Capítulo 32

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-Gracias por traerme a cenar Gaara -besé su mejilla-. Lo aprecio.

-Por nada, ______ -responde sonriendo.

-¿Esto... puede contar como nuestra primera cita? -cuestioné ilusionada luego de salir de aquel lugar.

-Se podría decir... -apoya su mano sobre su nuca, ambos seguimos caminando, pero entonces lo detuve.

-Gaara, levanta la mano y cierra los ojos -hablé.

-¿Eh?

-Solo hazlo -reí un poco y él me mira confundido pero deja de cuestionarse las cosas y me hace caso.

Yo puse mi mano sobre la suya y concentré nuestros chakras. Formé un corazón de cristal, hueco en su interior, tenía grabado la marca de Gaara a un lado y su arena estaba dentro de este corazón.

-Listo, puedes abrir los ojos -murmuré. Él ibserva el corazón-. Esto no se romperá ni aunque yo muera... solo lo haría si uno de los dos deja de amar al otro, es un poco cursi pero es lindo. Lo aprendí el otro día.

Dejé aquel corazón en sus manos, Gaara no paraba de mirarlo con una sonrisa encantadora en su rostro.

-Me encanta... gracias -me rodea la cintura con un brazo acercandome a él y besando mi coronilla-. Te prometo también nunca dejar de amarte.

-Ya van dos promesas que tienes que cumplir... -sonreí y suspiré
-. Yo también prometo no dejar de amarte.

Lo abracé con fuerza, aferrándome a él. Gaara suspira igual y mantiene el corazón en medio de ambos.

-¿En serio no se romperá? -cuestiona, parecía preocupado de no querer romperlo.

-Ni con tu ataúd de arena o aunque lo tires desde una altura de mil quinientos metros o más -respondí sonriendo-. Puedes probar si quieres.

-Es sorprendente lo que puedes hacer, no hace falta que lo pruebe, porque te creo.

Me sonrojé por sus palabras que emocionaron a mi corazón, sabiendo la confianza que sentía por mí. Él lo guarda y me rodea con su brazo de nuevo. Apoyé mi cabeza en su hombro y continuamos caminando hasta llegar a un parque conocido y yo sonreí.

-¿Lo recuerdas? -pregunté caminando hacia un tobogán.

-Solíamos jugar mucho aquí cuando niños -recordó acercándose a mí.

-Esto ha cambiado... -mencioné mirando los nuevos juegos-. Pero lo siento completamente igual.

-Yo también... -me di la vuelta con una sonrisa divertida- ¿Qué?

Yo le toqué la frente con mi dedo índice empujándolo un poco, él me mira confundido.

-Las traes.

Me alejé corriendo y salté a un árbol. Gaara ríe y comienza a perseguirme. Comenzamos a correr por toda la Aldea.

-¿Qué pasa, mapache? Sigues igual de lento -me burlé riendo mientras miraba hacia atrás.

Me quejé cuando mi pie fue contra una piedra y caí al suelo pero antes de el golpe la arena de Gaara me atrapa, como aquella vez cuando niños. Gaara aparece frente a mí y me toca la frente.

-Te alcancé.

Yo comencé a reír.

-Maldita roca -mencioné mientras me enderezaba.

-Culpar a las rocas no sirve -aclara y yo le doy un pequeño codazo en las costillas haciéndolo reír.

-Ya, está bien, tú ganas -levanté las manos rendida.

-Ven...

Sorpresivamente, él agarra mi mano y comienza a jalarme para que lo siga mientras corre y salta por los techos.

-¿A dónde vamos? -pregunté curiosa.

-Solo ven -responde sonriendo.

Subimos hasta un pilar de piedra y Gaara apunta al cielo.

-Mira -entrecerré los ojos pero volteé a ver.

-Wau... -expresé abriendo más los ojos-. Es... muy lindo... -quedé maravillada por la cantidad de estrellas que se podían apreciar en el cielo.

-Siempre venía aquí para pasar las noches por no dormir.

-Bueno, ahora tenerme aquí es una ventaja para ti -me senté arrodillada y palmeé mi regazo.

Gaara me observa un segundo pero sonríe antes de acostarse y recostar su cabeza sobre mi regazo. Mientras mirábamos el cielo, yo pasaba mis manos por su cabello. Escuchaba su respiración calmada y cuando suspiraba porque le gustaban mis caricias. Sentí una mano en mi mejilla que me hizo mirar a Gaara quien me veía como si fuera su adoración.

-No creo que puedas ser más hermosa de lo que ya eres... -menciona haciendome sonrojar de nuevo mientras le sonreía. Me incliné sobre él y lo besé.

-Y tú no creo que puedas ser más tierno y hermoso, mapache.

Lo volví a besar hasta quedarnos sin aire; suspiré y me acosté a su lado abrazándolo y él a mí. Bostecé comenzando a sentirme adormilada así que me acurruqué contra él. Sentí su arena colocarse por debajo nuestro y luego como nos levantaba. El viento golpeaba mi cuerpo haciéndome estremecer hasta que sentí una superficie blanda.

Gaara nos cubre con la manta de la cama y besa mi frente a la par que acaricia mi cabello. Suspiré mucho más adormilada que antes gracias a sus caricias y no pude evitar quedarme dormida pronto.

MI FLOR DE ARENA || Sabaku No Gaara y tú ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora