The night is young
Until it's over
Until it's over
The night is Young
The night is ours
Until tomorrow
Until tomorrow
Get ready for it
Take That
La semana se pasa como en un sueño. Seguimos grabando en el estudio y habitando aquella casa que poco a poco voy pudiendo asimilar y cada día que pasa me siento menos ansiosa. Es cierto que un par de veces tuve que pellizcarme para convencerme de que estaba a medio metro de Barry mientras tocaba en el piano las canciones que yo había escuchado durante más de la mitad de mi vida, y tuve el impulso de sentarme a su lado y apoyar la cabeza en su hombro mientras lo miraba tocar. Si me preguntan cómo deseo morir, esa es la escena en mi cabeza. Pero por el momento me limito a observarlo desde mi lugar, conociéndolo, como me pidió que lo hiciera.
Estamos pasando juntos más de doce horas diarias. Y ya me voy acostumbrando a cantar con él, lo que no significa que haya dejado de impactarme profundamente. Por el contrario, se ha ido construyendo un vínculo entre nosotros que día a día se expande más y nos une de una manera extraña, dejando un poco afuera a Frank y a Carla, que viven su experiencia desde lugares muy distintos. Por suerte, de manera positiva, aunque Frank está algo seco conmigo y Carla me mira sin entender cómo sigo sin devorarme al elefante.
Me vengo salvando porque, como lo prometió, Barry no volvió a ser un macho alfa acorralándome en los rincones, y en parte es un alivio. Pero cada vez que terminamos de cantar o de reír a dúo me arrepiento de haber puesto el freno: todo mi cuerpo quiere desnudarse para él, así como me desnuda el alma. Y cada noche, mientras Barry me despide con un abrazo y me da las gracias por el día antes de dejarme subir al coche, estoy a punto de decirle que me quiero quedar. Por supuesto, no me animo a hacerlo. Y cuando llego a casa tardo horas en dormirme, con la cabeza llena de ideas y recuerdos y el corazón latiendo eufórico, como si estuviera enchufada al tomacorriente del universo estelar. Así me deja Barry Brown, sobreestimulada como un LSD. Cuando logro dormirme suena el despertador y escucho el llamado de Carla o de Frank a la puerta de la habitación, apurándome para salir. Y de vuelta a empezar.
Cuando tenemos doce demos listas, Liam viene por primera vez al estudio para escucharlas y almorzar con nosotros. A mí me parece que doce demos en poco más de una semana es una barbaridad, es la obra más grande de lo que sea que he logrado poner en pie en mis veintidós años y me cuesta creer que de verdad soy capaz de trabajar tanto en algo y no aburrirme ni sentir que padezco al resto del equipo, como me pasó siempre en los trabajos grupales. Barry sabe muy bien lo que hace y cómo se hace y al parecer Frank tiene la misma forma de hacerlo, por lo que han congeniado muy bien y tengo la sensación de que nos hemos ahorrado un montón de tiempo en vueltas y discusiones que no existieron.
Pero el ingreso de Liam Smith en nuestra pequeña burbuja me desestabiliza más de lo que creía y me paso un buen rato ansiosa y mareada como aquel primer día en la oficina. Joder, parece que fue hace meses, y no esperaba para nada sentirme tan nerviosa como me siento mientras observo a Liam que escucha los temas con los ojos cerrados, uno tras otro y sin emitir juicio, salvo algunas sonrisas y una que otra ceja alzada cuando le pego a las notas altas a las que me arrastra Barry desde aquella primera canción que cantamos juntos en el estudio.
Él mismo propuso usar esa primera canción como cierre, pero sin cambiarle nada. Suena fresca y natural con aquella risa extasiada y satisfecha, el sonido del beso y el «Eres maravillosa. Gracias, Natalie». Frank y Car opinaron lo mismo: esa versión tenía que quedar así, lo más intacta posible, y aunque a mí me da un poco de pudor esa grabación, es el tema que hace saltar a Liam del sillón y aplaudir como una foca en Mundo Marino.
—¡Esto! ¡Esto es lo que quería escuchar! —festeja caminando por el espacio y escuchando con una sonrisa abierta—. Es perfecto. Así es como se termina un gran disco. Muy pero que muy bien hecho, chicos. Pásalo de nuevo, Frank, por favor. Desde el principio. Pero pon la quinta canción en el lugar de la décima, a ver qué tal.
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El sueño - Barry Brown 1 (Borrador)
Romance¿Qué pasará cuando todas esas fotos en la pared se vuelvan realidad? A sus veintidós años, Natalie Andrews está en plena crisis existencial. Estudió música para tocar y cantar las canciones de Barry Brown. Sueña con conocerlo, pero sus miedos e inse...