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Los jóvenes ninjas entraron a un pequeño restaurante para descansar unos minutos antes de iniciar oficialmente la misión. Habían dejado la Aldea de la Hoja varios kilómetros tras ellos; a partir de ahora ya no eran ninjas, eran simples viajeros.

-- En cuanto crucemos esas montañas estaremos cerca del primer lugar de encuentro, allí nos darán indicaciones sobre como proceder -- Informó el joven pelinegro Sasuke Uchiha, cauteloso de que nadie más los escuchara.

El Uchiha era el encargado de guiar al equipo hasta el lugar solo por el simple hecho de que era el único en saber la ubicación; previamente se había dedicado a recorrer caminos y senderos para elegir aquel que los llevaría hacia su destino sin ningún problema. Desde que salieron de la aldea habían tomado precauciones para no ser seguidos, movilizándose, viajando pausada y cautelosamente durante cuatro semanas, yendo y retrocediendo para camuflar su rastro. No debían levantar ninguna sospecha, razón por la cual su viaje de había extendido poco más de un mes.

Era imperativo prepararse para la subasta que sería en un lugar que no existía en la geografía del País del Fuego, ni siquiera en el continente. Una lejana y misteriosa isla que, hasta donde sabían, manejaban y practicaban una filosofía de vida que consistía en entregarse a los placeres carnales, el hedonismo era el objetivo principal de vida en aquel lugar.

Aquellas tierras eran administradas por un pequeño grupo de magnates poderosos y millonarios que, al ser poseedores de tanto poder, influencias y dinero mantenían la isla como si se tratara de un club exclusivo cubierto bajo la fachada de un jardín salvaje adornado de exuberante vegetación silvestre. El único puerto en donde podrían abordar un barco hacia la isla desde el país del Fuego estaba fuertemente custodiado por guardias. Para abordar había que ser invitado por los líderes de aquella mágica tierra, "un lugar en el que las fantasías se cumplen" o al menos eso decía el folleto turístico.

Terminaron su descanso y partieron de aquel pueblo cuando el sol brillaba en todo su esplendor. La villa estaba repleta de personas lo cual era beneficioso debido a que cuando se alejaran de la multitud nadie notaría su ausencia. Tenten caminaba con la cabeza gacha, medio oculta por su capucha al igual que los hombres a su lado.

Finalmente penetraron en un oscuro paso entre los árboles que les conduciría a través de las montañas. Allí fueron interceptados por un campesino que les entregó una nota con la ubicación exacta del refugio al cual llegarían.

A pesar de que iniciaba el verano la noche estaba helada, tan clara que dejaba apreciar la belleza de las diminutas estrellas que adornaban el firmamento. La joven castaña al pie de la montaña sintió que su respiración se cortaba al observar aquel macizo, no solo por su belleza sino por lo que significaba. Observó a algunos peregrinos que se dirigían al mismo destino que ella, iban al templo que se encontraba al tope de la montaña, solo que ellos iban por razones diferentes a la suya.

Durante la escalada el viendo inclemente azotaba sus ropas, mientras más ascendían más arreciaba, empezaron a notar que la altura provocaba un clima de tundra en aquella majestuosa montaña por lo que ciertas partículas de hielo se pegaban hasta en sus pestañas.

El tiempo pareció anular la razón, les tomó menos que a los peregrinos llegar hasta el patio. Se quedaron mirando fijamente la puerta de aquel antiguo y hermoso santuario cuando atisbaron que del interior salió un monje a recibirlos. Los guió a través del sinuoso pasillo lleno de antorchas y en partes, espacios adornados por reliquias antiguas talladas en piedra con gemas adornándolos. Finalmente el monje abrió una puerta indicándoles que debían esperar allí hasta que alguien los contactara. Así pues, esperaron en la incipiente estancia cuadrada por lo que pareció una eternidad hasta que una de las paredes se movió dejando entrever un pasadizo, un hombre que portaba en su frente el protector que lo identificaba como ninja de la Aldea de la Hoja les hizo señas para que lo siguieran. Abandonaron la habitación sin dejar señal de que alguna vez estuvieron allí.

Dragones GemelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora