Parte 4: Viene por tí.

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Cuando salí de la ducha Hona ya se había comido los crepes y se había quedado de nuevo dormida. Salí hasta la habitación de Calíope, que está al lado, y le toqué a la puerta.

_Calíope: Pasa.

_Yo: Tu hermano viene por tí. Dile que estás trabajando para mí y que no te quieres ir. Mucho menos hablar con él.

_Calíope: ¿No es eso lo que estoy haciendo ya?

_Yo: Calíope bájame la voz, aquí mando yo, no te olvides.

_Calíope: Sí jefe -rueda los ojos-

_Yo: No me hagas enfadar Calíope. Ya sabes las consecuencias.

_Calíope: A lo mejor quiero que me castigues -dijo coqueta-

_Yo: Eso quieres. Al sótano ya.

La cogí del brazo y la baje al sótano.

_Yo: Quítate la ropa.

_Calíope: ¿Por fin me vas a follar? -dijo quitándose la ropa-

Cuando terminó la até en una máquina donde me exponía el culo y la espalda y cogí una vara de madera rígida.

_Yo: Te voy a dar setenta azotes para que sepas quién manda, como comportarte y a no insinuarte. Pareces una puta arrimandote a todo lo que se puede, o crees que no me he enterado que te has follado a la mitad de la mansión. O pequeña ilusa, aquí se viene a trabajar, no ha follar, te di oportunidades y ya terminaste con mi paciencia, el otro día te di el castigo más flojo que te pude dar, ahora verás lo que es un castigo. Cuenta conmigo -dije enfadado-

Le di un azote fuerte.

_Calíope: Uno -dijo adolorida-

_Yo: Si ya te duele el culo con el primer azote espera llegar al setenta. No te vas a poder sentar en un mes. No pierdas la cuenta porque empiezo de nuevo.

Le di su castigo completamente y al décimo azote ya estaba llorando, pero yo no me detuve. Aquí tienen que aprender a respetar, a las buenas o a las malas.

_Yo: Te gustó tu castigo -dije cuando termine-

_Calíope: Sí jefe -dijo llorando-

_Yo: Así me gusta. Los castigos empeorarán si te sigues comportando mal. Ahora sube a tu habitación y no salgas hasta que sea la hora de cenar. Y no te eches crema, es parte de castigo. Y me daré cuenta si te la echas.

Salí de la habitación y subí a mi habitación. Hona seguía durmiendo y a Calíope se le escuchaba llorar por la ventana. Me dirigí al despacho y llene unos cuantos papeles y al rato entro Hona.

_Hona: La chica de al lado está llorando.

_Yo: Lo se, la castigue hace rato.

_Hona: ¿Por.... -la interrumpí-

_Yo: Hablamos de eso después, son muchas cosas y tengo que estar pendiente de esto.

_Hona: Vale. ¿Necesitas ayuda?

_Yo: No gracias, lo tengo todo controlado, puedes ir a dar un paseo o hacer lo que quieras.

_Hona: Este tiempo te ha cambiado -dijo saliendo y cerrando la puerta-

Deje los papeles a un lado y me hice para atrás en la silla.

_Yo: Lo peor es que es verdad -dije mirando a la puerta-

Tocaron a la puerta unos segundos más tarde.

_Yo: Pase.

_María: No crees que te pasaste un poco con el castigo de Calíope.

_Yo: Tiene lo que se merece. No sé porque la defiendes tanto.

_María: Le diste setenta veces, con tu fuerza. Te recuerdo que la ira te hace ser más fuerte.

_Yo: Lo se perfectamente María, que nos hayamos criado juntos no significa que lo sepas todo de mí, además lo que hace no es apropiado. ¿Sabes que se estaba acostando con la mitad del equipo? No puedo dejarla hacer eso. Incumple mis normas, incumple su trabajo y yo a personas así no quiero. Esta aquí gracias que su hermano sufre, porque si no, aquí no estaría.

_María: Es normal que actúe así. Por eso mismo, está secuestrada con libertad.

_Yo: Basta María, no quiero castigarte. Se hacen las cosas como yo diga y punto. Para eso soy el jefe.

_María: Su pérdida te marcó y su llegada aún más.

_Yo: María -dije amenazador-

_María: Nos vemos en la cena -dijo eso y salió-

Continúe con mis papeles y a la hora bajé a cenar, me senté al lado de Hona y de María. Calíope no estaba por ningún lado, que pena, me gustaría ver cómo quedó. Terminamos de cenar cogí un plato y se lo llevé a Calíope.

Le toqué la puerta y entré.

_Yo: Te traje comida. No te vi en la cena.

_Calíope: Lo se, no fui -dijo boca abajo en la cama-

_Yo: Vamos a hablar.

_Calíope: ¿De qué quieres hablar? -dijo girando la cabeza-

_Yo: De tu actitud. No puedes estar acostándose con el personal, mucho menos insinuárte, ni a ellos ni a mí, ellos tienen esposas e hijos y yo tengo novia. Si tienes un calentón te compras un vibrador. No voy a tolerar este comportamiento, a la próxima te quedarás en el sótano hasta que te puedas ir para siempre. Aquí estás solo para que tu hermano sufra. Te dejo trabajar para que al menos hagas algo, te cuido bien para que después no te estés muriendo. Al menos haz algo bien.

_Calíope: Sí jefe.

_Yo: ¿Todavía te duele?

_Calíope: Me hiciste sangre. Tengo heridas abiertas y encima no puedo ponerme crema.

_Yo: Te hechas crema por la mañana. Ahora ve a dormir.

_Calíope: Sí jefe.

Salí de la habitación y fui a la mía.

_Hona: ¿Pudiste terminar todo?

_Yo: Si amor. Ahora vamos a dormir.

Pasaron unos días y Hona ya se encontraba mejor. Gracias a los médicos que le han proporcionado medicamentos y a los cuidados. Poco a poco volvía a ser la Hona de antes.

_Yo: Deberíamos de ir a dormir. Ya es tarde. Mañana continuamos viendo la serie.

_Hona: Y si... -se puso a horcajadas-

_Yo: ¿Estás segura? -asintío-

_Hona: Sí.

Me bajó los boxers y se introdujo mi pene por su culo. Gimió, me dio un beso y le puse las manos en sus caderas.

_Hona: Te necesitaba tanto. Te amo.

_Yo: Y yo amor. Te amo.

Empezó a subir y bajar lentamente y después más rápido.

_Yo: Joder Hona, me haces sufrir.

_Hona: Sufrir no, que lo disfrutes sí ¿O me vas a decir que no?

_Yo: Sí -dije gimiendo-

En unos intensos minutos ya solo se escuchaban nuestros gemidos y nuestros jadeos hasta que terminamos en un intenso orgasmo.

_Yo: Te amo.

_Hona: Yo más.

Luz de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora