-Los voy a extrañar chicos... -abracé a todos con mucho cariño y estando al borde del llanto.
-Y nosotros a ti, Dattebayo -responde Naruto.
-Kakashi... bueno, Hokage-sama...
-Ya basta de formalidades, niña.
Él y yo nos abrazamos riendo por el tono cansado suyo ya que... en realidad no le gustaba que lo llame así.
-Sabes que me gusta molestarte.
-Sí, lo sé -respondió con el mismo tono.
Miré a Iruka que estaba a un lado, sin soltar a Kakashi le tendí la mano y cuando me agarró lo jalé para abrazarlos a ambos.
-Los quiero... -dije mirándolos.
Ellos me sonríen cuando nos separamos pero volteé y caminé hacia Gaara. Me tiende mi mochila y yo la agarré y colgué sobre mi hombro. Lo miré sonriendo apenada y sonrojada por recordar lo de la noche anterior.
-Mapache... Sé que será egoísta esto que voy a decirte pero... me gustaría saber si ¿prometes esperarme? -pregunté esperanzada.
-Claro, no podría estar con nadie más que no fueras tú. Y no es egoísta... si yo también te pido que prometas lo mismo, hasta reunirnos de nuevo -se sonroja un poco mirando hacia otro lado pero vuelve a mirarme.
-Claro que sí...
Mi rostro se contrajo y salté a abrazarlo por el cuello, me aferré a él y escondí mi rostro en el hueco de su cuello.
-Espero no tardarme tanto... realmente no quiero dejarte.
-Yo igual espero lo mismo, pero entiendo que quieras ir. Y sinceramente... creo que deberías de hacerlo.
Sentí sus brazos firmes aferrarse a mí, tanto como yo a él. Ninguno quería soltar al otro.
-G..Gaara... Te amo...
Él se sorprende pero no tarda mucho en suspirar profundo y volver a aferrarse a mí.
-También te amo _______...
Finalmente nos separamos, pero solo para vernos al rostro y unir nuestros labios. El beso era tan intenso que no quería separarme, pero me vi obligada a hacerlo por la falta de aire.
-Tengo que irme ya...
-Ten cuidado, ¿sí? -asentí sonriendo.
Me costó separarme de Gaara, aunque caminaba en retroceso nuestras manos seguían unidas y al momento de soltarse sentí la mía estando fría. No sabía en qué momento regresaría... y eso me asustaba un poco. Me calmé mientras miraba a todos y les sonreí, pero entonces volteé a ver a Temari y Shikamaru.
-¿Me prometen invitarme a su boda?
-¡______! -Temari me grita sonrojada.
-Bueno, bueno, solo decía por si... -ella saca su abanico-. Los quiero chicos ¡Adiós!
Salté cuando creé a Hidra bajo mis pies y me alejé en ella. Me detuve estando a metros de ellos, volví a despedirme con la mano al igual que los chicos.
Creé cristales y los hice escarcha que fueron alrededor de toda Suna. Si había algún problema se activaran.
-Bien Hidra, busquemos ese templo ya... -ella suelta un rugido antes de alejarnos.
Llevé mi mano hacia mi espalda y saqué el pergamino con la ubicación del Templo. Cruzando las fronteras del país del Agua, hacia lo que dejaba de ser las cinco grandes naciones...
Tardaría mucho en llegar.
Llevé una mano a mi frente y quité la pequeña figurilla del dragón rojo que mi madre me había dado cuando fue la Guerra y ella murió...
Lo puse como un segundo dige para el collar de la flor de Gaara. Miré desde Hidra y como pasábamos por el desierto y llegábamos hasta el bosque.
***
***
Me bajé de Hidra y me acerqué a las puertas de aquel Templo que habíamos estado buscando por dos años desde que me había ido de Suna. Me acerqué y pensaba empujarlas o algo pero éstas se abrieron solas.
-Genial... -murmuré.
Entré con cautela y con Hidra detrás de mí, todo era tan oscuro que ni siquiera podía ver que tan grande era el lugar, las puertas se cierran e Hidra usa la luz de su interior para iluminarnos.
-Gracias Hidra -mencioné y le puse una mano encima, ella vibra un poco.
Repentinamente saqué un escudo de cristal rojo y lo puse en frente cuando un kunai iba directo hacia mí y luego Hidra me cubre con sus alas de la lluvia de herramientas ninjas, yo toqué su cuerpo creándole una armadura de cristal rojo para que resista. Todo se detiene por un instante.
Hidra quita sus alas pero me rodea por si a caso. Unos pilares de cristal celeste comienzan a aparecer y yo salté repetidas veces hacia atrás y luego lo contrarreste con mi cristal rojo.
Unas agujas de cristal celeste fueron hacia mí por el otro lado y el ala de Hidra me cubre pero esta lo atraviesa, yo creé agujas de cristal y las golpeé a todas evitando que me dieran. Todo se detuvo y las antorchas se encienden solas, iluminando la sala y que en el fondo estaba un anciano sentado en un ¿trono?
-Sí que eres la hija de Egami Jin... -él se levanta y camina hacia mí.
Hidra se coloca a mi alrededor y le gruñe pero él levanta una mano e Hidra se calma y desaparece voluntariamente.
-Supongo que eres Hikaru.
-Supones bien, y tú eres Egami ______, te esperé por dos años -parecía reprocharme la demora.
-Perdóneme usted... pero no había nada que diga donde estaba. Tuve que preguntar a todo el mundo y buscar en libros este lugar -comenté cruzándome de brazos. Él comienza a reír.
-Lo sé, pero hubiera sido más fácil si usabas esto...
Levanta la mano y el dragón rojo que me dió mi mamá comienza a brillar y a elevarse hasta que suelta un resplandor más grande y refleja un mapa donde se veía todo.
-¡¿Cómo no supe eso?! ¡Me hubiera ahorrado todo!
Él comienza a reír más fuerte, a carcajadas mejor dicho, y yo me crucé de brazos nuevamente.
-No es gracioso... -lo fulminé con la mirada.
-Enotonces, imagino que Jin no pudo decirte nada.
-Solo dijo tu nombre, yo tuve que averiguar el resto.
-Bueno... lo hiciste bien. Algunos tardan más de cinco años en encontrar este lugar y otros ni siquiera lo logran. Tu madre y tú fueron las únicas en encontrarme en tan poco tiempo.
Suspiré profundo, Hikaru repentinamente se da vuelta comenzando a caminar.
-Bien, empecemos con tu entrenamiento.
-¿Eh? ¿Así de fácil?
-Ya has pasado mis dos únicas pruebas.
-¿Ah?
-El haberme encontrado y el haber sobrevivido al ataque de entrada eran las pruebas que necesitaba para medir tu capacidad. Y veo en ti un muy buen potencial.
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MI FLOR DE ARENA || Sabaku No Gaara y tú ||
FanfictionDesde pequeños ella amaba jugar con el niño pelirrojo al que todos temían en Sunagakure. Pero ella no, ya que lo consideraba su amigo o tal vez, en unos años, algo más... Pero todo se complica cuando su madre dice que deberán dejar Suna para ir a la...