Marco Asensio acaba de fichar por el Real Madrid. Guapo, joven y seguro de si mismo, pero sin suerte en el amor.
Claudia vuelve a Madrid después de pasar un año lejos de casa para retomar su vida de nuevo.
Ella, la chica rebelde. La chica prohibid...
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Claudia colgó el teléfono después de la llamada que acababa de recibir. Lo miró en silencio y se sentó en el sofá. Se llevó la mano a su ya abultado vientre y lo acarició. Estaba de casi 19 semanas. La mitad del embarazo. Las nauseas y los vómitos ya habían quedado atrás y decían que esta era la etapa tranquila.
Esta mañana se había levantado temprano. Antes de que Marco fuera a entrenar tenían cita con la ginecologa para una nueva ecografía. En teoría, hoy les dirían el sexo del bebe. Y estaban muy emocionados por saberlo. Marco apareció por la puerta recién duchado y vestido ya para irse. La miró extrañado de verla tan callada en el sofá.
-¿Que te pasa? -le preguntó él- ¿te encuentras bien?
- Si, si...estoy bien -le contestó ella mientras lo miraba- acaba de llamarme Florentino Pérez. Dice que quiere hablar conmigo de la Fundación...no sé que será la verdad
- Lo mismo quiere que le cuentes como te ha ido y todo eso
- No sé, en fin...que me voy contigo a Valdebebas, hablo con él y luego te espero
- Vale, por mi perfecto. Oye, te has puesto muy guapa para ver a nuestro bebé -le dijo él mientras la miraba de arriba a abajo. Ella se puso colorada. Él relamiéndose los labios.
Desde aquella noche en la que Marco la tocó, no había vuelto a pasar nada más entre ellos. Ni lo habían hablado. Y Claudia no podía más. Lo amaba. Y quería estar con él. Lo necesitaba muchísimo.
Recogieron sus cosas para irse a la clínica. Tenían muchas ganas de saber que el bebé estaba bien y les daba igual el sexo. Lo importante era que todo fuera perfecto. Se montaron en el coche y Marco puso la radio. Al principio ella, se puso a tararear para acabar después cantando a grito pelado.
Marco la miraba de reojo mientras cantaba, poniendo su mano en su muslo de vez en cuando. Ella temblando cada vez que lo hacía.
Estaban llegando a la clínica. Se bajaron del coche cogidos de la mano. Marco siempre aprovechaba cualquier ocasión para tocarla. La necesitaba. Necesitaba sentirla, saber que seguía ahí, que estaba con él.
No tuvieron que esperar mucho para les atendieran. La doctora García ya estaba en la consulta cuando llegaron. Los saludo efusivamente y sentó a Claudia en la camilla, empezando con la ecografía.
- A ver - dijo ella mirando la pantalla- bueno, esto está perfecto chicos. Ya empiezan a formarse muchos de sus órganos y sigue bien de peso y de altura. Y su corazón ya lo escucháis... es fuerte...
- Que alegría - dijo Claudia al borde de las lágrimas
- Pues todo perfecto... así que... ¿queréis saber el sexo del bebé?
Claudia miró a Marco y él le sonrió. Él era quien más ganas tenía de saberlo, y aunque había dicho que le daba igual, secretamente quería una niña y si era igual que Claudia, mejor. Ambos asintieron a la doctora.
