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Era medianoche cuando dejó atrás la cueva.
Medianoche en el cielo nocturno y medianoche en su alma también.
La última vez que pisaría lo que él consideraba territorio chorotega fue aquella media noche.
Y coincidía con lo más oscuro de su vida. Había perdido a sus padres, había perdido a su padre adoptivo, y ahora, a quién fuese para él lo más parecido a un hermano. Y además ahora, debía dejar atrás la única tierra que había conocido como hogar para ir a solicitar la ayuda de una tribu hermana de la que nada sabía, y en cuyo pueblo nunca había estado.
Debía liderar un grupo desmoralizado y melancólico a través de medio país y decirle a los pocos jóvenes que fueron con ellos que había un futuro montaña adentro. Ellos que gustaban del ligero olor de la sal en el aire que traían los vientos a su pueblo. Ellos que llevaban a sus niños a conocer la mar apenas caminaban. Ellos, acostumbrados a las grandes llanuras, al calorcito del medio día, a los atardeceres que incendiaban el horizonte e inclusive, a las chicharras. Nada de eso les esperaba montaña adentro. Tocaría ahora ( si conseguían llegar ) acostumbrar las piernas a las cuestas empinadas, los pulmones al aire enrarecido y los ojos a los juegos de la niebla en el atardecer.
El peso de la pequeña esfera le hacía ladear un poco sus pasos. La cambiaba mecánicamente de lado a fin de no sobrecargar una pierna y TipoTaniye caminó toda la noche y toda la mañana a paso vivo, no quería preocupar más de la cuenta a los exiliados.
Cuando llegó al punto de reunión le salieron a recibir preocupados Tayel junto a dos de sus hombres de confianza. Alguna noticia tendrían, pero se la guardaron de momento al caer en la cuenta de que TipoTaniye volvía sin su amigo, y al ver la mueca dura que aún mantenía en su rostro. En el tiempo que Tosteye había pasado con ellos le habían llegado a ver como uno más de la tribu y especialmente los niños le tenían un especial cariño. A la mirada interrogante de Tayel, acertó el chamán a decir solamente : “Camina por el Otro Mundo ahora”.
Le han acercado a una de las tiendas y preparado una infusión. El la ha tomado mecánicamente y justo cuando empezaba a caer en cuenta que Nandayure no había salido a recibirle, como si le leyera la mente, Tayel le soltó la noticia sin miramientos, no la adornó ni maquilló de ninguna forma, directo como toda su gente Tayel era pronto para dar cualquier noticia, buena o mala :
Ayer la Princesa ( uso el título sin la menor ironía ) me ha dicho que ha cambiado de opinión, que debía participar en la batalla, y que dijera por favor que la perdonaras.
¿ Con qué faltaba esto ? – pensó TipoTaniye mientras asentía. Había notado tanta duda en los ojos de Nandayure los últimos días. Finalmente había decidido morir junto a Avancari …
Realmente necesito descansar un poco – pidió finalmente TipoTaniye a Tayel.
Ni el calor del medio día impidió a TipoTaniye dormir. En realidad era lo único que le apetecía hacer. Quería dormirse y no despertar jamás …
Avancari le miraba con una extraña mirada, carente de emoción. Vestía sus mejores ropas y parecía como envuelto en una luz. Mirándolo con atención TipoTaniye notó que caminaba con dificultad, apoyado en una lanza ceremonial. Como si no pudiese apoyar los pies. Se acercó a TipoTaniye le tomó por los hombros y le dijo, casi le gritó : ¡Vete!
TipoTaniye despertó sobresaltado. Se incorporó, asomó su cabeza de la tienda y vio que el sol estaba ya bajo en el horizonte. Suficiente de dormir – pensó. La advertencia había sido clara, además, no habían dejado atrás a media tribu para detenerse ahora. Se enjuagó la cara y la boca. Hizo el gesto ceremonial y poniéndose de pie buscó el ahora lejano cono de la Gran Tiri allá en la distancia.
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Amos de Esferas
Historical FictionEn los tiempos de la conquista española de la América Latina, una tribu centroamericana resulta ser un sitio más del gran entramado mundial de "lugares sagrados" , que fueron visitados en tiempos remotos por extraterrestres. Un acólito quién debe gu...