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Hoy era un día especial para la pareja de agentes.
Luego del importante reencuentro, luego de años sin saber dónde estaban cada uno, se dispusieron a arreglar las cosas uno con el otro y luego de mucho esfuerzo de parte de ambos, subes y bajas, discusiones y otras cosas, cumplían casi 5 meses de relación y el de cresta quería festejarlo de alguna manera.
Usualmente, en sus aniversarios, ambos salían a comer a algún lugar caro o a hacer cosas que les gustaran a ambos, pero hoy Horacio quería hacer algo especial, y Volkov siempre estaba de acuerdo en todo lo que quisiese su novio, más si era algo especial para él, por lo que lo ayudó a preparar las cosas que se llevarían. Habían tomado prestada una de las camionetas del CNI, una de las que tenía más espacio, también habían conseguido unos cuantos bocadillos y unas frazadas con unas almohadas que habían tomado del departamento que ambos compartían.
Ambos salieron del departamento, Horacio llevando las mantas y los almohadones mientras que el ruso llevaba la comida en una bolsa, riendo internamente al ver a su chico tropezar se pisando de ves en cuando las frazadas que salían de sus manos y se arrastraban por el suelo, cuando lograron bajar por el ascensor sin que Horacio se estampar a contra el suelo por andar tropezando se, bajaron hasta el garage donde tenían la camioneta y abrieron el amplio maletero que había detrás, Volkov ayudó a él chico de cresta a extender las mantas por todo el suelo metálico de la camioneta formando un suelo más cómodo para ambos, Horacio arrojó los cojines dentro hacia cada lado y luego corrió divertido hacia el asiento de copiloto.
Volkov río enternecido por lo infantil del chico y camino lento hacia el asiento de piloto para hacer desesperar un poco al chico.
—Apurate que no vamos a llegarssss—habló rápido el de cresta abriendo la puerta por el cruzando por ensima del otro asiento.
—¿Estas emocionado? —preguntó divertido el ruso subiendo y colocando las llaves en el contacto.
—Estoy emocionado, muy emocionado, te quiero— habló rápido apresurados a tomar la mano pálida del ruso como era costumbre siempre que el contrario manejaba, Volkov no contestó solo llevo su mano a sus labios para dejar un beso en el dorso de esta.
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Cuando el ruso estacionó el vehículo en el Gran y conocido mirador del cartel de Vinehood, Horacio se quito el cinturón de seguridad y pasó por arriba de los asientos con entusiasmo hasta llegar a él maletaro donde parmanecian las mantas que habían puesto y rápidamente se acurrucó entre estas esperando a su pareja con una sonrisa de niño de 4 años en su rostro, amaba los momentos así con Viktor, eran momentos donde ambos podían estar tranquilos y en su ambiente amoroso sin nesesidad de tener que salir corriendo para atender un código 3 o 1.
No tardó mucho en ver la puerta del maletero abrirse hacia arriba dejando ver la fornida y esculpida figura rusa justo frente a él, cubriendo todo el cielo estrellado de la noche.
—Pero vamos a ver—dijo divertido al ver al de cresta estar enroscado, casi atascado con una de las mantas de color gris.
—Entra y deja de quejarte, ruso gruñón—le reprochó divertido viendo como el contrario hacia una expresión simulando indignación.
—¿disculpe? —le contestó con su típica muletilla antes de subirse también a dentro del maletero y colocarse a un costado de Horacio haciéndole cosquillas para que soltarse un poco de la tela que lo cubría.
Cuandi el de cresta dejó de reír y pudo respirar normalmente, le se dio un poco de la tela a su novio y coloco la mitad de su cuerpo arriba de este, dejando su cabeza en su pecho escuchando sus latidos, los largos brazos de Volkov rodearon su espalda y cintura apretando lo contra su cuerpo mientras ambos miraban todas las estrellas del cielo a través de la puerta abierta frente suya.
En ese momento, Volkov recordó que había traído algo que suponía que podría gustarle a Horacio, por lo que estiró su brazo por arriba hasta llegar al asiento trasero y de la bolsa de comida sacó una pequeña cajita que decía 'Pockys'. Horacio levantó la mirada para ver que había tomado su novio y frunció el seño de confusión, el ruso beso su seño fruncido y abrió la cajita de cartón para mostrarle el pequeño palito de chocolate que había dentro, Horacio se lo quito de las manos y lo llevó a su boca para darle una mordida, sintiendo como le brillaban los ojos nate el dulce sabor del bocadillo.
Volkov volvió a reír, Horacio siempre podría alegrarlo en cualquier momento gracias al niño pequeño que llevaba dentro, ese pequeño niño que se emocionaba por sus logros, como cuando lograba terminar bien un atraco, cuando sus ojos brillaban ante la emoción de ver algo o algún momento, como ahora. Era una de las cosas que más le gustaba del chico y no dejaría que nadie apagará esa luz más brillante que el sol que el mismo tenía ahora entre sus brazos.
Era curioso que estuvieran viendo las estrellas mientras que ahora se encontraba recostado con una entre sus brazos, la que podría prácticamente ser tan brillante como el universo entero.
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AAAA YA MAÑANA TERMINAAAA
Les dejo la opción de dejar alguna idea para el día libre que puse el final, tienen alguna??
