4 meses habían pasado desde que salimos de ese concurso que nos cambió la vida por completo a todos, a los 16, esas personas que me llevaría conmigo para siempre.
4 meses después estábamos en Madrid a punto de abrir el pisito nuevo que habíamos alquilado Flavio y yo para vivir durante nuestra estancia aquí, era una tontería vivir en pisos diferentes si íbamos a estar más en un piso que en el otro porque lo que estaba claro era que, íbamos a pasarnos el día juntos, el no había encontrado nadie para vivir y yo tampoco entonces ¿por qué no mudarnos juntos? Era mi pareja, pero a parte era mi mejor amigo también.
4 meses después allí estábamos frente a la puerta de nuestro nuevo pisito en el que intuyo que viviremos cosas muy bonitas juntos.
-¿Quien abre? ¿Tu o yo?
Dije sosteniendo las llaves con mi mano derecha y enseñándole la llave.-Venga, tu, te doy el honor.
Me dijo riéndose y yo me acerqué a la cerradura metiendo la llave pero antes de girarla para abrir la puerta me diré hacia el.-Antes de todo, quiero que sepas que estoy muy contenta de vivir y que te quiero mucho.
-Yo te quiero mucho más, pero por dios abre la puerta que no puedo más con estas bolsas.
Me dijo sosteniendo 5 bolsas llenas de sábanas, toallas y más cosas.-Que poco romántico eres hijo.
Dije abriendo la puerta para por fin, entrar a nuestra casa.El soltó una carcajada y entro detrás mía dejando todas las bolsas en el suelo para lanzarse a mi y abrazarme mientras caímos en el pequeño sofá que había justo a la entrada.
-Te quiero, te quiero, te quiero.
Dije echandose encima de mi y dándome mil besos por todos los rincones de mi cara.-Flavioo, para.
Le dije sin poder aguantarme la risa y estallando en carcajadas mientras el seguía su recorrido de besos por toda mi cara, bajando hasta el cuello.-¿No decías que no era romántico?
Dijo levantando su cabeza de mi cuello y retirandome un par de mechones que tenía esparcidos por mi cara.-Lo retiro pero quítate de encima por favor.
Le dije cuando pude hablar después del ataque de risa que me había dado.El me hizo caso y se levantó de encima de mi para luego cogerme de la mano y levantarme del sofá para ir a ver nuestro piso.
Me abrazo por la espalda y así fuimos recorriendo cada espacio de la casa, eramos un cuadro, pero mi mejor cuadro.
Primero vimos el salón que era bastante espacioso, tenía dos sofás grandes, una mesita de cristal en medio y en frente una estantería con una tele encima, tenía un ventanal por el que entraba muchísima luz lo que le hacía a la casa tener muchísima iluminación. Había un rincón vacío que iba a tardar poco en estarlo porque Flavio iba a colocar el piano allí.
Luego fuimos hacia la que sería nuestra habitación, tenía una cama de matrimonio en medio, dos mesitas de noche a los lados con cuadros viejos de los anteriores inquilinos que no íbamos a tardar en cambiar por fotos nuestras, tenía un armario empotrado y un espejo bastante bonito. Luego pasamos por la cocina, era pequeña, pero acogedora, tenía una mesa de madera justamente en medio, y varios muebles alrededor de la vitrocerámica, en fin, lo normal de una cocina. Y por último pasamos por el baño, que tenía un espejo bastante grande y un plato de ducha que era bastante bonito.
Dejamos las cosas más o menos colocadas y decidimos ir a darnos un paseo por Madrid, para conocer el barrio un poco, nos cambiamos de ropa y cogimos las llaves y algo de dinero para comer fuera ya que no teníamos todavía para para cocinar en la casa.