Capítulo 31: Lo más sencillo es complicarlo todo

1.3K 97 206
                                    


No se podía decir con exactitud quién besó primero a quién. Pero daba igual, sin que ninguna de las dos pudiese evitarlo terminaron comiéndose las bocas con ímpetu, y el deseo acumulado de meses sin tocarse. Zulema apretó el pequeño cuerpo de Maca, que junto al suyo parecía tan frágil y diminuto, sobre todo porque sus botas de combate marcaban una gran diferencia en estaturas. La rubia se puso de puntillas para que el contacto de sus bocas fuese más profundo y poder meter su lengua dentro de la boca de la mujer mayor. Pronto el beso se convirtió en una competencia para ver quién invadía más la boca de la otra con su lengua, y quién tenía el control de la situación. Pero lo cierto era que las dos eran igual de ganadoras, como de perdedoras. Habían caído en la tentación una vez más, parecía que no podían evitar repetir la historia una y otra vez. Siempre terminaban en lo mismo, era una necesidad constante estar juntas, no podían luchar contra ello. Macarena gimió en la boca de la morena cuando sintió sus manos agarrar su trasero, e inmediatamente sintió su propia excitación crecer y acumularse entre sus piernas. Extrañaba tanto a Zulema, que hubiese dado lo que fuera para que ésta la llevara hasta la caravana en ese momento y la follara como hace tanto no lo hacía. Llevaba meses deseando sentirla, estar entre sus brazos, disfrutar de los orgasmos que solo ella podía darle. Nadie la hacía disfrutar tanto, más que nada porque con ella no solo se trataba de sexo, sino que el corazón estaba envuelto. Y follar con alguien que te quiere y a quien quieres, es simplemente algo de otro mundo. Nada se le puede comparar.

Por desgracia la magia se rompió y también la excitación que cada vez se hacía más fuerte entre las dos. Zulema dejó de besarla y se alejó abruptamente de ella.

—Vete, Maca. —le dijo mientras se llevaba los dedos a sus labios y los acariciaba tocando donde previamente estuvo la boca de la rubia.

—Pero... —Macarena se quedó un poco atónita y no entendía qué había pasado para que de un momento a otro Zulema hubiera detenido el beso de aquella manera.

—Ve con Fabio, es con él con quien estás saliendo, no. —se notaba la decepción en su voz. —Tú y yo dejamos de ser algo hace mucho tiempo, yo misma te alejé cuando me fui sin darte ninguna explicación.

—Zulema. —Maca no sabía qué decir, esta situación era difícil, su corazón seguía perteneciéndole a la morena, pero juntas habían acordado seguir sus caminos por separado, no creyó que esta cercanía se volvería a dar nunca, y temía que por volver a intentar algo que antes no funcionó, acabaran haciéndose daño otra vez.

—Por favor vete, quiero estar sola. —no la miró.

La rubia asintió en silencio y pasó cerca de ella para caminar hacia su coche que estaba estacionado a unos pies de la roulotte. Zulema levantó la vista cuando la vio pasar a su lado y luego la siguió con la mirada hasta que se subió a su auto y lo encendió. Quería llamarla y pedirle que se quedara, que por favor no se fuera, decirle que se moría por besarla otra vez y hacerle el amor. Deseaba tanto disfrutar de su cuerpo sin prisas, con calma, y borrar todo rastro de otros labios que la hayan besado, de otras manos que hayan tocado su cuerpo y reemplazar esas caricias con las suyas. De repente la imagen de su rubia desnuda en brazos del gilipollas de Fabio vino a su mente y sintió que el estómago se le revolvía. La sola idea le daba ganas de vomitar y le hacía sentir mucho asco. Maca debía ser solo suya... pero por desgracia, ya no lo era.

Macarena se fue sintiéndose frustrada, no hubiera querido que después de meses sin verse, su reencuentro terminara empañado de esta forma. Ahora se arrepentía de haberle dicho a Zulema que estaba saliendo con Fabio, pero a la misma vez sabía que tarde o temprano se iba a enterar, así que tal vez había sido mejor decirlo de una vez y dejar que las cosas simplemente se dieran como se tuvieran que dar. Al final todo había salido como imaginó que lo haría al revelar la noticia, sabía que Zulema no se lo iba a tomar bien, y no podía culparla considerando que Fabio siempre la trató muy mal en la cárcel y por supuesto la odiaba. Además, era obvio que sentía celos porque sabía que él siempre estuvo enamorado de ella. Sinceramente ni la propia Maca sabía por qué estaba saliendo con él, no lo quería, no sentía ni un poquito de lo que alguna vez creyó sentir cuando estaba en prisión. Quizá solo estaba intentando recuperar un pasado y una Macarena que ya no existía, y aferrarse a Fabio era una manera de intentar regresar el tiempo. Cosa que no tenía sentido, ella ya no era la misma, y a decir verdad tampoco quería serlo. Toda la tragedia que vivió la había hecho fuerte, en gran parte gracias a Zulema, y aunque a veces sintiera que quería recuperar un poco de lo que era antes, la realidad era que no cambiaría nada si con eso le tocara renunciar a sus sentimientos por la morena. Podría parecer masoquista de su parte, y tal vez lo era, pero quererla había sido una de las mejores cosas que le habían pasado en su vida. Por más que eso le hubiera destrozado el corazón varias veces.

SOCIEDAD LIMITADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora