Claudia entró en el hospital a las 23.00 de la noche. Eran ya las 11.30 de la mañana y el bebe todavía no había nacido. Era normal que los partos duraran mínimo 12 horas. No tuvieron que provocárselo. Empezó a tener contracciones al rato de llegar, el dolor más grande que había tenido en su vida, según ella. Y había empezado a dilatar. Pero empujaba, y empujaba y la niña volvía a su posición natural. Parecía que no quería salir.
La matrona, Carmen, era un amor de mujer. Le daba mucho ánimo y fuerza. Martina también estaba por allí esperando el momento para asistirla en el parto. Marco no se había separado de ella ni un solo momento. La había hecho reír, le había sujetado la mano y la había mimado muchísimo. También estaba nervioso, pero tenía que disimular para que su mujer estuviera tranquila.En la sala de espera estaban su padre y su hermano, los cuales habían cogido el primer avión que salió para Madrid. Estaban también las chicas, Isa, Sara y María. Los chicos estaban entrenando y vendrían al terminar. Mañana jugaban en el Bernabeu contra el Valencia, y el míster le había dado permiso a Marco para que estuviera con su mujer todo lo que necesitara.
Martina se acercó a Claudia y le habló muy cariñosa.
- Nos vamos a ir al paritorio Claudia - les dijo al matrimonio- es hora de que esta niña nazca, ¿de acuerdo?
- Vale -le contestó Claudia con un hilo de voz. Estaba ya cansada. Casi no tenía fuerzas ni para empujar. Eran ya muchas horas.
- Quiero que estés tranquila, Claudia, lo estás haciendo muy bien, ¿De acuerdo?
Claudia la miró y asintió. Marco se acercó a ella y le dio un tierno beso en la frente. Empezaron a trasladarla al paritorio. Allí había más personal médico. Ella estaba nerviosa. Este era el momento que más temían todas las futuras madres. La pasaron de la cama a la de parto y pusieron sus piernas en los estribos. Marco a su lado sujetándola de la mano. Carmen y Martina empezaron a explicarle lo que tenía que hacer, cuando empujar y cuando parar.
Y empezó el parto. Claudia empujaba cuando ellas le indicaban. Se sujetaba a los estribos con fuerza. Marco acariciándole la espalda para que sintiera que estaba con ella. Pero por más que empujaba, la niña no quería salir, volvía a irse hacia arriba. Era agotador. Claudia sentía que le fallaban las fuerzas, no podía más. Llevaban más de 30 minutos intentándolo sin resultado.
- Claudia, cariño -le dijo Martina muy dulcemente- vamos a tener que irnos a quirófano. ¿Vale?
- ¡No! -gritó Claudia- por favor, un poco más...
- Sólo un poco, ¿de acuerdo?
No supo de donde sacó las fuerzas, pero lo hizo. Claudia empujó como si la vida se le fuera en ello, no en vano, de eso se trataba, de la vida de su hija. Empujo con todas sus fuerzas mientras escuchaba a Marco animándola.
- Muy bien, peque, muy bien. Sigue así cariño que ya le veo la cabeza, que ya sale campeona
Esas palabras mágicas fue lo que ella necesito para empujar con todas sus fuerzas mientras gritaba poseída. Sintió como si una parte de su cuerpo ya no estuviera con ella y le indicaron que dejara de empujar, que la niña ya había nacido. Se la llevaron rápidamente a una pequeña camilla para reconocerla. La niña no lloraba. Claudia siguió sentada mirando preocupada. Marco le cogía la mano y contenía la respiración. Y entonces, el sonido más bonito del mundo, el llanto de su hija, inundó toda la habitación. Claudia se dejó caer en la cama y empezó a llorar. Marco se acercó a ella con lágrimas en los ojos y abrazó a su mujer. Habían sido muchas horas, mucha tensión esperando este momento.
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Y De Repente Tú (Cross 1)
RomanceMarco Asensio acaba de fichar por el Real Madrid. Guapo, joven y seguro de si mismo, pero sin suerte en el amor. Claudia vuelve a Madrid después de pasar un año lejos de casa para retomar su vida de nuevo. Ella, la chica rebelde. La chica prohibid...