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Los Halloweens en comisaría eran bastante agotadores.
Los atracadores y ladrones siempre aprovechaban esa época del año en la que todo el mundo estaba disfrazado o cubriendo sus rostros con mascaras terroríficas para atracar todo lo que se movía o cada una de las tiendas de la ciudad, más de una vez tenían que frenar a algunos adolescentes que terminaban en peleas callejeras por cualquier idiotez, y otras muchas veces tenían que darles un aviso a algunos niños irresponsables que robaban los dulces de las casas o tiendas, en conclusión, era un desastre total. Y lo peor era que nunca les daba tiempo de divertirse un poco.
Esa noche ambos inspectores jefe volvían de patrullar con una bolsa de caramelos y chuches gigantesca detrás en los asientos traseros, ¿la razón?, Bueno, resulta que su buen amigo Segis, a pesar de tener tan solo 19 años es capaz de atracar un badulaque con su primo a solas pero nunca va a dejar de ser un niño pequeño, por lo que tuvieron que acudir al código tres de Segismudo robando todos los dulces del badulaque entero. Obviamente las risas no faltaron para nada y terminaron por atraparlo y quitarle todo el botín que ahora llevaban a comisaría.
A medida que cantaban las canciones de la radio, Horacio se percató de cómo las frías gotas de agua comenzaban a caer sobre el cristal del patrulla, indicando de qué era el inicio de una tormenta bastante grande, por suerte estaban casi en el estacionamiento de la comisaría, por lo que sólo bajaron del patrulla y corrieron con la gran bolsa hacia dentro de comisaría.
—Me cago en la puta— habló en voz alta el rubio mientras escurria su camisa de debajo del chaleco, suerte de que ya no eran nesesarios esos pasamontañas, si no ya estarían ahogándose.
—¿Os a tocado un atraco en la lluvia? —escucharon la voz de Greco acercarse a ellos, casualmente llevaba su ropa de civil, por lo que recibió las miradas confusas de ambos amigos.
—No, sólo nos mojamos al correr hasta aquí. No creo que puedas salir con la tormenta de allí afuera eh— le dijo riendo el de cresta azul al de barba, este solo río en respuesta y respondió.
—Cuando hay tormentas así, algunos suelen quedarse en las habitaciones de comisaría, y como yo vivo en la otra punta de la ciudad me quedaré, ¿ustedes que vais a hacer? —ambos se miraron y luego escucharon como un trueno caía fuera del establecimiento.
—Yo creo que nos quedaremos tambien—dijo seguro el rubio.
—Si, si, si. No veas la que esta cayendo allí fuera— rio un poco nervioso el de cresta.
Greco les dejo el paso libre a los vestidores y estos fueron a cambiarse con una ropa más cómoda, Gustabo solo se dejó la camisa manga larga verde milirar que ya traía y se cambio los pantalones por unos de chandal mas cómodos mientras que Horacio se dejó los pantalones blancos que traía y se coloco una sudadera azul oscura con la palabra 'Heroe' borrada en la parte superior izquierda.
