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La famosa noche del 31 de octubre era la mejor noche del año para nuestros protagonistas.
Horacio y Gustabo siempre tenían nuevos planes, unos más grandes que otros, para asustar a todos los que osaban salir disfrazados a pedir dulces, eran un Duo peligroso durante esa noche, todos los que conocían a los mejores amigos tenían miedo de que al salir a la calle se encontrasen de cara con un terrorífico payaso con un bate o con cualquiera de las ocurrencias de los chicos. Ambos tenían estilos de asustar diferentes, Gustabo siempre iba a algo más elaborado y planeado, como asustar y perseguir a la gente con disfraces bastante realistas, como el año pasado, habían hacho exactamente eso con un vestuario de zombie. En cambio Horacio, el era más sorpresivo, jamás podías saber con certeza en donde se escondía, ni como vestía, ni nada, simplemente saltaba desde algún lado y te espantaba, el año pasado, había salido de un arbusto con un dizfras de hombre lobo y espanto a un par de niños, que por el miedo habían soltado todos sus dulces.
Y afortunadamente para los amigos y desafortunadamente para las víctimas, este año tenían dos complises nuevos.
Habían conocido a Volkov y a Conway en un árcade del centro comercial de la ciudad, habían entrado a una pequeña competición y los cuatro habían participado, sin terminar ganando nada, pero con amigos nuevos. Gracias a mucho tiempo de charla habían acordado que este año el ruso y el anciano, como los más jóvenes le decian, les acompañarían para hacer un poco de mal.
Y ahí se encontraban, ambos caminando al lado en dirección a la casa del rubio, donde supuestamente se encontrarían para luego ir hacia el lugar donde se conocieron y espantar y robar dulces en el camino.
—¿Que crees que tengan en mente este año? —preguntó el ruso a su amigo mientras seguía camino por la grisacea vereda que marcaba el camino frente a todas las casas.
—No lo se, pero mientras la policía no los atrape esta bien— dijo bromeando, causando las leves risas de ambos.
Siguieron camino hasta un gran tronco de árbol que estaba plantado justo al inicio de la parcela donde el ojiazuo vivía, los dos se detuvieron justo al lado del tronco oscuro y Jack sacó su móvil para enviarle un mensaje a Gustabo indicándole que ya estaban ahí, pero una sorpresa le impidió seguir, ya que Horacio y Gustabo habían esperado justo arriba de ese árbol para asustar a los dos mayores y en ese momento, el de cresta se colgó con sus piernas de la misma rama en la que estaba y dejó caer su cuerpo justo frente ambos mayores.
—¡Buu! —grito de golpe causando que el ruso y el de chaqueta de cuero pegas en un salto hacia atrás junto a unos pequeños gritos por el asombro.
—Me cago en la madre que te parió, ¡Baja de ahí, Anormal de mierda! —le insulto el azabache viendo como el de cresta, aún colgado cabeza abajo, reía todo lo que podía teniendo sangre corriendo hacia su cabeza gracias a la posición invertida, volvió a subir para sujetar sus manos a la rama y descolgar sus pies para bajarlos al suelo aún riendo, el rubio, que también tenía una sonrisa divertida en la cara salto desde arriba.
