Capítulo 45: Por encima de todo

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Román estaba seguro de haber escuchado mal, las palabras que acababan de salir de la boca de su hermana no tenían el menor sentido y definitivamente no podían ser ciertas. Era imposible que ella tuviera una relación con Zulema, si era en efecto la misma Zulema que conocían y que les hizo la vida imposible años atrás. Maca había soltado la bomba y esperaba en silencio una reacción de su hermano, aunque sabía de antemano que esta no iba a ser buena. Él nunca iba a entender el amor que la morena y ella se tenían.

—Román, di algo, no te quedes callado. —le pidió la rubia cuando la ansiedad ya era demasiada y el silencio se había vuelto insoportable.

—Es que... estoy intentando analizar lo que acabas de decir, porque tiene que ser un error. ¿Es un error verdad? ¿No estás hablando de Zulema Zahir? —le preguntó con semblante serio, la voz cargada de confusión y los hombros tensos.

—Sí, Román, estoy hablando de Zulema Zahir. —bajó la mirada un momento y suspiró para tomar valor y poder contarle todo. —Ella y yo tenemos una relación hace ya bastante tiempo. Nos hemos separado un par de veces, pero al final siempre terminamos juntas porque... nos queremos. —confesó mirándolo a los ojos.

—No, es que no puede ser verdad esto que me estás contando, Macarena. —Román negó con la cabeza repetidas veces mientras intentaba procesar la información que seguía saliendo por los labios de su hermana menor.

—Lo es, yo sé que es difícil de creer, pero es la verdad. Estoy enamorada de Zulema y ella de mí.

—Pero, Maca, es que eso no hace ningún sentido. —se pasó la mano por la cara en una clara muestra de frustración. —Yo pensé que esa mujer seguía en la cárcel, creí que le quedaban largos años de condena por todas las cosas malas que hizo. Y ahora resulta que no solo está en libertad, sino que tiene una relación con la mujer a la que se cansó de joderle la vida una y otra vez. —se alteraba. —¿Cómo coño ha pasado eso? ¿Acaso te tiene amenazada con algo, Macarena? ¿Te está obligando a estar con ella?

Maca rio con amargura y negó moviendo la cabeza de un lado a otro sin poder creer lo que escuchaba.

—¿Tú de verdad crees que estaría con ella si no quisiera? ¿Piensas que me dejaría manipular al punto de tener una relación con alguien que no quiero? —resopló molesta. —Ya yo no soy la misma Macarena de antes, Román, la que se dejaba manipular por todos y necesitaba que los demás tomaran las decisiones por mí porque yo no sabía hacerlo. Si estoy con Zulema es porque me da la gana, porque la quiero, porque con ella me siento bien y soy feliz.

Román se llevó la misma mano que antes había pasado por su rostro y ahora la deslizó por su cabello intentando entender a su hermana, pero estaba siendo imposible.

—No entiendo, de verdad no entiendo cómo puedes querer a esa mujer después de todo lo que te hizo, lo que nos hizo.

—Porque en el corazón no se manda, yo no puedo escoger mis sentimientos.

—¿Cómo fue que te reencontraste con ella? Tú saliste antes de la cárcel, esa mujer seguía encerrada.

—Fui a buscarla cuando salió.

—¿Por qué? —el hombre no entendía nada.

—No lo sé, al principio por curiosidad, porque quería saber qué hacía, qué iba a hacer. Y yo en ese tiempo me sentía vacía, me hacía falta una descarga de adrenalina, y Zulema era la única que podía dármela. La busqué, la dejé quedarse en mi casa una noche, y luego por casualidad de la vida comencé a trabajar con su hija y el destino nos volvió a juntar. A partir de ahí los sentimientos entre nosotras fueron cambiando y nos enamoramos.

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