MI FLOR DE ARENA || Sabaku No Gaara y tú ||

Capítulo 13

-¡______, allá!

Uno de mis compañeros me apunta hacia un lado y yo rápidamente lo esquivo cuando un kunai pasa cortando mi mejilla. Llegué hasta atrás del ninja que me lanzó aquel kunai y yo le clavé otro. Miré atrás de Dai y arriba de él apareció un ninja pero yo lo atrapé con el cristal y me limpié el sudor.

-Uf... Al fin terminamos, cinco días fuera, en serio necesito el ramen de Ichiraku -mencione cansada.

Bajé al ninja encerrando su cuerpo en cristal pero dejando su cabeza libre.

-Buen trabajo -dicen los demás.

-Llevaremos a este con Ibiki -dice Dai.

Asentimos. Comenzamos a regresarnos a Konoha pero sentí varios ninjas atrás nuestro.

-Alto -mencioné.

Todos me hicieron caso. Agarré un kunai y lo lancé hacia la copa de un árbol y de este cayó un ninja pero sus compañeros no tardaron en aparecer. Nosotros nos preparamos y un kunai fue hacia mí pero me hice a un lado y lo atrapé para devolverlo hacia él. Creé mil balas de cristal y las dirigí a esos ninjas pero algunos los esquivan.

-Hm... con que ahora te quedas en Konoha... -habla uno mirándome.

Me lanzan un kunai nuevamente pero dos de mis compañeros se colocan en frente bloqueando el kunai.

-Tsk. Tendremos que matar a tus compañeros para no tener retrasos -menciona otro.

-No lo creas tan fácil -sonreí.

Volteé a ver a mis compañeros quienes a la par mía asentimos con la cabeza. Los ninjas comenzaron a atacarnos de nuevo y nosotros a ellos. Uno fue contra mí pero esquivé su golpe y levanté mi pierna pateandolo en el rostro y tirándolo al suelo. Usé mis cristales pare cubrir a algunos de mis compañeros que seguían peleando pero comenzaron a tirarles kunais.

-Te tengo -un hombre me sujeta desde la nuca.

Apreté los dientes y lo pateé hacia atrás, en la entrepierna, haciendo que me suelte y luego cubrí mi puño con cristal y lo golpeé en el rostro. Me acerqué a él.

-¿Por qué me buscan? ¿Qué es lo que quieren de mí? -creé una aguja de cristal y la acerqué a su ojo-. Anda. ¡Dilo ya!

Su respiración se cortó cuando apoyé más la aguja en su mejilla y levanta sus brazos a modo de paz para que no lo hiciera.

-Si los otros no hubieran fallado antes de que fueras a Konoha nosotros no estaríamos siguiéndote, fue una vergüenza que una niña matara a shinobis experimentados.

Las imágenes de mi madre aparecen en mi mente al instante. Los recuerdos de aquella vez me invaden por completo.

《-Ni siquiera es tuya. Así que dándosla de una vez.

-Tsk -mi madre escupe sangre y ahora estaba en el suelo-. No olvides... que yo... siempre seré tu madre y que... Te amo... 》

Mi mano comenzó a temblar y me aparté de golpe, la aguja de cristal se parte y se convierte en escarcha.

-¿______?

-Yo... -apreté mis manos en puños y retuve las lágrimas-. Me adelantaré, nos vemos.

Y sin más me fui corriendo rápidamente hasta Konoha. Comenzaba a hacerse de noche y los recuerdos de mi madre jugaban en mi contra. Aparecían todos como alfileres en mi cerebro.

《-Te amo... 》

《-Siempre seré tu madre... 》

《-Sigue recto y llegarás a Konoha... 》

《-Te amo... 》

Conseguí llegar hasta las cabezas de los Hokages y me dejé caer so suelo. Traté de aguantar, hasta puse mi mano sobre mi boca y cerré los ojos pero me era inútil. Apreté el césped bajo mi otra mano, apoyada y no pude evitarlo. Solté un grito que desgarró mi garganta a causa de los recuerdos.

Creo que había gritado tres veces seguidas por el dolor; me abracé a mí misma y apoyé mi frente contra el suelo mientras lloraba a gritos.

-Mamá...

Apreté mis manos en mis brazos y sin darme cuenta me había rasguñado. Me solté, esta vez recordé lo sucedido con Gaara, la noche anterior a la de mi madre. Agarré instintivamente el collar y lo apreté entre mi mano, aferrándome a el como si mi vida dependiera de ello.

Volví a cubrir mis labios con una mano para dejar de gritar, temblaba por el llanto, quería dejar de hacerlo. Entonces escuché pasos tras de mí y antes de poder girar o hacer algo, cierta persona... conocida... me abraza por detrás. Eso me hizo romperme aún más, solté mi boca y contraje mis facciones.

-Gaara...

-Sé que no soy la persona indicada para esto, pero déjame hacerlo. A pesar de todo lo que pasamos, no me gusta verte así, ______. Permíteme estar contigo ahora.

Mi labio inferior tiembla, me giré entre sus brazos para verle al rostro. Notando el brillo de dolor en sus ojos, pero no por él... sino por mí. Volví a contraer mis facciones y lo abracé con fuerza, escondiendo mi rostro en su cuello.

-No, está bien... eres la persona correcta, Gaara.

Parece sorprenderse por mis palabras, pero no quiso demostrarlo ahora. Simplemente me abrazó mejor y dejó que siguiera llorando abrazada a él. Lo hice por mucho tiempo, o al menos así se sintió, en realidad no sé cuánto llevaba llorando.

-E..Ellos fueron... e..ellos.. la mataron... -mencioné entre sollozos-. Gaara, ellos mataron a mi madre...

Él me acomoda mejor entre sus brazos, me acaricia la espalda levemente y aunque no diga nada, porque sé que no es muy bueno con las palabras, no hizo falta. Su calor y la seguridad que me transmite fueron suficientes para ayudarme. Gaara era el único que con solo existir a mi lado me hacía sentir mejor. ¿Era esto lo que significaba estar enamorada?

Lo abracé con más fuerza y fui calmando mi llanto poco a poco hasta que solo soltaba sollozos de vez en cuando, luego solo nos quedamos en silencio en esa misma posición. Entonces Gaara nos mueve, me acomoda a su lado y vi que la arena a nuestro alrededor nos rodeaba, movió mi cabello un poco y entonces Gaara empezó a hacer figuras con esa misma arena. Mis ojos se abrieron un poco más cuando nuevos recuerdos, que creí perdidos, volvieron a mi mente.

Siempre que estaba triste o enojada, Gaara hacía esto. Formaba figuras de arena que se movían como si tuvieran vida propia. Me ha encantado eso desde siempre, y lo sigue haciendo. Sonreí con nostalgia y sollozando una vez más pero me limpié la lágrima y me acurruqué contra Gaara. Miré las figuras por un tiempo hasta que dejé escapar un suspiro profundo mientras cerraba los ojos, escuché que la arena caía y volvimos a permanecer así, en silencio.