Hello, hello (hola)
We're at a place called Vertigo (¿dónde está?)
Lights go down, and all I know
Is that you give me something
I can feel your love teaching me how
Your love is teaching me how
How to kneel
Kneel
U2
—Desayunemos —dice Barry apenas entramos en la casa y deja mi mochila y las bolsas sobre un sillón del vestíbulo.
Bien. ¿Con ese humor, qué otra cosa vamos a hacer si no desayunar? Me quito la chaqueta y la cuelgo junto con el bolso en el perchero. No es momento para andar disgregando mis pertenencias por ahí.
Ninguno habló demasiado en el viaje. Nos apoyamos uno contra el otro en silencio mirando por la ventanilla y de vez en cuando haciendo algún comentario al azar. A mí me cohibía un poco hablar estando James ahí presente y deduje que a Barry no, pero que venía inmerso en sus propios pensamientos.
Me pregunto si le durará mucho la nube negra y si en algún momento me explicará qué era todo eso que preguntaban los periodistas. O si simplemente se limitará a ladrar monosílabos como lo ha estado haciendo.
Trato de tranquilizar mis paranoias y buscar pensamientos objetivos en vez de subjetivos. Sí, Barry Brown parece tener el peor humor de su vida y yo nunca lo había visto así. Eso es subjetivo. Que Barry haya pasado cuatro días sin saber por qué yo no le quería contestar el teléfono, objetivo, aparentemente sin haber dormido mucho, subjetivo, y que luego haya tenido que pasar por adentro de una máquina trituradora hecha de periodistas cuando podría haber amanecido tranquilo en su inmensa y hermosa cama, eso es objetivo. Pienso que Barry está molesto conmigo por no saber dominar mis emociones, subjetivo, armarle un drama en medio de la calle, objetivo, y, quizá, haber atraído a todos esos periodistas luego de que nos viera el tipo aquel que James trataba de alejar de nosotros. Espanto.
Me siento en una de las banquetas frente a la barra desayunadora de la cocina y lo miro hacer sin saber si decir algo o no decir nada.
—¿Lo quieres completo? —pregunta abriendo la nevera y arrancándome de mi atasco mental.
—Perdón, ¿qué?
—El desayuno.
—Ah, no —digo frunciendo la nariz. Jamás me voy a acostumbrar de nuevo a desayunar huevos fritos, bacon y salchichas. Ni a almorzarlos. Y en casa papá solo lo hace los domingos.
—¿Café con leche y medialunas o chocolate caliente con churros? —pregunta en un exótico castellano con una gran sonrisa y me caigo de la nube. Hola, buen humor.
—Muy bien. Ya te puedes mudar a Buenos Aires.
—¿Viste, boluda? —dice y sé que imita a Car, quizás sin saber ni qué significa lo que me acaba de decir. No puedo evitar reír y él pone cara de cachorro apaleado—. Igual no tenemos medialunas ni churros. Ojalá tuviese.
—No importa. Prefiero tostadas y té —sonrío y Barry asiente.
—De eso hay. Pediré lo mismo —sonríe él y pone rebanadas de pan en la tostadora—. ¿A qué se dedica tu padre?
Salto en mi lugar. No me esperaba su pregunta.
—Es profesor de filosofía.
—¿Y tu madre?
—Profesora de literatura.
Barry se cruza de brazos y se rasca la barba mientras me observa con la ceja alzada.
—Veo.
—Qué cosa.
—Por qué te vistes como una estudiante de filosofía. O literatura.
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El sueño - Barry Brown 1 (Borrador)
Romance¿Qué pasará cuando todas esas fotos en la pared se vuelvan realidad? A sus veintidós años, Natalie Andrews está en plena crisis existencial. Estudió música para tocar y cantar las canciones de Barry Brown. Sueña con conocerlo, pero sus miedos e inse...