¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
En plana noche estrellada, justo en lo más alejado de la ciudad, el grupo criminal más peligroso que podía habitar en la zona se reunía con los participantes de mayor confianza, para trazar un plan que se llevaría a cabo dentro de dos noches.
Jack Conway, reconocido mundialmente el el mundo oscuro en el que eran parte, especializado en el trato de armas de tecnología militar avanzada que su propia gente fabricaba, un ex militar que lo que menos tiene es miedo a la muerte, todos sabían que meterse con el o con su gente era un a muerte segura en menos de 24 horas, ya sea a manos propias o a manos del piromano psicópata de su hijo, Gustabo García Conway, diagnosticado con personalidad múltiple, el y su otra personalidad, Pogo, se encargaban de que todo lo que tenía que arder y descomponerse en el fuego o en una explosión, desaparezca al instante, una prueba de esto era el gran cráter a las afueras del sur de la ciudad donde antes había taba una antigua iglesia católica, nunca nadie supo la verdadera razón por la cual Gustabo halla explotado el lugar pero era la demostración suficiente de los destrozos que podía causar el chico.
Luego, a su derecha y el segundo al mando de toda la organización, Viktor Volkov, mercenario, caza recompensas y guardaespaldas, nunca nadie lo había atrapado ni nadie jamás lo haría, se escondía entra las sombras de la oscura noche como si de un fantasma se tratase, nunca nadie pudo ver con claridad de donde provenían los ataques del ruso ya que su agilidad le permitía el poder ser prácticamente invisible, silencioso y calculador, siempre tenía más de un plan, no como el payaso rubio, el cual actuaba por impulso. Era el tipo de persona perfecta para entrar a una bóveda de un banco en plena noche y salir sin siquiera ayuda o un solo rasguño, sin siquiera llamar la atención. Conway le tenía toda la confianza del mundo a él, no sólo de trabajo, si no de amistad, cosa que no se podía conseguir fácilmente en el mundo oscuro en el que trabajaban, y algo también muy preciado.
Y por esa confianza que mantenían, Volkov sería el encargado de buscar a él segundo hijo adoptivo de su jefe, Horacio Pérez, cantante mundialmente reconocido por su extravagante sentido de la moda y la música, pero eso era lo que él mundo sabía de él, no lo que en realidad era, el chico era el arte del engaño y la sensualidad en persona, en muchos países su cabeza y cresta tenían un precio muy elevado y en otros lugares había muerto y revivido más de cinco veces, todo era pleno talento para él, según el mismo, tenia el talento de engañar al ojo humano desde la cuna, y aunque así fuera, tenía un lema propio totalmente inquebrantable, Nunca engañaba a los suyos. Una de sus debilidades era el buen corazón que poseía, sabía que el estar en este mundo no combinaba con su forma de ser, pero no podía evitarlo, y por eso creo ese lema, se rehusaba totalmente a engañar o traicionar a su familia y amigos.
La última vez que Conway vio a su hijo adoptivo fue hace bastante tiempo, y ahora se había enterado que había una magia de principiantes que lo tenía en la mira sin siquiera saber absolutamente nada de lo que podía hacer, obviamente, el de cresta sabía esto, le había dicho a su padre que podía encargarse sólo, pero él mayor había insistido hasta el punto de amenazarlo, lo cual era muy irónico para la situación. El de cresta terminó aceptando la ayuda de su padre y su familia y le dio una ubicación en la que podrían encontrarlo, uno de sus shows, justo en su ciudad.
