta, además un sobresaliente florero con un par de bellas rosas, una blanca y una roja. Una contradiciendo el significado de la otra. Sonrió, Harry podía ser un romántico siempre que quería. 

— Deberíamos acercarnos bonito — se inclinó un poco a su oído para susurrar, la piel de Louis se erizó bajo su ropa. 

Caminó con lentitud, apreciando con más delicadeza lo bello de la escena. Ni siquiera se había dado cuenta de lo mucho que le temblaban las piernas, podía apostar a que estaban hechas gelatina. 

— Se ve delicioso — la voz de Louis salió algo nerviosa pero se negó a prestarse más atención, no pensaba arruinar la sorpresa del rizado —. Gracias Harry. 

El de ojos verdes acercó sus labios a la mejilla del menor para depositar un inocente beso y se alejó un poco de él. 

— Iré a la cocina por lo que falta, ponte cómodo — musitó con una sonrisa acompañada de ese par de hoyuelos que Louis se desvivía por ver en cada oportunidad obtenida. Asintió y miró a Harry irse a la cocina. 

Dejó sus chaqueta sobre uno de los sillones y se dirigió hasta el baño, lavó sus manos y no pudo evitar mirarse en el espejo, lucía nervioso pero feliz, el hombre con el que iba a compartir aquella comida, lo hacía realmente feliz. 

Salió del baño y no pudo evitar fijar su mirada en Harry, estaba sentado en un cojín con la cabeza baja y los rizos cayendo sobre su rostro. Sonrió para sí mismo y se sentó junto a él con las piernas cruzadas en indio. Harry levantó su rostro y le regaló una tierna mirada. 

— Tienes que probar esto — dijo mientras llevaba un poco de sopa con su tenedor a la boca de Louis —. He tenido que llamar a mi madre porque nunca había cocinado para nadie más que no fuese yo y no quería arruinar esto. 

— Está delicioso Harry — pronto cayó en cuenta. ¿Harry había dicho qué llamó a su madre? Sus ojos mostraron sorpresa, nadie había hecho algo tan tierno por él. Sus mejillas se encendieron. 

Intentó buscar algo con qué cambiar el tema, no le molestaba hablar de la madre de Harry pero comenzaba a sentir los nervios apoderarse una vez más de él. Su mirada se fijó en las rosas. Error. 

— ¿Qué significan las um… rosas? — preguntó. La sonrisa de Harry salió reluciente, amó que su chico notara el detalle. 

— Las rosas blancas significan pureza e inocencia, justo lo que veo en tus ojos — le tomó la mano por encima de la mesa —. Y bueno las rojas significan amor y pasión, justo lo que siento cuando estoy a tu lado. 

Louis se sintió completamente avergonzado, Harry podía ser un completo romántico pero también tenía ese lado que hacía poner su vellos de punta. Lo miró pararse. 

— Iré por el siguiente platillo — murmuró entrando a la cocina para salir con un plato de lasaña. 

— Bon Appetit — acomodó el plato frente a Louis. 

El castaño le dio una mirada y después dirigió su tenedor a la lasaña. 

— Espero que te guste — habló Harry con emoción, expectante a la reacción de Louis —. Cuando era chico Gemma decía que la comida solía quedarme muy salada espero que no haya fallado esta ocasión y… 

𐇵	𝓯𝓮𝓪𝓻𝓵𝓮𝓼𝓼 𐇵 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora