Capítulo 37

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Vic: ¿el amor?, no, hoy quiero sexo, estás cuatro paredes serán testigos del mejor encuentro sexual qur has tenido en toda tu maldita vida (se hizo el vestido hacía abajo, se quitó el brassier dejándo frente a su rostro sus enormes y hermosos senos).

D:....

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El doctor llegó a la hacienda...

Ma: venga conmigo, la llevaré con mi hermana (le guió hasta la habitación, Federico seguía a su lado) Cristina, el doctor ya está aquí, ¿ya decidiste que vas a hacer?.

C: dejaré que me vea por el bien de mi bebé.

F: (se alejó un poco dejándo espacio para que el doctor pudiera chequearla).

Doc: ¿como te has sentido? (Le preguntaba mientras la examinaba).

C: con muchos malestares, no sé, pienso que es normal, he leído algúnas cosas sobre el ciclo de un embarazo y la mayoría coincide en que tener náuseas, dolores de cabeza y de estómago son normales.

F: doctor, mi mujer dice que esos dolores que tiene son de contracciones, ¿no se supone que las contracciones solo dan cuándo ya va a tener al bebé?.

Doc: no, no es así, cuándo el bebé va creciendo se va desarrollando cada vez más y es normal tener contracciones, no es lo mismo cargar con un bebé de una semana que con uno de un mes.

C: ¿lo ven?, es que ningúno de ustedes dos me hace caso nunca.

F: mejor prevenir, ¿no?.

Doc: de todas maneras tienes que tomarte las cosas con calma, el estrés es muy perjudicial, Cristina.

C: yo no tengo estrés, doctor, Federico se está ocupando con las cosas de la hacienda y María también. Yo no estoy haciéndo nada.

F: estás cuidándo de nuestro hijo, eso ya es un gran trabajo.

C: me siento inútil...

Doc: ¿has pensado en hacer ejercicio?, es muy bueno caminar para el embarazo, ¿por qué no sales todos los días a andar una media hora?, te sentará bien.

C: (asintió).

F: ¿cómo la ve?, doctor.

Doc: por lo que he podido comprobar hasta ahora todo está bien pero me gustaría que mañana pasaras por mi consulta para poder chequearte mejor.

C: iré...

Doc: bueno, ya me voy, mañana nos vemos, con permiso.

Ma: le acompaño a la salida (salieron de la habitación).

****

Victoria gritaba de placer mientras el la penetraba duramente una y otra vez.

D: dios...

Vic: shh, cállate y sigue...(aferrada a él).

Dionisio entraba y salía sin parar, escucharón que tocaban la puerta pero eso no les hizo detenerse.

D: (tras la rudesa de sus embestidas terminó culminando en Victoria)...

Prisioneros de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora