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Tenten gimió al sentir el dulce sabor de sus besos mientras estaba sentada a horcajadas sobre su muslo. Cuando su rodilla hizo contacto con el duro bulto de su entrepierna Neji dejó salir un gruñido casi animal. El deseo era tan intenso que le resultaba sumamente doloroso. No lograba pensar con claridad con ella sobre su regazo entregándose a su abrazo y a sus besos tan abiertamente como lo había hecho cada vez que tenían la oportunidad de encontrarse a escondidas.

Tenten se apartó de sus labios, hundió la cara en su cuello dejando húmedos besos y mordidas en su garganta hasta llegar cerca del lóbulo de su oreja y lamer justo en la zona bajo ésta, Neji sintió un millón de escalofríos recorrer su cuerpo -- Te deseo tanto -- La escuchó decir entre jadeos.

-- No podemos...

-- Lo sé -- Dijo ella mientras una de sus manos se escabullía entre sus pantalones hasta llegar a su hombría.

Sentir sus manos acariciándolo era su perdición, en el momento en que sentía su suave roce toda su razón quedaba en el olvido y solo era consiente del placer que ella le proporcionaba. No quiso quedarse atrás, por lo que él también llevo sus manos hacia su sexo levantando ligeramente la falda de su vestido. Casi sonrió con maldad, siempre era una labor fácil pues ella usaba solo vestidos.

Tenten se levantó un poco para dejarle más espacio en su labor de acariciarla con sus dedos dejando que su humedad los empapara sin dejar de hacer lo mismo ella en su pene. Deseaba con todas sus fuerzas sentirlo dentro de ella pero se aferraba a la poca cordura que le quedaba, no podían permitírselo, de modo que se conformaban con disfrutar sus caricias y besos íntimos.

Desde que empezaron a verse a escondidas quedó claro en que no cruzarían esa línea. Intentaron refrenar su deseo pero se dieron cuenta que era imposible, después de la primera vez no hubo vuelta atrás. Quizás Nouhime lo sabía, no era posible que esos encuentros tuvieran lugar en su casa y ella no se diera cuenta; aunque ambos eran muy discretos. Sea como fuere no importaba, lo único que importaba ahora era el deseo que los estaba quemando.

Neji dejó caer su cabeza hacia atrás para dejar que Tenten se entretuviera lamiendo su cuello y barbilla, lo enloquecía por completo, casi estaba a punto de estallar cuando la escuchó hablar.

-- No puedo aguantar más. Por favor, Neji.

Él sabía de lo que hablaba, se levantó tan rápido que casi estuvo a punto de tumbarla y la acomodó sobre una de las mesas de la habitación tumbando el florero en el proceso pero eso poco le importó, el deseo de ambos era más fuerte, los estaba matando.

Ella siempre se ruborizaba cada vez que Neji la desnudaba y paseaba su lujuriosa mirada por su cuerpo desnudo. Lo vio ponerse de rodillas y abrir sus piernas antes de enterrarse entre ellas sin dejar de mirarla a los ojos mientras la acariciaba con su lengua intensificando el fuego que la consumía. El placer nublaba sus sentidos, casi pensó que se desmayaría cuando el clímax la alcanzó. Él siguió lamiendo hasta que sus temblores cesaron. Esperó hasta recuperar el control de su cuerpo, cuando notó la expresión de Neji casi soltó una carcajada pues era evidente que su erección lo estaba molestando.

-- ¿Necesitas ayuda con eso? -- Preguntó juguetona.

-- Muy graciosa -- Dijo Neji con sus ojos ardiendo en deseo.

Tomó la mano de la castaña y la guio hasta su erección, enterró su rostro en el suave cuello femenino dejando que su olor inundara sus sentidos mientras embestía contra su mano al mismo tiempo que ella mantenía la presión sobre su miembro que él necesitaba, se movía como una bestia enfurecida y cuando llegó al orgasmo lo hizo gimiendo su nombre. Todas esas acciones siempre la llevaban a preguntarse como se sentirían sus embestidas dentro de ella.

Dragones GemelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora