10. Sex bomb

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You can make me feel the real deal
I can give it to you any time because you're mine

Tom Jones


Ya en la oficina, Barry saluda a Carla con un abrazo y le dice algo que la hace reír. No llego a escuchar pero tampoco quiero saber. Seguramente fue ella quien le dijo que Frank y yo no estábamos más juntos, aunque Barry me quiera hacer creer que me lee como a un cartel de luces de neón. Ya tendré yo una charla con Carla al respecto. No tiene por qué contarle cosas mías a Barry Brown, y menos cuando yo trato por todos los medios de no caer en su trampa.

Uno de esos medios fue poner a Carla de representante, como había dicho tan naturalmente al hablar con Shannon Luciano. Mi teléfono había desaparecido en algún lugar entre que tomé el taxi y llegué al almuerzo con Barry Brown, y no iba a comprarme otro a un mes de marchar a otro país donde quizá no me funcionara, por lo que viví treinta días incomunicada, lo cual ayudó bastante a mantener la calma. Detesto los teléfonos y que la gente o los ringtones me demanden atención. Me preguntaba si podría mantener el hábito aquí, pero no me ha durado ni veinticuatro horas: Barry Brown ya tiene mi número telefónico. Y aunque se supone que debería saltar como una fan feliz por figurar entre sus contactos, la idea me pone más nerviosa de lo que ya estoy.

En el último mes, todos los mensajes que Barry mandó entraron por el teléfono de Carla, como las llamadas y los mails con indicaciones, papeleo y temas organizativos, así que mi mejor amiga y mi amor platónico tienen más comunicación entre ellos que conmigo. No me molestaba, al contrario: fue un alivio que ella hubiera dejado de llamarlo «el hijo de puta» como le había empezado a decir desde aquel mediodía en el baño. Al principio, Carla estaba encantada con la idea del disco, con viajar y con la oportunidad, pero lo odiaba por haberse descargado con la del vestido rojo. Quizá lo odiaba más que yo, porque yo lo amaba y ella no. Pero con el correr de los días, ella fue cediendo, al contrario que yo, y ahora son como amigos. Hasta llegué a enterarme de que hablaba de Shannon con él más que conmigo. «Porque él lo conoce, amiga, y también es hombre, tiene más info, nomás». Y ahora se ríen de algo de lo que no me entero y todo el asunto me empieza a molestar.

Alice aparece con una carpeta celeste y una taza de té humeante que le entrega a Barry en cuanto se acomoda en el sillón. Entonces Liam palmea las manos y dice «ya estamos todos». Tomo asiento entre Carla y Frank, frente a ellos tres, y trato de concentrarme en los preliminares de Liam, tan diplomático y atento, que da por iniciada una reunión de la que, espera, saldrán excelentes resultados para todos y cada uno de nosotros. No sé si soy yo o qué, pero siento que la introducción dura dos meses y medio.

Luego habla de las demos y de la versión de Deepest, y agrega que ha visto la grabación del dúo que hicimos en la fiesta. Miro a Barry alzando la ceja. ¿Qué grabación? ¿Existe una grabación de ese momento? Dios mío. Ya mismo me quiero ir a verla a donde sea que esté colgada.

—Se me ocurre que podríais grabar un disco de duetos; Barry y Nat cantando con La Little Band, para que os conozcan. Me gusta mucho cómo sonáis vosotros tres, así, bien acústico. Podríamos hacer unas presentaciones y, mientras, producimos las canciones de La Little Band, grabamos y lanzamos el disco como novedades. No sé qué opinas, Barry.

—Me parece perfecto. Pero que decidan ellos qué quieren grabar primero. Producirles su disco fue la idea original. Luego vino lo del dueto —dice Barry y me dedica una sonrisa tan obvia y descarada que tengo la impresión de que todos se mueven inquietos en su lugar.

Miro a Frank y sé que no soy la única con la mandíbula desencajada. Podría reír, podría saltar al jubiloso grito de ¡Sí! ¡Grabemos todo! ¡No importa el orden! y dando palmaditas felices como pareciera que está a punto de hacer Carla. También podría largarme a llorar por caer en la cuenta de que el sueño de mi vida se está cumpliendo: Barry Brown quiere cantar y grabar un fucking disco conmigo. Pero no hago nada porque Frank dispara:

El sueño - Barry Brown 1 (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora