Segunda Parte . Capítulo 23. Tiempos difíciles.

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Segunda Parte

23

“Temblad, en cambio, tierra y mar porque el diablo ha bajado a vosotros rebosando furor al saber que le queda poco tiempo” - Apocalipsis

Otra vez es verano y la Gran Tiri envía de nuevo sus señales a los cielos.

Un año ha pasado, otra vez es verano y Chorotegaye ha partido al otro mundo. 

Una mañana simplemente ha anunciado que su tiempo se ha acabado y cual elefante en busca de su cementerio, repartió unas pocas cosas y se marchó.  No tuvo un funeral como el de los demás, ni dijo a TipoTaniye dónde iría a morir. Le dijo que en su momento él lo sabría. Es el destino de los Chamanes de su tribu y le ha alcanzado.  Aunque nadie lo sabe las historias que circulan afirman que el Chamán sube a lo alto de la Gran Tiri y se arroja a su cráter, inmolándose para volver luego en forma de cenizas a abonar las tierras del pueblo.

Ahora es TipoTaniye el Chamán. Tosteye estará con él unos meses más, hasta que sea ordenado.

Los presagios de la Gran Tiri son tan fuertes que deciden hacer un Viaje.

Las manos sobre la piedra en un momento y luego nuevamente son el cóndor que baja sobre Nazca. Y ven lo que tanto temían. En las costas casas enormes que navegan los mares han traído al diablo blanco. Montan en bestias, de sus lanzas sale fuego, y algunos cubren su cuerpo de ropas que las flechas no consiguen atravesar.  Son blancos y de rostros barbados. Durante un tiempo han sido tomados por mismísimos Hermanos de TipoTani. Pero rápidamente se ha revelado la verdad, son hombres, hombres como ellos, que comen, que sangran, que mueren, pero más que todo, saquean.  Son criaturas dominadas por una sed inexplicable de oro. Sólo eso quieren saber, sólo eso preguntan, y con tal de obtenerlo devoran cuál plaga de langostas ciudades enteras.

Roban su comida, violan a sus mujeres, esclavizan a sus jóvenes. ¡ Oh Ngumuy Nequepio ! ¿ es este el Destino de nuestro pueblo?

Hay una fuerte división de opiniones, a pesar de las evidencias, muchos siguen pensando que los invasores son en realidad Hermanos de TipoTani, dioses bajados de los cielos. 

La gente de Nazca resiste. Y el glorioso imperio inca también.  Al final son sólo hombres, las porras de obsidiana consiguen romper sus armaduras. Sus bestias pueden matarse con lanzas.

Pero la principal arma del diablo blanco es su astucia.  Urden y tejen traiciones con la misma facilidad que se hace un collar de conchas. Los imperios de las tribus hermanas se han forjado también sobre los cadáveres de los derrotados.  Y el deseo de venganza que subyace, y el temor inspirado por el diablo blanco une a tribus conquistadas contra sus conquistadores. Las promesas de venganza y de reinvindicación son exageradas. Pero son música que quieren oír los que han pasado generaciones bajo el fuerte yugo inca, azteca o  chorotega.

Y si todo esto fallase, traen además la peste con ellos.  Cargan enfermedad y demonios contagiosos con ellos para los cuales los remedios del nativo no son eficaces. Chorotega piensa que ha de deberse a la poca frecuencia con que se bañan.

En todo caso, ya no son sólo señales, el diablo blanco ha llegado y con él viene el fin.

Exploradores blancos están ya en Panamá, qué planes fraguarán, qué promesas harán pronto a los huetares. ¿ Cuántas tribus se unirán para dar fin a su Imperio?

A la vuelta de Viaje TipoTaniye y Tosteye hablan alrededor de la hoguera.  Tendrán que preparar al viejo Cacique y al impredecible Avancari.

¿ Quiénes son estos diablos blancos ? ¿ De dónde han venido ? – preguntó Tosteye.

