Madara ya parecía molestarse por tardar tanto en matarnos. Nosotras respiramos un tanto más agitadas que antes por el cansancio de haberlo retenido por mucho tiempo, también nos frustraba no poder detenerlo por completo.
Jin y yo corrimos hacia él pero antes de poder golpearlo nos agarra del cuello a ambas. Nosotras creamos puños de cristal y lo golpeamos en el estómago. Empujé a Jin en el momento en que la mano del Gedo Mazo me aplastó.
-¡Ngh...! -me quejé del dolor mientras sostenía el peso con mi cristal y cuando por fin conseguí salir vi como Madara enteraba la espada del Susanoo en el cuerpo de Jin-¡No!
Corrí hacia ellos y Madara deja caer a Jin como si fuera nada, yo le doy un gran golpe en el rostro sin medir mi fuerza, por lo que fue mucho más lejos de lo que planeé. Lo miré desaparecer de mi vista pero caí de rodillas junto a Jin. Puse mi mano sobre su herida y usé mi ninjutsu médico sin decir ni una palabra.
No otra vez... no...
Su mano agarra mi muñeca con delicadeza.
-Ya, está bien... guarda tu chakra -habla quitando mis manos, pero me sonríe-. Me alegra ver que no quieras que me muera aún...
-Yo...
-Está bien... no tienes porque preocuparte... -apoya su mano en mi mejilla con cariño-. Esto es lo último que puedo dejarte.
Abrí los ojos de par en par al sentir lo que ella había hecho pero agaché la mirada, lentamente llevé mi mano hasta la suya en mi mejilla y la agarré. Apreté los dientes y solo sentí las lágrimas rodando por mis mejillas.
-No llores... No tienes porqué llorar por alguien como yo.
Ella limpia mis lágrimas pero era inútil, salían más y hasta yo era incapaz de detenerlas. Ella me sonríe con calidez.
-Si quieres aprender a desarrollar tu cristal... ve a... -se interrumpe a sí misma cuando empieza a toser bruscamente, aparta su mano de mi mejilla y cubre su boca, pero podía ver que era sangre lo que escupía.
-Déjame ayudarte...
Niega, mira la sangre en su mano y resopla.
-Esto ya no tiene salvación... -vuelve a mirarme-. Ve a ver a un viejo amigo mío, se llama Hikaru... él te ayudará.
Su voz era casi ya imperceptible, muy débil y su piel se volvía pálida y fría. Yo tuve un arranque de desesperación, agarré su mano entre las mías y sollocé.
-Espera... Dijiste que ibas a ayudarme tú. Me prometiste hacerlo y no volver a abandonarme -sollocé, agache la cabeza y grité-. ¡¿Por qué prometes cosas que no vas a cumplir, mamá?!
Abrí los ojos de par en par por darme cuenta lo que había dicho de último. La miré de inmediato por su reacción, ella tenía una sonrisa en el rostro, y una lágrima cae de sus ojos.
-Que gusto escucharte decirme... mamá...
Lo último fue un susurro. Como si con esa última palabra diera su último aliento. Su mano entre las mías se deja caer y yo solo la salté, sus ojos se vuelven opacos y sus párpados no soportaron el peso por lo que se cerraron, pero ella... aún tenía una sonrisa.
Me llevé la mano a los labios cubriendo mi boca y tratando de apagar el sonido de mi llanto, pero era inútil. Pude sentir como Madara se acercaba cada vez más a nosotros pero no me importaba, dejé escapar un grito entre mi llanto mientras me aferraba al cuerpo sin vida de mi madre.
Pronto, Madara llega hasta nosotras, no pierde el tiempo y me da un golpe en el estómago que me lanza hacia arriba. Aparece sobre mí, lo vi sin más, entonces me patea y golpea contra el suelo.
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MI FLOR DE ARENA || Sabaku No Gaara y tú ||
FanfictionDesde pequeños ella amaba jugar con el niño pelirrojo al que todos temían en Sunagakure. Pero ella no, ya que lo consideraba su amigo o tal vez, en unos años, algo más... Pero todo se complica cuando su madre dice que deberán dejar Suna para ir a la...