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La luz que emitía la chimenea iluminaba su largo cabello castaño, creaba sombras en su perfecto perfil y se reflejaba en aquellos ojos blancos que la miraban a través del antifaz. El hombre se había quedado de pie cerca de la puerta luego de cerrarla.

-- Lady Nou dijo que me necesitabas -- Dijo con su típica voz tranquila, pausada y arrebatadora.

Tenten tuvo que reprimir la sonrisa perversa que amenazaba con dibujarse en su rostro. Cruzó una de sus piernas sobra la otra y relajó su cuerpo cómodamente en el sofá que ya ocupaba; cuando Neji hizo un ademán de acercarse ella lo detuvo con un gesto de su mano y el obedeció. Se tomó unos minutos para reflexionar sobre lo que Nouhime le había dicho.

La mujer le envió a Neji como premio por su reciente triunfo sobre el indómito Mitsunari Ishida.

Tenten descubrió que nada escapaba de su afilada mirada gris. Nouhime había leído los pensamientos y deseos más profundos de su corazón descubriendo que casi todos estaban dirigidos hacia el hombre presente en esa habitación, su compañero, cómplice, camarada desde hace tantos años y ahora ella se lo ofrecía con la condición de mantener solo una regla, por lo demás, podría disfrutarlo el resto de la noche. Era demasiado tentador.

¿Debería sentirse ofendida por tal ofrecimiento? Después de todo Neji no era un objeto. Sin embargo allí estaba parado en medio de la habitación completamente disponible para ella. Bellísimo y tan deseable con su cabello suelto cayendo como una cascada hasta la mitad de su espalda. No podía ni siquiera pensar en dejar ir la oportunidad de pasar la noche con él. Aún así debía pensar en como manejar la situación, sobretodo cuando las ganas sobrenaturales de abalanzarse sobre el empezaban a dominarla. Temía que su corazón le jugará una mala pasada ¿Y si él la rechazaba? Decidió que la única manera de saberlo era intentándolo.

Tenten se esforzó en alcanzar una serenidad interior. Durante unos momentos no pudo quitar su mirada de su fino rostro surcado de luces y sombras. La cabeza le daba vueltas, toda su resistencia se iba desvaneciendo mientras el calor de su excitación aumentaba.

Suspiró.

Disfrútalo. Había dicho la mujer.

Y decidió que lo haría.

...

Era medianoche en el paraíso cuando Neji había visto a su compañera alejarse con aquel atractivo hombre. Durante un instante sus miradas se cruzaron y notó la inseguridad en sus ojos castaños. Sin poder evitarlo le dedicó una sutil sonrisa demostrándole que había cumplido con éxito su propósito y él, en cierto modo, estaba orgulloso de ella. Nunca había dudado de sus capacidades, era una mujer muy hermosa.

Notó la afilada mirada de Nouhime que lo observaba cuando perdió de vista a la pareja. Él no era un hombre que se dejara intimidar fácilmente así que le devolvió la mirada esperando alguna orden de su parte. La mujer terminó la conversación que mantenía con su invitado y le indicó con un gesto seguirla.

Los pasillos eran un laberinto. Pasó por varias salas y habitaciones sin apenas fijarse en ellas. Solamente sabía que Nouhime lo guiaba hacia el lugar donde estaba aquella castaña que no podía sacar de su cabeza. Al fin se detuvieron frente a una gran puerta doble, todo estaba tranquilo. Esperó a una distancia prudencial pero Nouhime no abrió la puerta provocando que frunciera ligeramente el ceño ¿Qué esperaba? La miró interrogante cuando la mujer se volvió y se aproximó tan cerca que su naríz casi tocaba la suya.

Su presencia era completamente seductora, sus ojos grises lo escrutaron de arriba a abajo antes de hablarle.

-- Tu esperarás aquí afuera -- Ordenó mientras caminaba poniéndose detrás de él. Con agilidad sus dedos desataron el nudo de la tira que mantenía su cabello amarrado en una cola alta, de inmediato su cabeza percibió el alivio al verse libre de aquella presión. Sintió sus largas uñas arañar levemente la piel de su nuca cuando ella peinó su cabello con sus dedos. Al terminar apareció nuevamente frente a él.

Dragones GemelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora