Capítulo 34: Año nuevo, vida nueva

1.4K 95 178
                                    


Esa mañana de año nuevo amanecieron abrazadas en la cama de la caravana. Su pequeño hogar ahora que habían decidido vivir juntas. Todavía parecía una locura esa decisión, y no es que fuera algo nuevo para ellas, pues cuando estuvieron juntas hace meses prácticamente dormían todas las noches en la misma cama. Sin embargo, esto era diferente, era oficial, lo habían hablado como dos adultas, y aunque podía parecer apresurado considerando que apenas acababan de reconciliarse, no había razón para esperar. Se querían, deseaban estar juntas, disfrutaban la compañía mutua, y más que nada, se necesitaban. Así que vivir juntas era simplemente el paso lógico a dar, incluso sin saber si funcionaría, o si la convivencia diaria realmente era algo que iban a poder manejar en un espacio tan pequeño. Pero por qué no intentarlo, en realidad no tenían nada que perder, o bueno tal vez sí, pero para qué pensar en pérdidas cuando las cosas iban tan bien.

Zulema fue la primera en despertar, la luz del sol se colaba por la cortina entreabierta de la roulotte e iluminaba el rostro de la rubia que dormía con la boca abierta. La morena sonrió maravillándose con la belleza de Macarena, que aun haciendo ruiditos parecidos a los de una ardilla se veía como la mujer más hermosa del mundo. Siempre le había parecido chistoso que durmiese así, pero por alguna razón la encontraba más adorable que nunca cuando abría la boca de aquella manera. No podía creer que fuese a disfrutar de esta hermosa vista todas las mañana, le seguía pareciendo un sueño. Se quedó observándola un rato y se dio cuenta que estaba realmente jodida, en el buen sentido, claro. Pero se había enamorado de la rubia de tal manera, que aunque quisiera escapar, ya no podría hacerlo jamás. Le parecía increíble como hace años odió tanto a esta mujer y desde el primer día quiso alejarla, sacándola incluso de su celda cuando la conoció, y ahora no veía su vida sin ella. Era de locos como las cosas podían cambiar con el tiempo. La vida nunca paraba, estaba llena de sorpresas.

...
Cuando Macarena despertó más tarde no sintió a la morena a su lado. Pero no necesitó abrir los ojos para saber en dónde se encontraba, pues desde la cocina a pocos pies de allí le llegó el olor a café recién colado y a tortitas con mantequilla. Dejó que el aroma la embriagara y sonrió aún con los ojos cerrados.

—Buenos días, rubita. —se escuchó la voz de Zulema acercándose a ella. —Por fin despiertas, bella durmiente, pensé que te ibas a quedar todo el día ahí dormida.

—Alguien no me dejó dormir anoche. —sonrió y abrió los ojos para encontrarse con la imagen de la mujer mayor vistiendo solo una ancha camiseta y cargando en sus manos una bandeja de madera improvisada donde llevaba el desayuno. —¿Me esperaste para desayunar? —sintió derretirse cuando la morena se sentó junto a ella en la cama y notó que habían dos platos con tortitas y frutas, y dos tazas de café.

—Sí, no quise hacerlo sin ti. —dijo Zulema ganándose un beso por parte de Maca que ya se había incorporado sobre el colchón sin molestarse en cubrir su desnudez. —No te puedes quejar eh, mira lo que te preparé.

—Se ve muy rico. —la volvió a besar.

—Sabe mejor. —comentó la mayor, y Macarena no supo si estaba hablando del desayuno o de sus labios.

—Gracias, provecho. —tomó los cubiertos y cortó un pedazo de tortita para llevársela a la boca. —Está delicioso.

—Que te aproveche, rubia. —Zulema se acomodó mejor cerca de ella y comenzó a comer también. —Pero no te mal acostumbres eh, no pienso hacerte el desayuno todas las mañanas. —le advirtió con una sonrisa divertida, Maca soltó una risita.

—¿De verdad quieres que vivamos juntas? —le preguntó la rubia cambiando su semblante a uno más serio, pero sus ojos todavía brillaban con emoción.

—Sí. —contestó la mayor sin titubear. —¿Tú no? —de repente se preocupó, pensó que tal vez se había apresurado en pedirle a Maca que viviera con ella en medio de la emoción de la noche, y que ella en realidad no deseaba dar ese paso.

SOCIEDAD LIMITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora