Capítulo 25. El Señor de los Obstáculos.

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Y esa tarde llovió.  Entre lo peor de la sequía aquella tarde llovió.

Llovió, y era un regalo póstumo del valiente y sabio Cacique.

TipoTaniye muy apenado ha preparado el cuerpo.

Adornado con las mejores ropas y plumas, acompañado de magníficas armas, yace el antiguo y sabio Takamaro.

Nandayure está desconsolada. Su madre, está más allá de eso, se mueve como en trance de un lado para otro, sin hablar, sin oír. No fue siquiera necesario darle algún calmante, la noticia le ha tomado tan de sorpresa. Ella, que salió a recibir a la comitiva y vio como esta transportaba, además de la mercancía, dos fardos envueltos en pieles oscuras. Sólo una mirada a Avancari, que apartó la vista, le bastó para saberlo.  La golpea la noticia, la golpea aunque en su cultura estén tan preparados para afrontar la muerte, tan familiarizados con la misma, habiendo vivido guerras, hambrunas, invasiones, y habiendo sido también invasores.

Y Nandayure no para de llorar, se cuenta que lloró la noche entera, y no se gastan sus lágrimas. Negrito la acompañó, a ratos enroscado a su lado, a ratos aullando con el atávico instinto que le induce a despedir de esa forma a un miembro importante de su manada.

TipoTaniye termina el ritual tantas veces repetido y luego da un corto discurso. Lo termina diciendo que el viejo Cacique se ha despedido de ellos con el regalo de esa lluvia inesperada. Para su pueblo vivió y para su pueblo envió su regalo desde los cielos.

El otro guerrero es sepultado también con honor. Tan joven, tan apuesto, tan voluntarioso. El pueblo entero los llora. 

TipoTaniye hace una seña a Avancari por si quiere decir algo. Por una vez el joven le agradece con sinceridad, no hay envidia, ni desprecio, ni rencor en su mirada. Atina a recordar el momento de la muerte, con la flecha presta para ser lanzada. Su tío ha muerto como un guerrero y su muerte será vengada.

Al día siguiente del funeral, una ceremonia oficial bendice la toma del poder del cacicazgo por Avancari.  El será el nuevo Cacique del pueblo entre el lago y la Gran Tiri.

Su primera medida fue ordenar que 40 guerreros se incorporen al servicio activo.  La sequía llega a su fin, la última misión comercial les ha dado lo necesario para superarla y él quiere su venganza.  Peinará las fronteras y matará todo huetar o extraño que encuentre. 

En estas actividades ha enfocado Avancari su dolor.

Nandayure supera poco a poco el golpe y encuentra algún consuelo en TipoTaniye. Su madre no tiene la misma entereza, tras la partida del viejo Cacique las ganas de vivir la abandonan, y como dice la curandera, no hay peor enfermedad que esa.

Muchas lunas han pasado desde la muerte del Cacique. Nandayure, Tosteye y TipoTaniye toman cacao y miran las estrellas. La muchacha ha buscado la compañía del Chamán y su compañero, y TipoTaniye ha frenado un poco sus avances esperando a que el espíritu de la muchacha esté de nuevo equilibrado.  Un Chamán puede tener esposa e hijos, sólo que se entiende que su dedicación principal es siempre la tribu completa, por lo que sus mujeres suelen ser también de alto rango y poseer diversos intereses. Una mujer muy dependiente no es adecuada para un Chamán. Nandayure está muy lejos de eso, y TipoTaniye sueña con el momento propicio en que pueda hablar seriamente con ella de emparejarse.

¿ Cuál es el sentido de nuestra vida acá ? – preguntó esa noche Nandayure – Tata-Taka dedicó su vida a la tribu, ahora no está, y en poco tiempo nadie lo recordará. La muchacha, de niña, le decía Tata-Taka a su padre adoptivo, y luego de su muerte empezó a usar ese nombre para referirse a él, al menos con su gente de confianza.  He pensado mucho en eso – continuó – e incluso se me ha aparecido en un sueño. Fue extraño, primero me ha sonreído con la misma dulzura que recuerdo de él, cuando era niña y hacía alguna travesura. Y como en esos tiempos, me ha dicho que no con su dedo índice.  Pero su mirada era dura, y la sonrisa de había ido…

Entras ahí en un terreno difícil – contestó Tosteye – la interpretación de los sueños no es para nada sencilla. Y en cuanto al sentido de nuestra vida acá, qué podría decirte alguien que como vos lo está buscando.

Chorotegaye nos habló muchas veces del dios del Espejo Humeante – terció TipoTaniye.  Es un dios de las tribus hermanas del Norte. Este dios Tezcatlipoca representa como esta realidad nuestra no es tan concreta ni tan definitiva como podemos creer.  Hay más en este mundo de lo que podemos ver, y realmente nosotros creemos , por ejemplo, que el espíritu de Takamaro sigue vagando acá cerca, por lo que no es raro que trate de comunicarse contigo en tus sueños.  Ahora ese mismo humo, ese espejo defectuoso que ponemos a nuestra realidad te puede engañar, y por eso es difícil entender su mensaje.  Si accedes a tu propio espíritu, Nandayure, deberías ser capaz de entender su mensaje.

Háblenme más de Tezcatlipoca – pidió Nandayure.

Es también el Señor de los Obstáculos – intervino Tosteye – y no es que te ayude a evitarlos o esquivarlos, más bien es quién los pone ahí para vos. Nuestros hermanos del Norte enseñan que los obstáculos nos hacen más fuertes, que en ellos se templa el espíritu y que debemos agradecer también por los problemas o las trabas que nos impiden avanzar.  Dentro de un tiempo hablaremos y verás como habrás aceptado la muerte de Takamaro y además habrás encontrado nuevas fuerzas o dones en ti, producto de estos momentos tan agrios.

Hasta tarde conversaron los tres esa noche. Nandayure agradeció la compañía y se acostó cansada esa noche. 

Pero tuvo inquietos sueños y en ellos nuevamente Takamaro se despedía, para luego mirarla severamente y negar con su cabeza.

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