Oh, what do you think about that
Now you know how I feel
Say, you can handle my love, are you for real
I won't be hasty, I'll give you a try
If you really bug me then I'll say goodbye
Spice Girls
No sé cómo hago para llegar a sentarme frente a Barry Brown en ese restaurante de Puerto Madero, porque es tal mi estado de ansiedad y nervios que veo todo medio borroso. Pero una vez que tomo asiento, que intercambiamos dos o tres frases de cortesía y Barry Brown sonríe, Dios, Dios, Dios, sucede lo mismo que hace unas horas: esa energía que irradia y que me pega más que un porro, me da de lleno en el plexo solar.
De todas formas yo he tomado la decisión de no claudicar. Para mí es más importante en este momento grabar un disco en Londres de su mano que ser una más de las miles de mujeres que han dormido con Barry Brown. Si en algún momento soñé con hacer el amor con él, ahora mi meta es demostrarle que yo no soy ni seré una más, que conmigo no le será todo tan fácil. Y para eso tengo que poder acostumbrarme a su presencia y volverme inmune a sus feromonas. Al menos hasta que me sienta segura y no una ilusa quince años menor que termina desplazada por una diosa celta en vestido rojo. Porque cada vez que pienso en la novia de Roger Rabbit, me invade el odio. Pero al menos es una buena herramienta en este momento en el que Dios, Dios, Dios, Barry me sonríe como corderito degollado.
—Le pedí a Carla que venga —digo, y él asiente. No descifro si se sorprende o si ya se podía imaginar que yo lo vería solamente para hablar del disco.
—¿Y Frank? —pregunta sin expresión, inescrutable.
—Frank lo va a pensar, tiene otro proyecto —miento. Todavía no sé si lo va a pensar o si de verdad me va a acompañar, pero necesito tiempo hasta que las cosas se acomoden
—Bien. Entonces, antes de que llegue Carla me gustaría dejar algo en claro —dice él llenando mi copa y acercándola a mí. Yo tiemblo. Parece Iceman con sonrisa derrite polos—. No voy a ignorar que de alguna extraña forma estás con Frank. Pero seamos honestos, lo que pasó anoche entre tú y yo no va a quedar así.
Tengo que hacer un enorme esfuerzo para que la boca no se me abra del asombro. Por un lado se me bajan las medias de solo escucharlo. Por el otro siento que me está amenazando y me contengo para no exclamar un «¡Ja! ¡Ni en tus sueños, Barry Brown!» ¿Quién se cree que es? ¿Cómo que no va a quedar así? ¿Acaso él no lo ha resuelto y finiquitado con la Jessica Rabbit? ¡Es un completo engreído!
—Lo lamento, pero así se va a quedar —declaro, desafiante, cuando logro componerme.
—No me malinterpretes, Natalie. Solo quiero que seas consciente de que si vamos a trabajar juntos, no va a ser fácil.
—Barry, así se va a quedar —repito, silabeando como hace él, por si no le queda claro—. No sé qué pasó anoche y no voy a poner en juego ni mi carrera ni mis afectos por un capricho —suelto—. Quiero decir... yo no hago estas cosas.
—Entiendo. Bien —acepta alzando las manos en un gesto de ¿conciliación? ¿Aceptación? ¿Condescendencia?—. Trataré de no cruzarme en tu camino...
—Perfecto.
—...pero que quede claro que igualmente me voy a cruzar.
Pestañeo y se me escapa el ¡Ja! de puro asombro.
—¿De verdad eres tan engreído?
Sus cejas se alzan con sorpresa ante mis palabras y larga una carcajada.
—No, Natalie. Simplemente tengo más edad, más experiencias y menos idealismos que tú. Voy a producir tu disco y hasta puede que hagamos otro a dúo. Ya sé cómo van a ser las cosas y sería genial que dejemos todo esto en claro y que podamos comunicarnos con confianza y sin máscaras. No soy alguien de máscaras, salvo por esta barba en este lugar —dice, acariciándose la cara.
ESTÁS LEYENDO
El sueño - Barry Brown 1 (Borrador)
Roman d'amour¿Qué pasará cuando todas esas fotos en la pared se vuelvan realidad? A sus veintidós años, Natalie Andrews está en plena crisis existencial. Estudió música para tocar y cantar las canciones de Barry Brown. Sueña con conocerlo, pero sus miedos e inse...