Capítulo 38

644 75 38
                                    

Ma: la esperanza que te queda es el bebé que esperas, si con un hijo en el mundo es incapaz de cambiar...olvídalo, no lo hará nunca. Entonces tendrás que pensar si te compensa estar con él. No mereces estar al lado de alguién que siempre te va a traer problemas a tu vida.

C: lo sé pero lo amo y no es malo, no lo és. Solo está confundido.

Ma: ¿confundido?, ojalá solo sea eso...

C: no me gusta cuándo haces esto, María. ¿Por que le critícas tanto?, Federico es un buen hombre a pesar de que a veces cometa errores. Todos los cometemos.

Ma: ¿te recuerdo el motivo por el cuál estás embarazada?.

C: (chasqueo la lengua con molestia ante su insistencia por hablar mal de la persona a la cuál amaba) eso quedó en el pasado, yo le perdoné.

Ma: quiero lo mejor para ti, Cristina, no deseo verte sufrir. A día de hoy sigo pensando que Federico no es el hombre que te conviene.

C: pero es el que yo elegí, voy a tener un hijo con él y debes respetarlo.

F: buenas (llegando hasta ellas, María volteo la cara con disgusto por su interrumpción mientras que Cristina solo mantenía las facciones serias) ¿que sucede? (Tomó asiento al lado de la que consideraba su mujer).

C: nada...

F: acaso, ¿las interrumpí?, ¿quieren que las deje solas?.

Ma: no, ya le dije a mi hermana todo lo que pensaba, con permiso (se retiró dejándoles solos).

F: ¿y a esta que le pasa? (dijo con algo de arrogancia en el tono de su voz).

C: nada, no es nada, solo discutímos sobre algunas cosas.

F: pués te dejó bastante seria, puedes decírmelo, Cristina, discutieron por mi, ¿verdad?, solo esa podría ser la razón por la cuál ambas se quedarón tan calladas cuándo entré...tu silencio me confirma que si fui yo el motivo de la discursión que tuvieron. ¿Qué le pasa esta vez a tu queridísima hermana conmigo?.

C: Federico, quiero hacerte una pregunta pero necesito que me respondas la verdad, debes ser totalmente sincero conmigo.

F: (se preocupó) si, por supuesto.

C: ¿tú tienes algo que ver con la muerte del hombre que encontraron en la hacienda?.

F: (se congeló por completo) Cristina, ¿como puedes pensar eso de mi?, yo no soy un angelito pero tampoco un asesino (mintió) ni he tenido nada que ver con la muerte de ese hombre, es más, desconozco quién es.

C: (respiró aliviada y le dió un abrazo) menos mal, me estaba empezando a asustar.

F: ¿eso es de lo que discutías con María?, ¿ella piensa que yo maté a ese hombre? (Necesitaba información).

C: eso ya no importa, confío en ti, si tu dices que no tuviste nada que ver, te creo, mi amor.

F: (le dió un beso) gracias por la confianza, mi vida *maldita María, como sigas interponiéndote entre Cristina y yo, voy a tener que acabar también contigo"...

****

Vic: amor, ¿que vamos a hacer ahora? (Saliendo del restaurante) ¿regresamos a la empresa?.

Prisioneros de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora