Capítulo 7: Perdonar no es fácil

1.5K 116 66
                                    


Sin darse cuenta, Macarena se encontró sonriendo con el sencillo mensaje de Zulema. Había sido un simple gracias, pero por alguna razón le había alegrado completamente la mañana. Para Fátima no pasó desapercibido el hecho de que su compañera de trabajo y amiga se hubiese quedado más tiempo de lo normal mirando su móvil como si lo que estuviese viendo en la pantalla fuese el mensaje de alguien especial. Se imaginó que debía estar saliendo con algún tío y que éste seguramente era el motivo detrás de su sonrisa. Por su cabeza en ningún momento pasó que en realidad la rubia había sonreído de aquella manera por Zulema.

—Esa sonrisita... creo que alguien está enamorada. —bromeó Fátima sacando a Maca de su ensimismamiento y haciéndola regresar de golpe a la realidad.

—¿Qué dices, tía? No estoy enamorada, ni siquiera estoy saliendo con alguien. —Maca aclaró la garganta para disimular los nervios y guardó rápidamente su celular en el bolsillo de su pantalón; las palabras de la chica la habían desconcertado, solo estaba mirando el mensaje de Zulema, ¿por qué le había dado la impresión a la otra mujer de que estaba enamorada?

—Ya, vale. ¿Y entonces quién te manda mensajes que te hacen sonreír tanto un lunes en la mañana mientras estás en el curro?

—Nadie. —le dio la espalda y comenzó a echar la ropa sucia dentro de la lavadora.

—Bueno, si tú lo dices.

Macarena prefirió guardar silencio, y sin que Fátima la viese se mordió el labio tentada. Pensar en estar enamorada de Zulema era completamente ridículo y absurdo. Sin embargo, lo que había dicho su compañera realmente la había hecho pensar en por qué Zulema con un simple mensaje había provocado tantas cosas en ella. Estaba consciente que el beso que se habían dado la noche anterior había sido una estupidez producto del alcohol en el cuerpo de la morena, y de su proipia debilidad en no haberla detenido cuando la besó. Pero entonces, ¿cual era la razón para que algo tan insignificante como un texto le hubiera hecho sentir una corriente eléctrica que la recorrió desde la cabeza hasta la punta de los pies? Internamente había aceptado que Zulema le atraía, pero joder, era una simple atracción casual sin importancia, que estaba segura que muy pronto se le iba a pasar. Tal vez sí necesitaba un novio o por lo menos a alguien con quien salir. Quizá así dejaría de fantasear con la mujer mayor y recobraría la cordura. Porque sin duda esos pensamientos que estaba teniendo hacia Zulema no eran para nada los de una persona que estaba bien de la cabeza.

...
—¿Como te sientes después del reencuentro con tu madre ayer? —preguntó la rubia a su amiga, tal vez hablando de Zulema, refiriéndose a ella como la mamá de Fátima se concentraría en eso y dejaría de pensar gilipolleces que no la llevarían a ningún lado.

—No lo sé. —la chica suspiró con algo de pesar. —Conversamos un poco, pero no sé muy bien lo que siento. Por un lado creo que fue bueno reencontrarme con ella y hablar, aunque todavía me siento muy herida por lo que pasó hace tantos años en la cárcel. Yo pensé que lo había superado, pero al tener a Zulema de frente otra vez recordé lo horrible que fue esa experiencia, y me sigue doliendo que ella no hiciera más por ayudarme.

—Es normal que te sientas así. Entiendo que fue un evento muy traumático, pero yo pienso que es bueno que hayas podido hablar con ella.

—Pues sí... tal vez. —encogió los hombros y siguió haciendo su trabajo mientras platicaban.

—¿Qué va a pasar ahora? ¿Vas a darle una oportunidad para que se acerque a ti? —quiso saber Macarena, antes de abogar por Zulema necesitaba saber qué terreno estaba pisando; no quería meterse en un asunto que no le correspondía, y aunque le había prometido a la morena que hablaría con Fátima, tampoco estaba dispuesta a arriesgarse a perder la amistad de la joven por entrometerse demasiado en sus asuntos.

SOCIEDAD LIMITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora