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Entraron en una oscura y húmeda habitación del sótano. El joven estaba apoyado sobre las puntas de los pies con las muñecas sujetas a un gancho que colgaba del techo y su cabeza cayendo pesadamente hacia adelante aparentemente dormido.

Aquel estado era tan deplorable que Tenten sintió la repentina necesidad de desatarlo, untar en sus heridas alguna pomada para la hinchazón y cubrir su cuerpo desnudo con una manta. No podía ver su rostro desde la posición en la que estaba pero su cabello era oscuro como la noche y su blanca piel lucía pálida, ligeramente enrojecida por los azotes. Nouhime le había explicado que ese chico formaba parte del sistema, cumplía voluntariamente su función con total sumisión y predisposición.

Sin embargo ese joven no era cualquier persona. Tenten había leído en su informe que se trataba de un príncipe heredero de unas lejanas tierras que se encontraban al otro lado del océano. Su padre estaba padeciendo a causa de una terrible enfermedad que se llevaría su vida en algunos años por lo que pronto tendría que asumir el trono a tan corta edad. Estaba comprometido desde los tres años con una princesa de un reino vecino y su compromiso formal sería presentado a la sociedad en el lapso de un año. Al ser unos soberanos irremediablemente jóvenes sus respectivos padres habían accedido a enviarlos a la Isla de la Noche como un regalo de bodas, dándoles la oportunidad para que disfrutaran de su juventud antes de acatar con las responsabilidades políticas que les correspondería una vez coronados, además, buscaban que la experiencia moldeara ciertos aspectos de sus personalidades. ¿A qué se refería eso?

Su jefa le había explicado que el gobierno de la isla es muy poderoso, posee muchas influencias en algunos países y aliados importantes, no solo por el entretenimiento que presta sino por la exportación de recursos naturales y minerales que la isla tenía para ofrecer. Por lo general, algunos reinos, familias adineradas, clanes o monarcas mandaban como tributos a príncipes o princesas para ser parte de la servidumbre durante un lapso no mayor a dos años. Los contratos variaban según las necesidades que se quisieran satisfacer. Tenten había preguntado con curiosidad
¿Cuál era la razón para aquello?

Con paciencia Nouhime le explicó que parte de la reputación en la isla recaía en la garantía de seguridad y discreción sobre la identidad de los postulantes en su país. Por otro lado, nunca se realizaría un castigo que dejara alguna marca o maltrato en la piel, ni se provocarán lesiones de ninguna manera. Son custodiados, bien tratados y alimentados adecuadamente. Tal como ocurría con ella.

Cuando cada postulante terminaba su contrato, regresaba a su hogar custodiado por un embajador o embajadora que se aseguraba de devolverle sano, salvo y con su debida recompensa. Adicional a esto la servidumbre en la isla lograba moldear su carácter, de manera que regresaban en mejores condiciones dejando de lado la vanidad, los caprichos habituales en los jóvenes consentidos, muestran un increíble autocontrol y a menudo, poseen una visión diferente del mundo que les permitirá una mayor capacidad de comprensión al enfrentarse a los problemas comunes de las responsabilidades que les corresponderían una vez cumplido su contrato. Todo eso sin contar la obvia exploración de su sexualidad plena y sin inhibiciones que también deja sus beneficios individuales a la hora de cumplir con un matrimonio arreglado. Era aún más ventajoso si ambos habían pasado alguna temporada en la isla.

Esas razones también habían contribuido a la postulación inminente del joven amarrado en aquella incómoda posición. Al igual que su prometida.

Una noche, hace seis meses, el pelinegro había sido secuestrado de su habitación y forzado a entrar al barco para prestar servidumbre por un lapso mínimo de un año, desde entonces trabajaba en la isla como esclavo; a grandes rasgos, esa era la historia del Príncipe.

Antes de adentrarse en la habitación Nouhime le había advertido a Tenten no moverse, ni hablar; solo debía quedarse observando oculta en una esquina de la oscura habitación desde donde apreciaba al joven de perfil.

Dragones GemelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora