18
"El lenguaje es a un tiempo la cuna y el límite de la inteligencia" – John Darnton
Frío y humedad son una mala combinación.
Una combinación que hace sudar las columnas del palenque. Frío y humedad calándole hasta los huesos.
Con tres pieles encima se durmió TipoTaniye, sabiendo que no bastarían. Debió acompañar a Chorotegaye que le confesó que apenas dormitaría en la tipoya, a la orillita del fuego. A su edad se imaginaba que el Chamán la pasaría peor con este frío tan inusual en su tierra. O a lo mejor no.
Planeaban salir antes del amanecer, había camino conocido por varios kilómetros, y el amanecer los alcanzaría justo cuando fueran llegando a la zona donde ya no habría camino y tendrían que orientarse por campos más agrestes.
TipoTaniye odiaba levantarse tan antes de la salida del Sol. Gustaba más bien levantarse antes del albor, tomar tranquilamente su infusión matutina y salir a observar el amanecer. En todo caso le emocionaba su viaje a la Cueva Sagrada y si fuera por él empezaría ya mismo. Pensando en esto TipoTaniye finalmente se logró dormir.
Estaba tendido sobre una especie de metate de piedra. Sólo que tan grande para que él se tendiera así, cúan largo era. Sentía la fría y áspera piedra bajo su espalda. Trataba de mover brazos y piernas, pero ¡ estaba amarrado! Estaba en el interior de una cueva, iluminada por antorchas. Había más gente pero no podía precisar quiénes. Alguien se acercó y sobresaltado descubrió que tenía en sus manos finas un enorme cuchillo de obsidiana. Y se acercaba a él.
Musitaba algo incomprensible : "Xuul kóonol" . Daba un paso más y decía algunas palabras más, y dos que él podía identificar : "Xuul kóonol". No podía distinguir su rostro, pero era una mujer y había algo familiar en ella. Levantó el cuchillo sobre su cabeza, e hizo algo fuera de lugar : reía, primero suavemente, pero luego más fuerte, casi como una carcajada, y de nuevo decía algo de lo que él distinguía solamente "Xull Kóonol"...
¿ De modo que este sería su fin? ¿ Sacrificado ? . Pero los sacrificios se hacían a la luz de la luna, y no furtivamente, en una cueva semi-iluminada. Y el sacrificado solía ir contento al encuentro de su Destino. Pero él no se sentía así. Tenía que ser una pesadilla, esto no estaba pasando . ¿ O sí?
Se debatió, trató de soltarse, esos nudos, esos nudos podían ser safados, si sólo tuviera algo de tiempo. En cualquier momento iba a bajar ese cuchillo hacia su pecho. Se agitó con más fuerza ... irrumpió un retumbo, primero muy leve, luego un poco más fuerte. Le parecía que estaba fuera de lugar en esa situación.
La cueva se desvaneció, estaba de nuevo en su alojamiento, desorientado ... el retumbo aún se escuchaba, aunque se iba desvaneciendo. Era la Gran Tiri, un poco inquieta, que dichosamente le había desperado.
Tendría que contarle ese sueño a Chorotegaye. Recordaba esas dos palabras "Xuul kóonol", no sabía de qué lengua eran, y eso que conocía cerca de tres lenguas diferentes. Tal vez Chorotegaye supiera eso también.
No pudo dormir más, así que se levantó, se envolvió bien en las pieles y se sentó a mirar la luna, trató de relajarse y meditar un poco. A menudo le pasaba que al despertar inmediatamente le asaltaba un sobre salto, su corazón se aceleraba, era una sensación desagradable que anticipaba tiempos difíciles. Empezaba a pensar en las actividades que enfrentaría en el día y ya no podía dormir más.
A las tres y media, despertó a Tosteye, se lavaron rápidamente, tomaron sus bolsas de viaje, y la tienda, y fueron en busca de Chorotegaye. El viejo les esperaba con una infusión caliente.
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Amos de Esferas
Historical FictionEn los tiempos de la conquista española de la América Latina, una tribu centroamericana resulta ser un sitio más del gran entramado mundial de "lugares sagrados" , que fueron visitados en tiempos remotos por extraterrestres. Un acólito quién debe gu...