No son unos diablos, ni tampoco son Hermanos de TipoTani, son hombres como nosotros, simplemente son de piel más clara y tienen mejores armas – contestó TipoTaniye – remontan los mares en esas casas de madera. Ellos han olvidado las enseñanzas de los dioses. Se han olvidado de sus propios antepasados y sólo conocen una sed inacabable de oro y de poder.

¿ Y ahora qué sucederá ?  – Tosteye también había aceptado el Destino aquella lejana tarde en la Cueva, pero su carácter optimista lo hacía guardar una brizna de esperanza.  En el fondo de su corazón, era apenas una lucecita como de luciérnaga y él se negaba a que se apagara.

Esta vez es el fin de nuestra tribu como la conocemos – contestó TipoTaniye . Nunca más se levantarán orgullosas las plumas en los penachos de nuestros caciques. No recorreremos libremente la llanura, ni recogeremos más sus frutos, ni sembraremos el maíz, ni cosecharemos el cacao. La Gran Tiri ya no nos cobijará más con su sombra benéfica. El Destino nos dará la espalda, o más bien su más horrible rostro. Enfrentaremos todos a la vez al Dueño de Monte y viéndolo a los ojos, enloqueceremos.   Pero sé que tu guardas una esperanza y no debes perderla. Unos pocos sobrevivirán y nuestro legado sobrevivirá a los siglos, recortado, inexacto e incomprendido. Pero sobrevivirá Tosteye, y yo seré quién en su momento deba guiar la Diáspora.  Yo sabré cuándo llegue el momento, y deberé actuar ¿ Me ayudarás ? – la pregunta, era casi una súplica.

Mi hermano, sabes que te seguiré donde sea – dijo con convicción Tosteye.

Has de saber que no es la primera vez que nos visita el hombre blanco – dijo TipoTaniye. En uno de los Viajes cuando vivía el viejo, hemos visitado un enorme templo de piedra.  Se llama el templo de los mil rostros y en los muros están labradas las caras de los líderes y guerreros más valientes que han tenido – comentó TipoTaniye - . Has de saber que algunas de estas caras tienen barba, como los que ahora nos visitan. Se dice que reinó incluso sobre ellos un hombre blanco, pero ya hace muchas lunas que murió, sin embargo se dice que fue justo y que trajo nuevos conocimientos, al parecer era experto en la navegación y muchas mejoras a las barcas que cruzan el Lago Titicaca se deben a él y su tribu.  Esta era gente movida por la sed de aventura y estaban dispuestos a compartir, a enseñar, y también a aprender de nuestras tribus.  Los que ahora ha arrojado el mar sobre las costas de los incas, son una maldición y la sangre llenará ríos gracias a ellos.  Pero no debes odiarlos o culparlos, al final son parte de un Plan que nosotros no entendemos por más que queramos, y se cumplirá, nos guste o no. En su ambición y su deseo de poder, son como los zombies de la historia que nos contó Chorotegaye aquella noche, no tienen voluntad, su amo es el oro y a él obedecen sin pensar, si tuvieran que excavar la tierra con las uñas, y romperse las manos,  lo harán.  Si tuvieran que matar una tribu entera para robar unas miserables piedras brillantes, lo harán.

Pero nosotros no tenemos tanto oro, y si lo tuviéramos ¿ por qué no se los damos, y que regresen por dónde han venido? – insistió Tosteye.

El oro es su obsesión, pero también lo es el poder. Quieren llamarse dueños de cuánto abarca su mirada y más allá.  Respira profundo hermano, porque nos ha tocado vivir tiempos difíciles – contestó pacientemente TipoTaniye.

Esa noche salieron a tomar su cacao mirando a la Gran Tiri, en sus ojos reflejaban el rojo de los canales que bajaban por su costado. En  sus oídos el trueno apenas insinuado.

Durmieron poco y con pesadillas.

Amos de EsferasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora