27. Ain't that a kick in the head

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Like the sailor said, quote,
ain't that a hole in the boat?
My head keeps spinning,
I go to sleep and keep grinning
If this is just the beginning,
my life is gonna' be beautiful
Dean Martin


—¡Cuidado! —exclamo cuando le quito la camiseta y él trata de quitar la mía. Me hago hacia atrás y él avanza—. Barry, en serio, no muevas la mano.

—Si no la muevo no puedo desvestirte.

—No tienes que hacerlo. No muevas la mano.

Barry frunce el ceño y resopla como una criatura.

—Vale, mamá —dice poniéndome los ojos en blanco. ¿En serio? Joder, con este hombre. Alzo las cejas, con las manos inmóviles sobre el elástico de su chándal.

—¿Estás drogado o te estás burlando de mí?

Él suelta una carcajada y me besa la frente.

—Ambas. Anda, cariño, que no estoy herido de muerte. Puedo mover la mano perfectamente.

—Pero no deberías. Megan dijo que se puede abrir la herida, que no la muevas —digo, y el recuerdo de las órdenes de esa mujer me hierve en la sangre y me estalla en los oídos. Al final, tenía toda la razón del mundo al insistir con eso de que Barry no haría caso. Lo conoce mucho más que yo. Claramente.

Bajo los pantalones junto con el bóxer y me alejo de él al instante, poniéndome a salvo. No quiero mirarlo ni tocarlo ni hacer nada que lo invite a mover la maldita mano o que me haga a mí dejar de cuidarlo. Solo quiero meterlo en esa bañera, quitarle el día de encima y luego llevarlo a dormir. Tiene ojeras y parece muy cansado, como si el efecto del calmante todavía estuviera actuando sobre él, pero luchara para mantenerse despierto. Barry libera los pies del pantalón, se quita las medias y me mira con la cabeza ladeada y una sonrisa pícara armándose en su cara. Maldito dioso nieto de Zeus. Ni herido, drogado, cansado u ojeroso deja de verse sexi.

—Qué buena idea fue haberte enseñado a desvestirme. Creo que me puedo acostumbrar enseguida a que lo hagas por mí de ahora en más.

—Vine a Londres a grabar un disco, no a ser tu vestuarista.

—Mi vestuarista no hace esto que me haces tú.

—¿Desvestirte?

—Excitarme con solo estar en el mismo cuarto.

—¿En serio tienes vestuarista? —Lo ignoro como mejor puedo mientras lo empujo suavemente hacia la tarima de la bañera. Me seca la boca verlo desnudo y escuchar su estilo directo y al mismo tiempo tratar de mantener a los Picapiedra a raya.

—En serio.

—¿Y qué hace entonces? ¿Cómo es?

—Mañana la conocerás —dice misterioso, y antes de meterse en la bañera, me rodea con su brazo sano—. Métete conmigo.

Niego con la cabeza. Meterme con él será olvidarnos de la mano herida. Entonces la veo volando hacia mi pecho y aferro su brazo para detenerlo.

—Que no muevas la puta mano, Barry Brown.

—Ya, ya. No la moveré, no hace falta que insultes, pequeña.

Se mete en la bañera y se desliza en el agua caliente sin reprimir el placer que le da. De solo verlo quiero meterme ahí mismo y pegarme a él, pero trato de distraerme buscando la esponja, el jabón y el champú en la ducha y cuando regreso con todo, me mira con un puchero. Mierda. ¿Dónde han quedado los quince años que me lleva? Me está haciendo el gato de Shrek. A mí. Que lo amo.

El sueño - Barry Brown 1 (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora