Capítulo 35

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Mis sentidos regresaron y al instante abrí los ojos de par en par, me levanté de la cama en donde estaba acostada y miré a mi alrededor. No reconocía nada, ni un poco. De repente la puerta se abre y entra una mujer.

—______... —parecía emocionada de verme despierta. Yo la miré desconfiada.

—¿Quién eres...? —cuestioné. Ella se acerca a mí pero nada más dar el primer paso le lancé agujas de cristal a sus pies— ¡No te acerques más!

Ella se detiene en seco, me mira sorprendida y a la vez dolida... pero cierra los ojos y suspira profundo.

—Me duele que mi propia hija no me deje acercarme... —me sonríe cuando yo abrí los ojos de par en par—. Pero está bien... es entendible que desconfíes de mí.

—¿E..Egami... Jin...? —ella asiente, se acerca de nuevo; yo estaba muy sorprendida como para alejarla otra vez—. Tú...

—Sí... _______ —acuna mi rostro entre sus manos—. Soy tu madre...

Era inconfundible su tacto, aunque yo fuera una bebé podía reconocerla. Debía la verdad... pero todos estos años sin ella me cayeron de golpe y enseguida sentí molestia.

—No —aparté sus manos de un manotazo—. Mi madre murió... y se llamaba Elise.

Jin me mira nuevamente sorprendida, sus manos seguían extendidas hacia mí pero las retrae calmada.

—Mi hermana pudo haberte cuidado... he hizo un gran trabajo contigo. Pero yo soy tu madre...

—¡No! Tú nunca estuviste. Elise sí. Así que no me digas que eres mi madre, porque para mí no lo eres.

El dolor en su mirada me hizo flaquear, sin darme cuenta me hizo sentir pena por ella y dolor a la vez.

—_______... Por favor, solo escúchame, hija...

—No me llames así. —hablé demantande, pero entonces recordé un detalle—. Gaara... Él...

—No te preocupes —levanta sus manos—. Él fue atendido por mis médicos antes de que llegaran por él, está bien.

Solté un suspiro de alivio, me sentía más tranquila y ni siquiera sabía si podía confiar en las palabras de esta mujer frente a mí. Pero mi interior lo hacía ciegamente a pesar de todas las quejas en mi cabeza.

—¿Por qué me trajiste aquí? ¿Dónde estoy?

—Aquí estás más a salvo que en Suna... créeme.

—No quiero estar aquí. Y menos contigo... Quiero regresar.

Intenté levantarme pero mis piernas estaban muy débiles como para sostener mi propio peso. Ella tuvo que sujetarme antes de que cayera al suelo, la aparté porque no quería su ayuda.

—Aún no estás bien, por favor... deja que los médicos te revisen.

—¿Cómo puedo confiar en ti?

—Jamás lastimaría a mi hija...

—Pero sí la abandonaste —hablé haciéndola callar.

—No sabes lo que pasó... —responde bajando la cabeza.

—Es porque nadie me dice nada. Tuve que esperar dieciséis años para saber la verdad y ni siquiera porque alguien me lo hubiera dicho. De no ser por aquella carta y la foto, jamás me hubiera enterado.

—Quería encontrarte para decírtelo, justamente... Quería reencontrarme contigo desde hace años.

—He visto a tus hombres antes, pero tú no estabas entre ellos.

MI FLOR DE ARENA || Sabaku No Gaara y tú ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora