visita inesperada

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Pasó cerca de dos semanas, semanas en la cual, Lincoln y Leia no había visto a Lola en absoluto, incluso Leia consideraba eso una victoria. El albino seguía pensando en su hermana, sin embargo, sus tareas como padre le distraían de cualquier pensamiento que no fuera cuidar a su hija.

Fueron semanas ordinarias y tranquilas, la rutina de cada uno, levantarse, alistarse y salir de casa, cada uno a sus respectivos asuntos. Durante los fines de semana una salida a ningún lugar específico, solo era diversión y ya, pero, desde que conocieron a la pequeña Lizy, Leia aprovechaba cualquier oportunidad para divertirse con ella y ese fin de semana en específico, Leia fue a su antiguo orfanato acompañada de su padre.

- LEIA!.- gritaba con emoción de volver a verla.

- LIZY!.- grito de igual manera extendiendo los brazos.

Ambas niñas se abrasaron tiernamente y sin perder tiempo, Lizy empezó a arrastrar a Leia dentro de las instalaciones.

- nos alegra que puedan visitarnos.- dijo una de las tantas nanas que atendían.

- es bueno volver, aunque... Fue idea de Leia. - respondió con tranquilidad.

Lizy estaba hablando sin parar, le mostraba cualquier cosa, incluso una grieta en la pared, significaba un hallazgo.

- y en esas escaleras, me encontré un dólar.- continuaba eufórica y más feliz que nunca.

- es asombroso, apuesto a que has descubierto muchas cosas.- respondió con asombro. Aunque no fueran cosas del otro mundo, no quería que ella se sintiera mal, entonces le siguió el juego sin protestar, pero disfrutaba el tiempo con ella.

- si... Pero, siento algo raro...- dijo preocupada.

- pasa algo?

- bueno... Este pasillo normalmente está lleno de niños y ahora está vacío... Adónde habrán ido?.- volteó a los lados en busca de aunque sea una sola alma.

Leia miraba de un lado a otro hasta que sin querer giro su cabeza y su mirada se cruzó con otra niña. Aquella niña al sentir su mirada se escondió rápidamente. Leia conocía a aquella chica, era menor que ella, y le conoció antes de salir del orfanato, sin embargo, eso no impidió que la niña le temiera como a el resto.

- quien sabe... Quizás todos estén jugando a las escondidas.- respondió sin apartar la mirada de dónde se escondía aquella niña.

- suena divertido, juguemos.- emocionada.

- quizás después... Que te parece si primero me llevas con el director, tengo que hablar muy seriamente con el.- sonrió lo más normal que pudo.

- de acuerdo, pero después jugamos... Prometelo.

- lo prometo.

Luego de un corto viajé, Leia entro a la oficina del director, que mas bien, era un salón de juntas, habían varios hombres bien vestidos trabajando en sus computadoras y en un escritorio apartado, se encontraba un hombre robusto que no dejaba de sonreír, parecía amable y tranquilo.

- Lizy, espera afuera un momento por favor.- le dijo a su amiga lo más amigable que pudo.

- bien, no tardes...- salió dándole una sonrisa llena de entusiasmo.

Leia camino por toda la habitación mirando todo a su alrededor hasta que el hombre robusto le llamo la atención.

- querida, no debes de estar aquí, ha pasado algo? O necesitas algo?.- le dijo con voz confiable y acogedora.

- nada en particular, solo evaluaba su trabajo con el del anterior director... Bueno, más bien el director Conall.- respondió sin pisca de remordimiento.

protejo lo que es mio y a las personas que quiero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora