Capítulo 30

631 74 36
                                    

Es: no voy a hablar contigo sin que mi mujer esté delante, no tenemos nada más que hablar, ya me pediste disculpas, ¿de que más podrías querer hablar?.

Lu: quiero ser tu amiga, Esteban, quiero que nos llevemos bien.

Ma: (levantó la vista para mirarle) ¿con quién hablas?.

Es: con Lucía...

Ma: no lo puedo creer (se apartó de él).

Es: (la sostuvo de la mano para que no se saliera de la cama) Lucía, no me llames más, no tengo nada que hablar contigo a solas, entiéndelo, por favor, te deseo todo lo mejor pero ya no quiero tener ningún tipo de contacto contigo, la próxima vez que me llames, no contestaré a tu llamada, adiós (cortó y dejó el celular sobre la mesita de niche) María, no te molestes conmigo, cariño, yo no iba a quedar con ella.

Ma: mi problema no es contigo, es con esa mujer, no le basta con que le hayas dicho que me amas, al revés, ensiste mucho más ahora, estoy cansada de su insistencia.

Es: no te alteres, no es bueno ni para el bebé, ni para ti, te juro que no volveré a responder ninguna llamada que provenga de Lucía, por favor, amor (la abrazó) confía en mi y en mi amor ti.

Ma: lo hago pero si te vuelve a llamar, la buscaré y pienso enseñarle a respetar nuestra relación a golpes si es necesario.

Cuándo Dionisio llegó a la hacienda encontró a Victoria sentada y con gesto pensativo, no se había dado cuenta de que el había entrado en la habitación.

D: deberías estar durmiendo, ya es tarde (quitándose el saco).

Vic: ¿que fue lo que pasó con Damián? (Saliendo del trance).

D: ¿que mas da?, Damián ya es un problema menos.

Vic: ¿lo mataste?...

D: (ignoró su pregusta, la obligó a levantarse para sujetarla de la cintura) Victoria, lo he estado pensando y quiero que nos vayanos a vivir a la ciudad.

Vic: no quiero irme a la ciudad, no por ahora, quiero tener a mi bebé aquí, en dónde yo nací.

D: Victoria, mis empresas están en la ciudad, también tengo que hacerme cargo de ellas, ya las he descuidado por mucho y tengo que regresar, no confío en nadie y no puedo dejar que un simple gestor de empresa siga manejándolas para toda la vida, cariño, en la ciudad estaremos mejor, allí podremos hacer todo lo que en este mugriento lugar no podemos hacer, aquí no hay nada, nada de interés, no hay buenos negocios, no hay nada interesante...esta vida no es para personas como nosotros.

Vic: no será para ti, para mi si por que aquí nací, amo este lugar, se que en la ciudad hay muchas más cosas para uno divertirse, que hay más lujo pero eso no me importa, me gusta todo esto y quiero seguir ayudándo a María con el ganado cuándo me necesite, no quiero irme, Dionisio.

D: ¿no te importaría que me fuera y tuvieramos que separarnos? (La soltó) te daría igual tenerme lejos (afirmó) te noto diferente desde que el Italiano llegó, tal vez...tal vez quieras decirme algo.

Vic: (suspiró) mejor hablamos de esto mañana, puede que pensemos todo de mejor manera.

D: respóndeme, Victoria, ¿sigues sintiéndo algo por él?.

Prisioneros de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora