Capítulo 38

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-El Kyuubi... -murmura Sakura al verlo aparecer.

-Naruto puede controlarlo, yo estoy muy segura y confío en él -comenté.

En un momento, el Kyuubi comienza a desaparecer y Naruto es el que queda y termina por darle una paliza a Pain. Suspiré aliviada. Yo corrí hacia él.

-Naruto...

-______-chan esto aún no termina...

-Lo sé... también lo sentí -mencioné mostrándole una de las barras que Shizune y otros sacaron de uno de los cuerpos de Pain.

-Bien, sé dónde está por el modo Sabio.

-Entonces vamos.

Me mira sorprendido pero termina asintiendo y ambos nos encaminado hacia el lugar donde estaba el verdadero.

-Estaré por aquí, si escucho que pelean, entraré -él asintió.

-Gracias ______-chan.

-Vamos, héroe de Konoha -sonreí y él entra a aquel árbol. Yo me apoyé en el tronco-. Sé que estás aquí...

-Tu percepción de chakra es mejor de lo que creía... -habla ella saliendo de su escondite.

-¿Qué haces aquí? -pregunté.

-Soy tu madre, te dije que te cuidaría...

-Fue tu cristal el que cubrió el mío... -asintió- ¿Cómo es que el tuyo es más resistente?

-Como te dije... el tuyo es el mas común, el mío está más desarrollado.

Nos quedamos en silencio por un momento en lo que pensaba en todo esto de nuevo.

-Oye... ¿Dónde está... mi padre? ¿Quién era él? -pregunté de golpe.

Se sorprende por un segundo antes de suspirar con pesadez.

-Tu padre... era un gran shinobi de nuestro clan... era el líder... -abrí los ojos de par en par-. Murió hace años.

-¿Cómo?

-En la guerra por nuestra supervivencia, él me obligó a ir donde Elise... a Suna. En lo que él resolvía los problemas. Lo último que supe de él, fue cuando fui a ver qué había pasado con la guerra... y encontré su cuerpo.

Nos volvimos a quedar en silencio. Podía ver su dolor a flor de piel por los recuerdos, debio ser duro para ella perder al hombre que amaba. Yo lo entiendo, cuando creí haber perdido a Gaara... mi mundo se vino abajo, creía que no podría seguir adelante.

-¿Lo querías mucho? -una pregunta tonta pero que se me escapó sin pensar.

-Lo amaba... más que a mi propia vida. Pero te amaba más a ti, así que tuve que protegerte.

Asentí comprendiendo, podía sentir como mi corazón se ablandaba con respecto a ella. Ya no me molestaba que me hubiera dejado con Elise... ahora podía comprender.

-Debes irte, Naruto ya vuelve -murmuré.

-Me agrada ese chico... me alegra que hayas conseguido amigos como ellos.

-Supongo... -oculté una pequeña sonrisa-. Adiós...

-Nos vemos.

Ella desaparece y Naruto vuelve junto a mí.

-¿Con quien hablabas? -pregunta.

-Conmigo misma, pues como estoy loca... -respondí bromeando y consiguiendo que él ría- ¿Terminó?

-Sí, terminó... -apoyé mi mano sobre su hombro.

-Bien hecho, Naruto.

Asintió y ambos regresamos a Konoha. En el camino, Naruto comenzó a cansarse por lo que seguimos el camino a pie y lento. Naruto terminó cayendo pero lo sostuve antes y luego vi a Kakashi...

-Kakashi... estás bien... -las lágrimas se amontonaron en mis ojos.

-Aún no puedo dejarte, niña.

Él me abraza y besa mi cabeza antes de sujetar a Naruto en su espalda para cargarlo.

-Vamos... Todos en la Aldea esperan su regreso.

-¿Están vivos?

Asintió sonriendo y miró a Naruto.

-Todo gracias a Naruto... Buen trabajo.

-Gracias... Kakashi-sensei -responde adormilado el rubio.

Los tres seguimos caminando hasta llegar a la Aldea donde recibieron a Naruto como un héroe. Lo lanzaron al aire varias veces y le agradecieron lo que hizo por nosotros. Yo me crucé de brazos y sonreí orgullosa.

-Cada vez estás más cerca de tu sueño, rubio... -murmuré. Sentí una mano en mi hombro-. Ahora es el héroe de la Aldea... -Kakashi asiente-. Creo que sí se convertirá en Hokage.

-Yo también lo creo...

-Tengo que volver a Suna, ¿te despides de él por mí? -mencione dándome la vuelta, noté a Kakashi asintiendo de nuevo.

Comenzando a caminar y luego a saltar por los árboles. Me agarré el collar y sonreí. Pensé en Naruto y Gaara. Ambos son muy parecidos y ahora son los héroes de sus Aldeas. Aquellos Jinchurikis a los que odiaban, ahora son los más queridos y reconocidos. Sonreí y llegué al desierto. Seguí caminando aunque se hizo de noche. Llegué a la aldea para el amanecer y me encontré con Gaara en la entrada.

-Me preocupaste... -me recibe con un abrazo.

-Lo siento... es que... hubo un problema-respondí y suspiré-. Destruyeron Konoha...

-¿Cómo? -pregunta sorprendido.

-Ven, te lo cuento en casa -entrelacé nuestros dedos pero me aferré a su brazo y puse mi cabeza en su hombro.

Al llegar a su casa, me quité los zapatos y me tiré sentada en el sofá y luego él apoyando su cabeza en mi regazo. Yo le fui contando lo que pasó y como Naruto se convirtió en el héroe de la Aldea.

-Ese rubio no deja de sorprenderme -mencioné sonriendo.

-Sí, me alegro por él -responde Gaara.

Nos quedamos en el sofá hablando y yo haciéndole mimos por el cabello y el rostro mientras él se quedaba sobre mi regazo. Suspiré y acosté mi cabeza sobre el respaldo del sofá cansada.

-¿Dormiste en algún momento cuando volvías? -pregunta.

Estaba tan cansada como para mentir así que solo negué con la cabeza y los ojos cerrados. Gaara se levanta, lo sentí inclinarse hacia mí y cargarme en brazos. Me lleva de aquella forma hasta entrar a su habitación y dejarme en la cama. Yo me cubrí con las mantas.

-¿Me despiertas para el almuerzo? -pregunté adormilada con los ojos cerrados y sentí su mano acariciar mi rostro quitando unos mechones de cabello.

-Claro, ahora duerme -sentí un tierno beso en mi mejilla y lo escuché irse.

¡Por Dios! ¡No puedo pedir un mejor novio porque no hay!

MI FLOR DE ARENA || Sabaku No Gaara y tú ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora