Aliados y Amigos

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El día transcurrió normal con Davina y Kaleb, aunque Kaleb al principio me pareció egocéntrico y vanidoso, terminó siendo de ayuda, establecimos conexión los 3 y pudimos averiguar algo.

Volvía tranquilo a mi casa ya que Davina y Kaleb iban a cenar como pareja y yo no iba a intervenir en sus planes, no me gusta hacer mal tercio y después de su ayuda lo menos que podía hacer era darles espacio.

La ciudad cada día me animaba más, sin dejar de lado que buscaba información sobre mi, me sentía a gusto aquí y no me molestaría hacerlo de un lugar permanente, tal ves con el tiempo me consiga una casa bonita en algún vecindario que esté cerca del barrio francés, planes que me gustaría empezar a tomar en cuenta.

Eran las 10:30 y el barrio francés poco a poco se iba quedando sin gente transitando por ahí, honestamente no me asustaba pero no podía ir tranquilo, debía ir al pendiente en caso de que algún loco se me fuera encima.

Pase por Russoues y me hizo recordar que Cami aun no volvía, era extraño pero tenía que creer lo que Davina había dicho.

Llegue a unas bancas del centro y me senté sobre una, quería descansar la vista y dejar que el viento me soplara en el rostro, la noche era muy calmada y el aire muy agradable.

Escuche un ruido que inmediatamente rompió mi concentración y estuve alerta a cualquier sonido. En un reflejo me levante y había alguien detrás mío.

— Lo siento... no quería asustarte — Era un chico, uno muy lindo por cierto.

— Descuida, solo me tomaste por sorpresa — Me tranquilice, se veía de mi edad así que no me preocupe tanto.

— Me llamo Aiden, un gusto — Me extendió la mano, le respondí el saludo.

— Me llamo Nate, el gusto es mío — Le sonreí.

— ¿La noche es linda no? — Se sentó en la banca donde yo estaba, me senté junto a él.

— Muy linda... iba rumbo a mi casa y no pude evitar quedarme un rato aquí, la tranquilidad se siente demasiado agradable.

— A veces uno solo necesita salir de la realidad y ponerse en contacto con uno mismo — Me volteo a verme, su voz era tan profunda que temblabas cuando la escuchabas.

— ¿Y eres de por aquí?

— No... yo, vengo solo de visita, un familiar de casará y su boda será pronto, así que estoy aquí apoyando al novio — ¿Una boda? Que lindo sería ver una boda aquí.

— Que lindo... una boda siempre trae buenas vibras — Imaginar que algún día podría casarme, me hacía sentir una alegría dentro de mi.

— ¿Y tu? ¿Eres de por aquí? — Me preguntó lo mismo.

— No realmente... llegue hace poco y tal ves me quede aquí, no acostumbro a quedarme mucho tiempo en los lugares a los que voy, pero Nueva Orleans... me sorprende cada día más... — Suspire y sonreí.

— Vaya que es una ciudad mágica... — Hizo énfasis en mágica, ¿a caso este chico es brujo?

— Oh hay muchas así, créeme – reí – El también río conmigo.

— ¿Tienes novia? — Me preguntó directamente.

— Eh... no... verás, no me gustan las chicas — Le dije algo nervioso, no quería ahuyentarlo.

— Oh... eres gay, igual que yo — Me sonrío, mmm honestamente ya lo veía venir, algo de él me hace sentir esa vibra homosexual.

— ¿De verdad eres gay? No lo aparentas — El soltó una risita.

— Tal ves es porque soy muy serio y por mi voz, pero... deberías verme ebrio — Reí porque imagino que debe ponerse como yo cuando bebo de más.

Más Allá De Ser InmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora