Capítulo 21. El loco de la aldea.

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“Hay alguien en mi cabeza que no soy yo” – Roger Waters

Un coro estridente se elevaba de los árboles, de los arbustos, y de las orillas del río.

Un coro sin orden ni concierto, pero primordialmente hermoso, saludaba el nuevo día.

Así fue que mil especies de pájaros despertaron a los Viajeros.  Las cercanías de la cueva estaban plagadas de árboles frutales, que de noche sustentaban a los guardianes de alas negras, y de día, a una variopinta tropa de aves diversas.  TipoTaniye pensó que no estaba mal despertar de esa forma.

El camino de regreso lo sintieron más corto. Se levantaron con las primeras luces del alba, comieron un frugal desayuno, se lavaron y partieron.

Fueron recibidos por el loco del pueblo.  Su locura consistía en episodios, cada vez más frecuentes donde empezaba a anunciar a voz en cuello el fin del mundo. Corría arriba y abajo por el pueblo, diciendo que le había sido revelado el Fin de los Tiempos. 

! Ya vienen ¡ - gritaba - ¡ Ya vienen, y traen el fuego y la destrucción !

! Ya están acá, ya han cruzado la mar ¡ - casi llorando - ¡ Y los hermanos se volverán unos contra otros, para mal de todos, y para facilitar su obra maldita !

Después tan súbitamente como había entrado en ese episodio, el loco dejaba de serlo y ni siquiera recordaba lo que había dicho o hecho.  Parecía que se había levantado inquieto y empezado su gastado pregón de negras profecías que no hacían más que asustar a los niños e importunar al pueblo entero. Lo peor era que los tres que regresaban coincidían con el loco: el fin se aproximaba.

En ocasiones también parecía poseído por el espíritu de algún animal que la tribu no precisaba. Cuando esto ocurría, primero buscaba un par de cáscaras de coco viejas. Se las amarraba de alguna forma a los pies y después corría arriba y abajo, sólo que sin hablar.  Frenaba de pronto y hacía extraños movimientos con las manos, luego se golpeaba los flancos y emitía un extraño bufido.  Algunos pensaban que era una representación de una danta, pero las cáscaras de coco en los pies les confundían. Era un milagro que no cayera una y otra vez. Si caía, seguía con su actuación a cuatro patas.

El Chamán no sabía por qué o cómo el loco tenía acceso a sus profecías, pero suponía que de alguna forma o Viajaba dormido, o recibía visitas de Viajeros, aunque no estuviera entrenado ni tuviera contacto directo con la esfera.  También tenía una idea de qué animal representaba, él ya lo había visto.  El resto del tiempo era un integrante responsable y normal de la tribu, que no había podido tener hijos, pero se esforzaba por contribuir en lo que podía y no molestaba a nadie.

Chaska no fue el mismo desde que volvió sólo de uno de sus viajes de cacería – contó el Chamán .   Gustaban de cazar en las zonas más profundas de la selva, a pesar de las advertencias que les hemos hecho. Más de una semana estuvieron fuera él y su hermano. Volvió sin una presa, sin sus armas y sin sus bártulos de acampar. Su ropa sucia y desgarrada. Nos ha dicho que se toparon con el Dueño de Monte.  Les ha robado la presa que recién habían hecho y les ha hecho correr atolondradamente.  Les ha perseguido y según Chaska su hermano ha querido hacerle frente con la lanza. El Dueño de Monte la ha doblado como si fuese flor de caña y luego ha estrujado el cuello de su hermano con sus manotas. Chaska ha tenido que correr para salvar su vida, sin saber si quiera hacia donde.  Desmoralizado, sin sus cosas, sin comida ha deambulado toda la noche y por la mañana ha conseguido orientarse siguiendo un río. Poco después empezó a decirnos que oía voces.

TipoTaniye y Tosteye no sabían esa parte de la historia y nuevamente sintieron pena por Chaska.  El Dueño de Monte no era un ente con el que se quisieran encontrar nunca. Quienes le habían visto describían un ser parecido a un enorme mono, sin cola, más alto que muchos hermanos, cubierto de pelo rojizo, con brazos musculosos, pecho ancho y piernas pequeñas y encorvadas. La cabezota grande, con frente saliente y la parte posterior alargada hacia atrás.  Provisto de enormes manos y pies, debe su nombre a que según dicen, reclama territorios inhóspitos, donde el hombre no va y los defiende con fiereza.  Se decía que mirarlo a los ojos produce la locura instantánea.

Tostye preguntó : ¿ Qué es el Dueño de Monte , Chamán ? ¿ Es también nuestro hermano ? ¿ Es un mono gigantesco ? ¿ Es fruto de un maleficio como el de la mona ?

Todos los seres que habitan Ngumuy Nequepio son nuestros hermanos – contestó el Chamán – ahora si lo que preguntas es si es como nosotros, pues no, se parece mucho, pero es … es otro tipo de ser.  En algunos Viajes he intercambiado impresiones con otros Chamanes que viven en pueblos donde también los hay.  Al igual que acá, se refugian en los campos donde nadie quiere ir.  Han de saber que hay tribus que viven donde las nubes bajan a la tierra. Ellos tienen copos blancos durante meses y deben almacenar alimentos para pasar las épocas del frío. En algunos de estos lugares, donde la nieve es eterna, en planicies y picos montañosos que refulgen al sol, y el frío es tal que no puedes pasar una noche al descubierto, en lugares así habita el Dueño de Monte. Aunque ellos le conocen con otros nombres … - El Chamán entornó los ojos, como buscando dentro de él algo más que pudiera explicar sobre la criatura.

Yo he pensado que cuando el dios TipoTani bajó de los cielos nos escogió para darnos la luz de su conocimiento, pero no a la raza a la que pertenece el Dueño de Monte, no sé por qué  razón – finalizó diciendo el Chamán.

Desde el palenque del Cacique vio pasar Nandayure a los tres Viajeros.  Fijó sus ojos en TipoTaniye y adivirtió que había cambiado. No sabía decir en qué aspecto realmente.  Se le veía una profundidad en la mirada, se le veía caminar más pausadamente, pero más seguro. Era como si hubiera estado ausente por años, en vez de un par de día y hubiese vuelto más maduro, más sabio.

Por enésima vez lamentó los sentimientos encontrados que tenía hacia TipoTaniye. Presentía que eran los mismos que tenía hacia toda la tribu.

Y debía decidirse por uno de ellos. Y debía hacerlo pronto.

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